Capítulo 43
Las señales de la Segunda Venida
Jesucristo volverá a la tierra
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¿Cuáles son algunas de las señales de la Segunda Venida?
El Salvador dijo a José Smith: “porque con poder y gran gloria me revelaré desde los cielos… y moraré en rectitud con los hombres sobre la tierra mil años, y los malvados no permanecerán” (D. y C. 29:11; véanse también los capítulos 44 y 45 de este libro). Jesús nos ha dicho que ciertas señales y acontecimientos nos advertirán que el momento de Su segunda venida está cerca.
Por miles de años, los seguidores de Jesucristo han estado esperando con ansiedad la Segunda Venida como una época de paz y gozo; pero antes de que el Salvador venga, los habitantes de esta tierra pasarán grandes pruebas y calamidades. Nuestro Padre Celestial desea que estemos preparados para enfrentar esas dificultades y también espera que estemos espiritualmente preparados cuando el Salvador venga en Su gloria; es por ello que nos ha dado señales, que son acontecimientos que nos indicarán cuando la segunda venida del Salvador esté cerca. A través de todas las eras, Dios ha revelado esas señales a Sus profetas y ha dicho que todos los seguidores fieles de Cristo sabrán cuáles son esas señales y las estarán esperando (véase D. y C. 45:39). Si somos obedientes y fieles, estudiaremos las Escrituras y conoceremos esas señales.
Algunas de las señales que predicen la segunda venida de Jesucristo ya han tenido lugar, otras se están cumpliendo en la actualidad y habrá más que se cumplirán en el futuro.
Iniquidades, guerras y disturbios
Muchas de las señales son aterradoras y espantosas. Los profetas han advertido que la tierra experimentará grandes disturbios, iniquidad, guerras y sufrimiento. El profeta Daniel dijo que en la época precedente a la Segunda Venida habrá un período de angustia como nunca antes lo ha habido sobre la tierra (véase Daniel 12:1). El Señor dijo: “Y el amor de los hombres se enfriará, y abundará la iniquidad” (D. y C. 45:27). “Y todas las cosas estarán en conmoción; y… el temor vendrá sobre todo pueblo” (D. y C. 88:91). Podemos esperar terremotos, enfermedades, hambre, grandes tempestades, relámpagos y truenos (véase Mateo 24:7; D. y C. 88:90); habrá tormentas de granizo que destruirán las cosechas de la tierra (véase D. y C. 29:16).
Jesús dijo a Sus discípulos que las guerras cubrirían la tierra: “Y oiréis de guerras y de rumores de guerras… Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino…” (Mateo 24:6–7). El profeta José Smith dijo: “…no se desalienten cuando les hablamos de tiempos peligrosos, porque pronto sobrevendrán, pues se aproximan la espada, el hambre y la pestilencia. Habrá grandes destrucciones sobre la faz de esta tierra, porque no deben suponer que faltará ni una jota ni una tilde de las profecías de todos los santos profetas, y todavía quedan muchas que faltan por cumplirse” (Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 265).
Muchas de esas señales ya se están cumpliendo. La iniquidad se encuentra por doquier, los países están constantemente en guerra, los terremotos y otras catástrofes están a la orden del día, mucha gente sufre a consecuencia de las devastadoras tempestades, de la sequía, del hambre y las enfermedades. Podemos tener la seguridad de que esas catástrofes serán cada vez mayores hasta que llegue el Señor.
Sin embargo, no todos los acontecimientos que preceden a la Segunda Venida son aterradores; muchos de ellos traen gozo y alegría al mundo.
La restauración del Evangelio
El Señor dijo: “…resplandecerá una luz entre los que se asientan en tinieblas, y será la plenitud de mi evangelio” (D. y C. 45:28). Los profetas de la antigüedad predijeron la restauración del Evangelio. El apóstol Juan vio que un ángel restauraría el Evangelio (véase Apocalipsis 14:6–7). En cumplimiento a esta profecía, el ángel Moroni y otros visitantes celestiales trajeron a José Smith el evangelio de Jesucristo.
La salida a luz del Libro de Mormón
El Señor habló a los nefitas acerca de otra señal: el Libro de Mormón sería llevado a sus descendientes (véase 3 Nefi 21). En la época del Antiguo Testamento, los profetas Isaías y Ezequiel predijeron la salida a luz del Libro de Mormón (véase Isaías 29:4–18; Ezequiel 37:16–20). Esas profecías se están cumpliendo ahora; el Libro de Mormón ha salido a la luz y se está llevando a todo el mundo.
El Evangelio se predica a todo el mundo
Otra señal de los últimos días es que “…será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones…” (Mateo 24:14; véase también José Smith—Mateo 1:31). Todas las personas escucharán la plenitud del Evangelio en su propia lengua (véase D. y C. 90:11). Desde la restauración de la Iglesia, los misioneros han predicado el Evangelio. La obra misional ha aumentado hasta el grado que, en la actualidad, hay decenas de miles de misioneros predicando en muchos países del mundo en muchos idiomas diferentes. Antes de la Segunda Venida y durante el Milenio, el Señor proporcionará las vías para que la verdad sea llevada a todas las naciones de la tierra.
La venida de Elías el Profeta
El profeta Malaquías profetizó que antes de la segunda venida del Salvador, el profeta Elías sería enviado a la tierra y restauraría los poderes selladores para que las familias se pudieran sellar. Él también inspiraría a la gente a preocuparse por sus antepasados y por sus descendientes. (Véase Malaquías 4:5–6; D. y C. 2). Elías el Profeta se apareció a José Smith en abril de 1836 y, desde ese entonces, el interés en la genealogía y en la historia familiar ha aumentado. También podemos efectuar las ordenanzas selladoras en los templos por los vivos y los muertos.
Los descendientes de Lehi se convertirán en un gran pueblo
El Señor dijo que, cuando Su venida estuviera cerca, los lamanitas llegaría a ser un pueblo justo y respetado. Él dijo: “Pero antes que venga el gran día del Señor… los lamanitas florecerán como la rosa” (D. y C. 49:24). Un gran número de los descendientes de Lehi están en la actualidad recibiendo las bendiciones del Evangelio.
La edificación de la Nueva Jerusalén
Al acercarse la época de la venida de Jesucristo, los santos fieles edificarán una ciudad recta y justa, una ciudad de Dios, llamada la Nueva Jerusalén. Jesucristo mismo la gobernará. (Véase 3 Nefi 21:23–25; Moisés 7:62–64; Artículos de Fe 1:10). El Señor dijo que esa ciudad será edificada en el estado de Misuri, Estados Unidos (véase D. y C. 84:2–3).
Éstas son sólo unas cuantas de las señales que el Señor nos ha dado. En las Escrituras se describen muchas más.
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¿Qué pruebas ve de que las señales se están cumpliendo?
El conocer las señales de los tiempos nos puede ayudar
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¿De qué forma podemos permanecer tranquilos y en paz aun cuando algunas de las señales son aterradoras y espantosas?
Refiriéndose a Su segunda venida, el Señor dijo: “…mas la hora y el día ningún hombre sabe, ni los ángeles del cielo…” (D. y C. 49:7), y enseñó este principio con la parábola de la higuera. Él dijo que cuando vemos que las ramas de la higuera están tiernas y brotan las hojas, sabemos que el verano ya está cerca. Del mismo modo, cuando veamos cumplirse las señales que se describen en las Escrituras, podemos saber que Su venida está cerca. (Véase Mateo 24:32–33).
El Señor nos da estas señales con el fin de ayudarnos para que pongamos nuestra vida en orden y nos preparemos a nosotros mismos y a nuestra familia para lo que vendrá.
Se nos ha advertido en cuanto a las calamidades y se nos ha dicho que nos preparemos para ellas, pero también podemos esperar con gozo la venida del Salvador y sentirnos felices. El Señor dijo: “…No os turbéis, porque cuando todas estas cosas acontezcan, sabréis que se cumplirán las promesas que os han sido hechas” (D. y C. 45:35). Él explicó que los que fueran rectos a Su venida no serían destruidos, “…sino que aguantarán el día. Y les será dada la tierra por herencia… y sus hijos crecerán sin pecado… Porque el Señor estará en medio de ellos y su gloria estará sobre ellos, y él será su rey y su legislador” (D. y C. 45:57–59).
Pasajes adicionales de las Escrituras
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1 Corintios 15:22–28 (el fin vendrá y la muerte será destruida).
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Mateo 16:1–4 (el discernimiento de las señales de los tiempos).
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Mateo 24; D. y C. 29:14–23; 45:17–57; 88:87–94; José Smith—Mateo 1 (las señales de la Segunda Venida).
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1 Tesalonicenses 5:1–6 (observar las señales y prepararse).
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D. y C. 38:30 (preparémonos para que no temamos).
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D. y C. 68:11 (podemos conocer las señales).