Desde los inicios de la Iglesia, los profetas del Señor nos han advertido en repetidas ocasiones que evitemos la esclavitud de las deudas. Uno de los grandes peligros de las deudas es el interés que las acompaña. Cuando sea necesario contraer una deuda, tal como una cantidad razonable para comprar una vivienda modesta o para finalizar nuestra educación, debemos esforzarnos por pagarla lo antes posible.
Información adicional
La publicación de la Iglesia Leales a la fe, ofrece los siguientes consejos adicionales con respecto a las deudas:
“Hay algunas formas de crédito, como las tarjetas de crédito, que tienen un interés particularmente elevado. Una vez que contraiga una deuda, se dará cuenta de que el interés no tiene misericordia. Sigue acumulándose, sin importar en la situación que se encuentre—ya sea que tenga empleo o no, que tenga buena salud o esté enfermo. No desaparece hasta que la deuda quede pagada. No se deje engañar por los ofrecimientos de crédito aunque éstos hagan que las deudas parezcan atractivas al prometer bajos intereses o ningún interés durante cierto tiempo”.
“Tenga presente su situación económica. Sea disciplinado en las compras y evite las deudas hasta donde pueda. En la mayoría de los casos, podrá evitarlas si administra en forma prudente sus recursos. Si contrae deudas, por ejemplo una cantidad razonable para comprar una casa modesta o para finalizar su educación, esfuércese por pagarlas lo antes posible y librarse de esa esclavitud. Cuando haya pagado las deudas y acumulado algunos ahorros, estará preparado para las tormentas económicas que podrían sobrevenirle. Tendrá un refugio para su familia y paz en el corazón” (58).
—Véase Leales a la fe, 2004, págs. 57–58