En junio de 1978, el presidente Spencer W. Kimball recibió una revelación para extender la ordenación del sacerdocio a todo hombre digno de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (
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Desde tiempos bíblicos el Señor siempre designó, por medio de Sus profetas, quiénes podían recibir el sacerdocio y otras bendiciones del Evangelio. Entre las tribus de Israel, por ejemplo, sólo a hombres de la tribu de Leví se les confería el sacerdocio y se les permitía oficiar en ciertas ordenanzas. Del mismo modo, durante el ministerio terrenal de Jesucristo se limitaron las bendiciones del Evangelio a los judíos. El Evangelio y el sacerdocio se extendieron a otras personas sólo tras una revelación recibida por el apóstol Pedro ( véase Hechos 10:1–33; 14:23; 15:6–8).
Tras la revelación dada al Presidente Kimball en 1978, se hace ahora extensible el sacerdocio a todos los hombres dignos de la Iglesia, sin considerar su raza u origen étnico (véase Declaración Oficial―2). Los líderes del sacerdocio entrevistan a todo candidato para ordenación, a fin de asegurar que éste comprende y acepta vivir conforme a los principios de rectitud establecidos (véase Doctrina y Convenios 84:33–44; 121:34–46).