Con el Señor, todos los días son días de partido.
Los atletas se preparan para un partido al entrenar, practicar y acondicionarse constantemente. Del mismo modo, nos preparamos para luchar contra la tentación y, con el tiempo, para reunirnos con nuestro Padre Celestial al orar, estudiar las Escrituras y vivir con rectitud todos los días. Satanás no se toma ningún día libre y nosotros tampoco debemos hacerlo.