Cualquier persona que haya escuchado música comprende bien el impacto que puede tener sobre la mente y el espíritu. La música positiva e inspiradora puede provocar sentimientos de felicidad y paz. Los himnos de la Iglesia forman una parte muy importante de los ritos de adoración e invitan la presencia del Espíritu de Dios. Pueden ayudar especialmente al control de los pensamientos. Por otra parte, música negativa y malsana puede motivar pensamientos y comportamientos no apropiados. Al igual que con otros tipos de medios, se recomienda a los miembros de la Iglesia que sean cuidadosos con sus preferencias musicales.
Información adicional
El folleto “Para la Fortaleza de la Juventud”, una publicación para hombres y mujeres jóvenes, contiene el siguiente consejo sobre la música, que puede ser de aplicación universal:
“La música es una parte importante y poderosa de la vida; puede ser una influencia para bien que sirve para acercarte a tu Padre Celestial. Sin embargo, también se puede utilizar para propósitos perversos. La música inapropiada podría parecer inofensiva, pero puede tener efectos nocivos en tu mente y tu espíritu.
“Elige con cuidado la música que escuchas; presta atención a lo que sientes cuando estás escuchando. No escuches música que aleje el Espíritu, que fomente la inmoralidad, que ensalce la violencia, que utilice lenguaje grosero u ofensivo, o que promueva el satanismo u otras prácticas perversas” (“La Música y el Baile”, pág. 20).
Referencias de las Escrituras
Materiales adicionales para el estudio
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“La música y el baile”
Para la fortaleza de la juventud, págs. 20