Templos


Los templos son literalmente casas del Señor, son lugares santos de adoración donde las personas hacen convenios sagrados con Dios. Puesto que el hacer convenios con Dios constituye una seria responsabilidad, las personas no pueden entrar en el templo para recibir sus investiduras o sellarse en matrimonio por la eternidad mientras no se hayan preparado plenamente y hayan sido miembros de la Iglesia por al menos un año. A lo largo de la historia, el Señor ha mandado a Su pueblo construir templos. La Iglesia los construye por todo el mundo para permitir que sus bendiciones estén al alcance de un mayor número de los hijos de nuestro Padre Celestial.

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Lugares de aprendizaje

Los templos son lugares de aprendizaje cuyo propósito principal es proporcionar las ordenanzas necesarias para permitir que los hijos de Dios regresen a morar con Él. Las ordenanzas del templo permiten que recibamos las máximas bendiciones que se hallan disponibles a través de la expiación de Jesucristo. Todo lo que hacemos en la Iglesia —las reuniones y actividades, la obra misional, las lecciones que se imparten y los himnos— está encaminado hacia la obra que se hace en los santos templos.

Una ordenanza que se recibe en el templo es la investidura. La palabra investidura significa “don”, y la investidura del templo es en verdad un don de Dios. La ordenanza consta de una serie de instrucciones y comprende convenios de vivir rectamente y cumplir los deberes del Evangelio. La investidura se centra en el Salvador, Su función en el plan de nuestro Padre Celestial y el compromiso personal de cada miembro de seguirle.

Otra ordenanza del templo es el matrimonio celestial, en la cual el esposo y la esposa son sellados por la eternidad. El sellamiento que se realiza en el templo continúa para siempre, si el esposo y la esposa son fieles a los convenios que han hecho.

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Materiales adicionales para el estudio