Animar a sus hijos

Por Amie Leavitt
Fatherhood

Cómo reconocer y alentar los logros auténticos de sus hijos

Cuando los corredores de larga distancia sufren agotamiento y fatiga muscular, a veces lo único que los mantiene avanzando hacia la meta son las palabras de aliento que se oyen desde los costados: “¡Sigue adelante!”, “¡Tú puedes hacerlo!”, “¡Te apoyamos!”.

Del mismo modo, los hijos se benefician enormemente del ánimo entusiasta a medida que se esfuerzan por alcanzar sus metas.

Aquí hay algunas maneras en que los padres pueden animarlos.

1. Aplaudir su esfuerzo

Los niños y jóvenes necesitan reconocimiento durante todo su trayecto, no solo cuando hayan alcanzado una meta. Si su hijo está aprendiendo una nueva canción en el piano, ofrézcanle palabras de aliento y busquen algo qué elogiar sobre la forma en que toca las teclas diariamente. Eso podría ser difícil cuando hayan escuchado la misma pieza musical quinientas veces, pero algo tan sencillo como “Estoy muy orgulloso de ti por no rendirte y esforzarte tanto por aprender las notas” envía el mensaje correcto y anima a su hijo a seguir intentándolo.

2. Dar elogios genuinos y específicos

A veces le decimos a un hijo: “Buen trabajo”, “Lo hiciste muy bien” o “Eres genial”, pero es mucho más eficaz elogiar de manera específica. Traten de decir algo como: “Practicaste en el piano todos los días. Me doy cuenta de que tu precisión realmente está mejorando. ¡Buen trabajo!”.

O bien, “Sé que perdieron el partido, pero estoy muy orgulloso de lo bien que jugaste como defensa. Hiciste dos grandes atajadas en el segundo tiempo. Eso fue asombroso”.

El elogio específico comunica a un hijo que ustedes valoran sus esfuerzos lo suficiente como para darle toda su atención y luego notar sus logros. Eso hace que un hijo se sienta importante, amado y respetado. Y dado que su hijo busca su aprobación en todas las cosas, sus elogios genuinos y específicos son aún más significativos y motivadores.

Además, el elogio específico aumenta la probabilidad de que su hijo acuda a ustedes en busca de guía cuando sea necesario. Habrá aprendido que ustedes esperan que él tenga éxito y que valoran sus logros, y los verá como personas que pueden dirigirlo hacia otra victoria personal.

3. Reconocer los pequeños logros

No se lograrán todas las metas. A veces las cosas no salen como planeamos; pero incluso en esos casos, debemos celebrar lo que se logró. Supongamos que sus hijos se ponen como meta mantener limpia su habitación todos los días durante toda una semana. Si solo lo consiguen cinco de los siete días, no califiquen su logro como un fracaso ni los regañen porque no fueron perfectos. Celebren y reconozcan lo que sí hicieron: “Cinco días de siete. Eso es una gran mejora. ¡Bien hecho!”.

Criticarlos no inspirará un mejor comportamiento; incluso podría generar resentimiento, especialmente si sus hijos realmente se están esforzando.

Por otro lado, el responder con amor permite que sus hijos se sientan bien en cuanto a sus esfuerzos mientras los animan a seguir intentándolo.

Cuando vuelvan a intentar una meta de mantener limpio su cuarto y la logren, podrán sentir el confeti interior, la fanfarria y los fuegos artificiales que se reciben cuando las personas logran lo que se propusieron hacer. En otras palabras, su tierno y amoroso reconocimiento de los pequeños logros les está enseñando una motivación intrínseca, la cual necesitarán a lo largo de su vida para lograr sus metas por su cuenta.

Si su hijo no está poniendo empeño, busquen guía con espíritu de oración sobre la mejor manera de ayudarlo.

4. Confiar en el Salvador

También es importante ayudar a sus hijos a darse cuenta de que la mayor fuente de aliento amoroso proviene del Salvador Jesucristo. Cuando enfrentamos fracasos, desilusiones u obstáculos, el Salvador brinda consuelo y paz amorosos (véase Juan 14:16, 27) si nos volvemos a Él. Gracias a Su vida y a Su expiación infinita, Él comprende todo lo que sus hijos están pasando: sus esfuerzos, desafíos, éxitos y sentimientos de desilusión.

Al compartir con sus hijos las enseñanzas, el ministerio y el ejemplo del Salvador, les ayudará a confiar “íntegramente en los méritos de aquel que es poderoso para salvar” (2 Nefi 31:19) tanto en los tiempos buenos como en los difíciles.