Familias monoparentales


La Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles han enseñado que “el matrimonio entre el hombre y la mujer es ordenado por Dios y que la familia es la parte central del plan del Creador para el destino eterno de Sus hijos” (“La Familia: Una proclamación para el mundo”, Liahona, octubre de 2004, pág. 49). Aunque ésta es la unidad ideal, muchos miembros de la Iglesia atraviesan gran variedad de circunstancias, incluyendo familias que tienen sólo a la madre o al padre. Dios ha dado el Evangelio de Jesucristo para bendecir a todos Sus hijos, sin excepción, sin importar la situación familiar en la que se encuentren.

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Debido a distintas circunstancias (como la muerte, el divorcio o la separación), muchos miembros forman parte de familias que tienen sólo a la madre o al padre. Sin importar la situación familiar, todos los miembros de la Iglesia tienen derecho a recibir las bendiciones del Evangelio de Jesucristo. La organización y el hermanamiento de la Iglesia proporcionan muchas personas que están dispuestas y preparadas a ayudar a padres e hijos y fortalecerlos en el Evangelio.

Dirigiéndose a los padres solteros, el presidente Hinckley dijo:

“Ése es un deber solitario, pero no tienen que estar completamente solos. Hay muchas personas, hay muchos en esta Iglesia que podrían extender una mano hacia ustedes con delicadeza y comprensión. Ellos no desean entrometerse donde no se les necesite, sino que su interés es genuino y sincero, ellos se bendicen a sí mismos a la vez que los bendicen a ustedes y a sus hijos. Acepten su ayuda, ellos tienen que brindarla por el bien de ellos y por el de ustedes.

“Contamos con miles de buenos obispos en la Iglesia, miles de buenos líderes de quórum, miles de mujeres maravillosas de la Sociedad de Socorro y maestros orientadores y maestras visitantes. Ellos son sus amigos, el Señor los ha dispuesto para que les brinden a ustedes su fortaleza y les ayuden. Y nunca olviden que el Señor mismo es una fuente de fortaleza mayor que cualquier otra” (“To Single Adults”, Ensign, junio de 1989, pág. 74).