Durante su ministerio terrenal, Jesucristo dedicó su vida a servir y ayudar a los demás. Los verdaderos discípulos de Jesucristo hacen lo mismo. El Salvador dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros” (
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Los que se bautizan hacen convenio de tomar sobre sí el nombre de Jesucristo. El profeta Alma explicó este convenio a un grupo de conversos que deseaban bautizarse. Alma observó que su deseo de “entrar en el redil de Dios” incluía una disposición a prestar servicio, a “llevar las cargas los unos de los otros para que sean ligeras” a “llorar con los que lloran” y a “consolar a los que necesitan de consuelo” (Mosíah 18:8–9).
El Salvador es el mejor ejemplo de servicio. Incluso cuando vino a esta tierra como el Hijo de Dios, sirvió con humildad a los que le rodeaban. El Salvador declaró: “yo estoy entre vosotros como el que sirve” (Lucas 22:27).
El Salvador recurrió a una parábola para enseñar la importancia del servicio. En dicha parábola, les habló de su regreso a la tierra en gloria y de la separación de justos e inicuos. En la parábola, le dice a los justos: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí” (Mateo 25:34–36).
Los justos, perplejos por esta afirmación, le preguntan: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos?, ¿o sediento y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos?, ¿o desnudo y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?” (Mateo 25:37–39).
Entonces, el Señor les responde: “En cuanto lo hicisteis a uno de éstos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40).
Las oportunidades de servicio al prójimo son ilimitadas. Las palabras y las acciones amables pueden aliviar las cargas y alegrar los corazones. El compartir el Evangelio es un gran servicio con repercusiones eternas. Una clave verdadera para la felicidad consiste en trabajar por la felicidad de los demás.
Véase también Amor; Caridad
—Véase Leales a la fe, 2004, págs. 182–183
Referencias de las Escrituras
Materiales adicionales para el estudio
-
“El servicio”
Principios del Evangelio, Capítulo 28 -
“Servicio”
Guía para el Estudio de las Escrituras -
“Amor, caridad y servicio”
La Mujer Santo de los Últimos Días, Parte A, Lección 8 -
“El amor y el servicio”
Deberes y bendiciones del sacerdocio, Parte A, Lección 33 -
“El benigno y fiel servicio del sacerdocio”
Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: Harold B. Lee, Capítulo 10 -
“La naturaleza divina del servicio a los demás”
Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: David O. McKay, Capítulo 19 -
“El servicio en la Iglesia”
Véase enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith, Capítulo 38 -
“El servicio en la Iglesia”
Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: John Taylor, Capítulo 18