La noche de hogar es un tiempo para fortalecer los lazos familiares. Lo logramos al aprender el Evangelio juntos, escuchar los sentimientos, pensamientos e ideas de los demás y disfrutar de actividades juntos. Suele llevarse a cabo el lunes por la noche.
La práctica del aprendizaje del Evangelio en el hogar comenzó con Adán y Eva (véase Moisés 6:57), y ha continuado a lo largo de las generaciones que siguieron, a medida que los profetas aconsejaron a los padres que enseñaran a sus hijos a amar a Dios y a seguir Sus vías (véase Deuteronomio 6:5–7; Efesios 6:4).
La noche de hogar es un tiempo para disfrutar unos con otros y divertirse juntos. Por medio de actividades sencillas —juegos, servicio, compartir talentos, visitar sitios locales de interés— las familias crean lazos y fortalecen la unidad.
La noche de hogar es para todos. Las parejas recién casadas, los padres y madres con hijos, los padres o madres solos con hijos, las parejas que no tienen hijos en el hogar, los adultos solteros en grupos de noche de hogar, y quienes viven solos o con compañeros de dormitorio, todos pueden ser bendecidos por llevar a cabo la noche de hogar.
Los profetas han prometido grandes bendiciones a quienes siguen este consejo, además de mayor fe en el corazón de los jóvenes, mayor capacidad para resistir la tentación y mayor paz, amor y armonía en el hogar.
El presidente Thomas S. Monson ha dicho: “Nadie puede permitirse desatender este programa inspirado que brinda crecimiento espiritual a cada miembro de la familia y le ayuda a resistir las tentaciones que hay por todas partes. Las lecciones que se aprenden en el hogar son las que perduran”.
- Thomas S. Monson, “Verdades constantes para tiempos cambiantes”, Conferencia General de abril de 2005.