Padres y líderes: Trabajar juntos para forjar la fe

Men talking together

Ser padre o madre puede ser completamente intimidante. Además de mantener vivos a los pequeños seres humanos y enseñarles a ser adultos funcionales, la tarea de ayudarlos a construir un escudo de fe para protegerse de los “dardos de fuego del maligno” (Efesios 6:16) parece abrumadora.

Como dijo el presidente Boyd K. Packer: “Este escudo de la fe no se fabrica en una armería, sino en casa”1.

¡Nada estresante!, ¿cierto? Por fortuna, nuestros hijos también tienen a un Padre Celestial perfecto. Y cuando se trata de preparar esos escudos enormes para nuestros pequeños seres humanos, Él nos ha dado un beneficio crucial: los líderes de la Iglesia. Los entrenadores, maestros y otros mentores de sus hijos pueden y deben desempeñar una función considerable y maravillosa al ayudar a sus hijos a crecer. Pero los líderes de la Iglesia difieren de esos adultos en la vida de sus hijos por una sencilla razón: los líderes de la Iglesia son llamados por revelación. Aunque los padres tienen el derecho principal de recibir revelación para sus hijos, ¡los líderes de la Iglesia también pueden recibir revelación para ayudar a los niños y jóvenes a aprender y crecer!

Proporcionar modelos de conducta

Los líderes de la Iglesia pueden influir e inspirar a sus hijos mediante el ejemplo. Entre las líderes de una joven se encontraban: una ama de casa, una doctora que equilibraba el trabajo en una clínica con criar a su familia y una maestra que se reincorporaba a la fuerza laboral ahora que sus hijos eran adolescentes. Esas líderes, todas fieles pero diferentes, ayudaron a la joven a pensar en posibilidades para sus propias metas de vida.

Está permitido pedir ayuda

La nueva guía para padres y líderes indica a los líderes que su función principal es “ayud[ar] a los padres”2. Eso significa que los padres pueden pedir ayuda a los líderes. Entonces, ¿con qué les gustaría recibir ayuda? ¿Cómo podrían los líderes de la Iglesia apoyar mejor a sus hijos? ¿Qué desean que sus hijos experimenten y aprendan en las clases y las actividades?

Lo repetiremos por si alguien no lo escuchó bien: los líderes que sus hijos tienen en la Iglesia están allí para ayudarlos. Ustedes pueden y deben solicitar su ayuda. Hay muchas maneras en que los padres y los líderes pueden trabajar juntos. Estos son solo tres ejemplos:

Deliberar en consejo: Un joven tenía dificultades para decidir entre trabajar o asistir a la escuela. Su padre habló con él sobre el dilema, pero también lo animó a hablar con un líder de confianza. El joven le pidió consejo a su líder, lo cual lo ayudó a tomar su decisión.

Enseñar una habilidad: Una joven quería aprender a hornear pan, una habilidad que su madre no tenía. Juntas, hablaron con una líder que sabía hornear pan, y la joven aprendió de ella. ¿Hay algún líder que pueda ayudar a su hijo a alcanzar una meta o aprender una nueva habilidad? Esto puede tener como beneficio adicional el ayudar a su hijo a acudir a otros adultos de confianza y obtener autonomía y resiliencia a medida que avanza hacia la edad adulta.

Motivación: Cuando una mujer joven tuvo dificultades con su autoestima, su madre les pidió a sus líderes que le enviaran mensajes de motivación. Esos mensajes alentaron a la joven en un momento en el que se sentía muy sola. Los líderes pueden ver las cualidades de su hijo y comentar con usted los puntos fuertes que noten.

Deliberar en consejo

“Venid ahora […] y razonemos juntos”, dijo Isaías (Isaías 1:18). El razonamiento juntos, o sea la deliberación en consejo, puede ser la clave de una relación vibrante y sinérgica entre los padres y los líderes de la Iglesia. Tomen la iniciativa para deliberar en consejo con los líderes y maestros de su hijo. Tengan cuidado de no defraudar la confianza o avergonzar a sus hijos, pero hablen con los líderes, ya sea en el pasillo, por medio de mensajes de texto o de la manera que prefieran. Ellos pueden ser recursos poderosos.

Conforme los padres y los líderes trabajen juntos, podemos ayudar a nuestros hijos a forjar un escudo de fe que llevarán consigo cada día de su vida.

Notas

  1. Boyd K. Packer, “La armadura de la fe”, Liahona, julio de 2003, pág. 16, LaIglesiadeJesucristo.org.
  2. Niños y jóvenes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días: Una guía introductoria para padres y líderes (cuadernillo, 2019), págs. 11–13.