El Espíritu Santo es el tercer miembro de la Trinidad. Es un personaje de espíritu, sin un cuerpo de carne y huesos. A menudo se le llama el Espíritu, el Santo Espíritu, el Espíritu de Dios, el Espíritu del Señor o el Consolador.
Información adicional
Funciones del Espíritu Santo
El Espíritu Santo trabaja en perfecta unión con el Padre Celestial y Jesucristo, y desempeña varias funciones para ayudarnos a vivir en rectitud y recibir las bendiciones del Evangelio.
Él “da testimonio del Padre y del Hijo” (2 Nefi 31:18) y revela y enseña “la verdad de todas las cosas” (Moroni 10:5). Podemos recibir un testimonio seguro del Padre Celestial y de Jesucristo sólo mediante el poder del Espíritu Santo. Su comunicación con nuestro espíritu es mucho más certera que cualquier comunicación que podamos recibir mediante nuestros sentidos naturales.
A medida que nos esforcemos por seguir el sendero que lleva a la vida eterna, el Espíritu Santo nos guiará en nuestras decisiones y nos protegerá de los peligros físicos y espirituales.
Por medio de Él podemos recibir dones del Espíritu que nos beneficien a nosotros y a los que amamos y servimos (véase D. y C. 46:9–11).
Él es el Consolador (Juan 14:26). Así como la dulce voz de un padre amoroso es capaz de calmar el llanto de un niño, los susurros del Espíritu pueden aplacar nuestros miedos, acallar las constantes inquietudes de nuestra vida y consolarnos en la aflicción. El Espíritu Santo nos puede llenar “de esperanza y de amor perfecto” y [nos}enseña “las cosas apacibles del reino” (Moroni 8:26; D. y C. 36:2).
Por medio de Su poder, somos santificados a medida que nos arrepentimos, recibimos las ordenanzas del bautismo y la confirmación, y nos mantenemos fieles a nuestros convenios (véase Mosíah 5:1–6; 3 Nefi 27:20; Moisés 6:64–68).
Es el Santo Espíritu de la Promesa (véase Efesios 1:13; D. y C. 132:7, 18–19, 26). En tal función, Él confirma que las ordenanzas del sacerdocio que hemos recibido y los convenios que hemos concertado son aceptables para Dios. Esta aprobación depende de nuestra fidelidad continua.
El don del Espíritu Santo
Todas las personas que buscan la verdad sinceramente pueden sentir la influencia del Espíritu Santo, guiándoles hacia Jesucristo y Su evangelio. No obstante, la plenitud de las bendiciones que se otorgan mediante el Espíritu Santo están disponibles sólo para quienes reciban el don del Espíritu Santo y se conserven dignos.
Después que una persona se bautiza en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, uno o más poseedores del Sacerdocio de Melquisedec colocan las manos sobre la cabeza de dicha persona y, en una ordenanza sagrada del sacerdocio, la confirman como miembro de la Iglesia. Como parte de esta ordenanza llamada confirmación, a la persona se le otorga el don del Espíritu Santo.
El don del Espíritu Santo es algo distinto de la influencia del Espíritu Santo. Antes del bautismo, toda persona puede sentir la influencia del Espíritu Santo de vez en cuando y recibir un testimonio de la verdad mediante tal influencia. Después de recibir el don del Espíritu Santo, la persona tiene derecho a la compañía constante de dicho miembro de la Trinidad si es que guarda los mandamientos.
Véase también Bautismo; Dones espirituales; Imposición de manos; Revelación; Trinidad
—Véase Leales a la fe, 2004, págs. 72–74
Referencias de las Escrituras
Materiales adicionales para el estudio
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“Espíritu Santo”
Guía para el Estudio de las Escrituras, págs. 67-68 -
“La influencia del Espíritu Santo”
Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: Brigham Young, Capítulo 10 -
“Cómo buscar la compañía del Espíritu Santo”
Mujeres Jóvenes, Manual 1, Lección 4 -
“Los primeros principios y ordenanzas del Evangelio”
Doctrina y Convenios y la Historia de la Iglesia, Doctrina del Evangelio: Manual para el maestro, Lección 7 -
“El don del Espíritu Santo”
Gospel Fundamentals, Chapter 16 -
“Espíritu Santo”
Guía para el Estudio de las Escrituras -
“El don del Espíritu Santo”
Deberes y bendiciones del sacerdocio, Parte A, Lección 30 -
“Los primeros principios y ordenanzas del Evangelio”
Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: Harold B. Lee, Capítulo 4 -
“El Espíritu Santo”
Véase enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith, Capítulo 8 -
“Los primeros principios y ordenanzas del Evangelio”
Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: David O. McKay, Capítulo 21 -
“La compañía del Espíritu Santo”
Sacerdocio Aarónico—Manual 2, Lección 4 -
“El Espíritu Santo”
Sacerdocio Aarónico—Manual 3, Lección 17 -
“Espíritu Santo”
Encyclopedia of Mormonism -
“El don del Espíritu Santo”
La Mujer Santo de los Últimos Días, Parte A, Lección 4 -
“El don del Espíritu Santo”
Principios del Evangelio, Capítulo 21