El propósito del Salvador y de Sus mandamientos, la razón por la que el Padre Celestial envió a Jesucristo a vivir y morir por nosotros, es que Dios desea que volvamos a vivir con Él algún día.
Como nos recuerda esta canción, Él nunca está demasiado lejos, aunque no seamos perfectos. ¡Podemos seguir intentándolo y esperar con anhelo el momento en que volvamos a ver Su rostro!
Aquí tienes la letra.
“Un hijo soy de Dios”
Veo a Dios que me bendice (me bendice)
y nunca entenderé que me ame Él así.
Lo sé, no soy perfecto (perfecto),
y pese a mi actitud, no se alejará de mí.
Me escucha cada vez que voy a orar.
Le importa todo lo que tengo que contar.
Su Hijo Él envió, murió por mí
y así podré con Él morar.
[Estribillo]
Un hijo soy de Dios.
Su imagen tengo.
En mí hay parte
de Su gran poder.
Podré ser como Él.
Todo lo que haré,
lo hizo el Salvador.
Un hijo soy de Dios.
Un hijo soy de Dios.
Con lo que diga y haga (diga y haga)
gran gozo Él sentirá.
Espera que yo sea fiel.
Limpio y puro yo seré,
el error corregiré
y Su faz al fin veré.