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Juventud bendita: ¿qué es lo que escogerán?


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Juventud bendita: ¿qué es lo que escogerán?

Devocional del SEI para Jóvenes Adultos • 6 de septiembre de 2013 • Universidad Brigham Young–Hawái

Mi esposa Wendy y yo estamos agradecidos por estar con ustedes. Desde el Centro de Actividades Cannon del campus de la Universidad Brigham Young-Hawái, estamos transmitiendo a congregaciones de jóvenes adultos por todo el mundo. En especial damos la bienvenida a los que estén asistiendo a un devocional del SEI por primera vez. Al matricularse en instituciones de enseñanza superior, querrán participar en clases de instituto y en estos devocionales a fin de dar un equilibrio espiritual a su enseñanza secular. Y si pronto saldrán en una misión, estamos muy agradecidos; ustedes estarán en el servicio del Señor a tiempo completo.

Les traigo saludos del presidente Thomas S. Monson, del presidente Henry B. Eyring, del presidente Dieter F. Uchtdorf, y de mis amados Hermanos del Quórum de los Doce Apóstoles. Además, traigo saludos del Directorio del Sistema Educativo de la Iglesia, y del élder Paul V. Johnson, Comisionado del Sistema Educativo de la Iglesia.

Este año ha habido tres discursantes previos en nuestros devocionales del SEI. ¿Los recuerdan? El discurso del presidente Dieter F. Uchtdorf se tituló “¿Qué es la verdad?”. Nos enseñó la forma de encontrar la verdad auténtica en una era en la que se dispone de tanta información, la mayor parte de la cual no es verdadera. El título del mensaje del élder David A. Bednar fue “Que no tengamos ‘que…desmayar’(D. y C. 19:18)”. Fortaleció nuestro espíritu al enseñarnos a aumentar nuestra fe mediante una potente pregunta que ayudó a un joven matrimonio, mientras el esposo luchaba contra el cáncer. La pregunta fue: “¿Tienes la fe para no ser sanado?”. El élder William R. Walker fortaleció nuestro testimonio en cuanto al ministerio y el ejemplo inigualable de nuestro amado presidente Thomas S. Monson.

Hoy, mi mensaje se titula: “Juventud bendita1:¿qué es lo que escogerán?”

Ustedes, la juventud bendita, son literalmente hijos e hijas de Dios, nacidos en este tiempo particular de la historia del mundo para un propósito sumamente sagrado. Aunque los valores morales y religiosos de la sociedad parecen debilitarse por el mundo, la juventud de esta Iglesia ha de empuñar el estandarte del Señor y ser faros de luz para atraer a los demás hacia Él. Ustedes tienen una identidad y un propósito únicos.

¿Cuál es su identidad? Ustedes son hijos del convenio. ¿Qué convenio? Aquél que Dios concertó con el padre Abraham cuando a éste se le prometió: “en tu descendencia serán benditas todas las familias de la tierra” 2. Ustedes son también la esperanza de Sión” 3, para este período de la historia del mundo en que el Evangelio se proclamará ampliamente a lo largo de este planeta.

¿Cuál es su propósito? Ustedes, hermanos, fueron preordenados en un reino premortal para portar el sacerdocio4. ¡Piensen en ello! Y ustedes, queridas hermanas, fueron elegidas desde antes de la fundación del mundo para dar a luz y cuidar a los hijos de Dios, y al hacerlo, glorifican a Dios5. Hermanas, ¿han considerado lo que realmente significa ser creadoras con Dios?

Cada uno de ustedes, jovencitos y jovencitas, fueron comisionados por nuestro Padre Celestial para edificar el reino de Dios en la tierra en este tiempo y preparar un pueblo para recibir al Salvador cuando Él gobierne y reine como el Mesías milenario. Su noble linaje, identidad, propósito y comisión divina los distingue de todas las demás personas.

Pero ni su linaje, ni sus ordenaciones ni comisiones premortales pueden salvarlos o exaltarlos. Eso lo conseguirán ustedes mediante sus decisiones personales y al elegir acceder al poder de la expiación del Señor en sus vidas. Ustedes saben que “toda alma es libre de escoger su vida y lo que llegará a ser”6. Ese grandioso principio eterno del albedrío es fundamental en el plan de nuestro Padre. De modo que, ustedes, la juventud bendita, ¿qué es lo que escogerán?

¿Escogerán aumentar en conocimiento?

De ustedes depende obtener una educación; nadie la puede obtener por ustedes. Dondequiera que estén, cultiven el profundo deseo de aprender. Para nosotros los Santos de los Últimos Días, el obtener una educación no sólo es un privilegio, sino una responsabilidad religiosa. La gloria de Dios es la inteligencia7. En verdad, nuestra educación es para las eternidades.

“Cualquier principio de inteligencia que logremos en esta vida se levantará con nosotros en la resurrección;

“y si en esta vida una persona adquiere más conocimiento e inteligencia… hasta ese grado le llevará la ventaja en el mundo venidero”8.

Ese tipo de perspectiva a largo alcance los ayudará a tomar buenas decisiones en cuanto al aprendizaje. Recuerdo una conversación que tuve hace muchos años con un inteligente estudiante de secundaria de 16 años de edad. Estaba un tanto inseguro en cuanto a su compromiso religioso, e indeciso respecto a su carrera; se preguntaba en cuanto a la posibilidad de llegar a ser médico. Me hizo una simple pregunta: “¿Cuántos años le tomó para llegar a ser cardiocirujano?”.

Rápidamente hice los cálculos: “Desde el momento en que me gradué de secundaria hasta que hice mi primer cobro por mis servicios como cirujano, ¡me tomó 14 años!”

“¡Caray!”, contestó. “¡Eso es demasiado largo para mí!”

Entonces hice la pregunta: “¿Qué edad tendrás dentro de 14 años si no llegas a ser cardiocirujano?”.

“La misma”, contestó. “¡La misma!”

Yo tenía un interés especial en este joven. A veces lo llevaba en mi auto para repartir los periódicos en la ruta que tenía por las mañanas. A lo largo de los años su fe se fortaleció; fue un eficaz misionero, y decidió lograr sus metas educativas. Primeramente se casó con su novia, después, mientras estudiaba Medicina y cirugía, tuvieron cuatro hijos maravillosos. Hoy día es un competente cardiocirujano, plenamente certificado, tras formación y capacitación intensiva por un período de más de 14 años.

Hermanos y hermanas, no tengan miedo de procurar lograr sus metas ¡e incluso sus sueños! No hay atajos para lograr la excelencia y la competencia. La educación es la diferencia que existe entre desear poder ayudar a otras personas y el ser capaz de ayudarlas.

He aquí otra pregunta: ¿Qué modo de vida escogerán?

De ustedes, que forman parte de la juventud bendita, se espera que vivan de manera diferente a los demás. Ustedes saben lo que Pablo le dijo al joven Timoteo: “…sé ejemplo de los creyentes en palabra, en conducta, en amor, en espíritu, en fe y en pureza”9. Elijan pensar y actuar de manera diferente a las personas del mundo. Decidan tener un aspecto diferente y vean la influencia para bien que llegarán a ser. Como dijo la hermana Ardeth G. Kapp en una ocasión: “No puedes ser un salvavidas ¡si luces como todos los demás nadadores en la playa!”10.

Como integrantes de la juventud bendita, ustedes tienen un gran comienzo en la vida, pero también tienen una responsabilidad adicional. “Porque de aquel [o aquella] a quien mucho se da, mucho se requiere”11. Parte de ese requisito es ser un recluta. ¿Se han considerado alguna vez como reclutas en un ejército? Cuando se bautizaron, en realidad se alistaron de nuevo en el ejército del Señor12. En la vida premortal, estuvieron del lado de Jesucristo durante la guerra en los cielos; y ahora el conflicto entre las fuerzas del bien y del mal continúa en la tierra. ¡Es real! Ese conflicto en el que estamos involucrados sigue siendo entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal13. Del lado de Dios está Jesucristo, quien fue preordenado para ser el Salvador del mundo14. En el otro lado está Satanás, un rebelde, el destructor del albedrío15.

El plan de Dios permite que el adversario los tiente a fin de que ustedes, estando en este mundo mortal, puedan ejercer su albedrío y elegir el bien del mal, elijan arrepentirse, y elijan venir a Jesucristo, creer en Sus enseñanzas y seguir Su ejemplo. ¡Qué gran responsabilidad y enorme confianza!

La libertad que tienen de elegir se explica claramente en el Libro de Mormón: “…los hombres son libres según la carne… son libres para escoger la libertad y la vida eterna… o escoger la cautividad y la muerte, según la cautividad y el poder del diablo; pues él busca que todos los hombres sean miserables como él”16 . ¿Qué es lo que ustedes escogerán?

Otro versículo revela que “la maldad nunca fue felicidad”17. Muchos jóvenes han tratado de poner en tela de juicio esa verdad pero ¡siempre han fracasado!

La libertad de actuar por ustedes mismos es tan fundamental para su progreso y felicidad eternos que el adversario hace un esfuerzo extraordinario por destruirla18. Satanás es verdaderamente un insomne empedernido, lo cual significa que nunca duerme. ¡Muchos de ustedes ya lo han descubierto!

He aquí otra pregunta: ¿Establecerán prioridades que los ayudarán a tomar las decisiones en la vida?

No todas las decisiones que tomen serán entre lo bueno y lo malo; muchas serán entre dos buenas opciones. No todas las verdades se han creado iguales, de modo que ustedes tendrán que establecer prioridades. En su búsqueda de conocimiento, necesitan saber que la verdad más importante que puedan aprender proviene del Señor. El Salvador mismo confirmó esto en su oración intercesora a Su Padre; Él dijo: “…ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”19. Por encima de todo lo que procuren aprender, procuren conocer a Dios, su Padre Celestial, y a Su Hijo, Jesucristo. Lleguen a conocerlos y a amarlos como yo los amo.

Hay otro importante pasaje de las Escrituras que me ha ayudado en mi vida; es éste: “…mas buscad primeramente edificar el reino de Dios, y establecer su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”20.

Más que cualquier cosa en este mundo, ustedes querrán tomar decisiones que conduzcan al destino final y glorioso de la vida eterna. Ésa es la meta más grandiosa que Dios tiene para ustedes21. ¡Elijan la vida eterna como su mayor prioridad! Estudien las Escrituras, como por ejemplo las secciones 76 y 88 de Doctrina y Convenios, a fin de entender más en cuanto a las diferentes bendiciones que les esperan a aquellos que eligen la vida eterna y a los que no lo hacen. Elijan la vida eterna como su mayor prioridad y fíjense cómo las demás decisiones encajan en el lugar que les corresponde.

Otra pregunta: ¿Con quién decidirán relacionarse?

Por formar parte de la juventud bendita, ustedes se relacionarán con muchas buenas personas que también creen en Dios. Ya sean judíos, católicos, protestantes o musulmanes, ¡los creyentes saben que en realidad existe la verdad absoluta! El presidente Uchtdorf recalcó en su mensaje que verdaderamente existe lo bueno y lo malo, y que el quebrantar de manera deliberada uno de los mandamientos de Dios es pecado. Los creyentes en Dios también tienen una conciencia; los creyentes obedecen voluntariamente la ley civil y la divina, incluso las leyes que quizás no se podrían implantar.

Con el cometido de obedecer la ley civil y la divina, se detienen en un semáforo con la luz roja, a pesar de que no se divise ningún tráfico. Ustedes, como hijos de Dios, saben que si la policía no los aprehende, que si fueran a robar, asesinar o cometer adulterio, esos actos son malos, y que al final, Dios los tendrá por responsables. Saben que las consecuencias de no guiarse por las reglas no sólo son temporales sino eternas.

Al transitar por la vida, también conocerán a personas que no creen en Dios. Muchas de ellas aún no han encontrado la verdad divina y no saben dónde buscarla; pero ustedes, juventud bendita, saldrán a rescatarlas. En grandes cantidades, ustedes están respondiendo al llamado del profeta de Dios de más misioneros. ¡Estamos profundamente agradecidos por cada uno! Muchos de ustedes ya han prestado servicio; otros se están preparando para salir.

Al relacionarse con los no creyentes, tomen conciencia de que a algunos tal vez no les interese el bienestar de ustedes22. Tan pronto como se den cuenta de eso, huyan de ellos de manera rápida y permanente23.

Lamentablemente, conocerán a personas cuya búsqueda desesperada por algo que para ellos es felicidad los arrastra por las resbaladizas cuestas del pecado. ¡Cuídense de esa resbalosa caída! Cualquier placer en el pecado es sólo pasajero, y sus obsesionantes recuerdos llevan la mancha del remordimiento constante y desalentador. La distorsión pecaminosa del abrazo divinamente concebido para unir al marido y a la esposa es tan sólo una hueca falsificación. Cada experiencia ilícita va despojada de profundo significado y dulces recuerdos.

Una pregunta más: ¿Escogerán la libertad o el cautiverio?

Hay fuerzas inicuas por doquier; ustedes literalmente están viviendo en “territorio enemigo” 24. Abunda la plaga de la pornografía ponzoñosa que atrapa a todos los que ceden a su dañino alcance.

El Señor, al ver lo que vendría, dijo: “Y ahora os descubro un misterio, una cosa que se halla en las cámaras secretas, para llevar a cabo vuestra destrucción con el transcurso del tiempo, y no lo supisteis”25 . Añadió una segunda amonestación: “Y además, os digo que el enemigo en las cámaras secretas busca vuestra vida” 26.

¡Piensen en cuánta gente, en cuántas cámaras secretas, están tratando ahora mismo de destruirles la vida y la felicidad! Si ustedes hermanos y hermanas están viendo pornografía, ¡dejen de hacerlo ahora mismo! Es tan destructiva como la lepra, tan adictiva como la anfetamina, y tan corrosiva como la lejía.

La tentación carnal no es algo nuevo. El apóstol Pedro amonestó en cuanto a esta misma trampa cuando escribió:

“…seducen con las concupiscencias de la carne… a los que… habían escapado …

“…y les prometen libertad, siendo ellos mismos esclavos de la corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció”27.

Eviten ese cautiverio, mis queridos amigos. Si ahora están viendo pornografía, ¡dejen de hacerlo! ¡Ya! Busquen la ayuda de su obispo. Nadie es lo suficientemente sabio para engañar por sí solo al adversario, una vez que lo haya envenenado la pornografía.

Permítanme pasar a otra pregunta importante: ¿Decidirán seguir al Señor o las filosofías de los hombres?

Por ejemplo, se oyen rumores de que la tierra está peligrosamente superpoblada, y que los matrimonios deberían limitar el número de hijos. ¿Han oído eso? Sin embargo, en el Quinto Congreso Mundial sobre las Familias, en el año 2009, la hermana Nelson y yo oímos a un erudito presentar una asombrosa declaración; dijo: “Si a cada hombre, mujer y niño que vive sobre la tierra se le concediera una cuarta parte de un acre de tierra [unos mil metros cuadrados], los 6.800 millones de personas tendrían cupo en el país de Brasil, quedando todavía así desocupado un 20 por ciento del país” 28. ¿Les parece que la tierra está superpoblada?

Verifiqué ese cálculo, y es correcto. Les imploro que le crean al Señor, que dijo que “la tierra está llena, y hay suficiente y de sobra”29.

Otra realidad es que vivimos en una época de alto desempleo y que hay tensión en los mercados financieros del mundo. Repito, la solución del mundo es buscarle alternativas al plan de Dios, pero sabemos que los matrimonios y las familias fuertes en realidad ayudan al progreso de la economía; y no estamos solos en ese modo de pensar.

El erudito doctor Patrick F. Fagan30 escribió: “El componente indispensable sobre el cual dependen las fortunas de la economía es el hogar de padres casados, especialmente la familia que es rica en hijos y que va a la iglesia cada semana …

...  Cada matrimonio crea un nuevo hogar, una unidad económica independiente que genera ingresos, que gasta, que ahorra y que invierte”31.

El doctor Fagan añade que la “madre casada que está en casa ejerce un impacto de mayor alcance en la economía que el padre casado en el lugar de trabajo … Mientras que el esposo contribuye a la economía actual, la madre contribuye tanto a la economía presente como a la futura”32.

El informe del doctor Fagan corrobora los conceptos que hace años expresaron la Primera Presidencia y los Doce Apóstoles en “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”. Espero que cada uno de ustedes tenga un ejemplar. Estúdienla detenidamente. Mientras que por todo el mundo la familia sea objeto de ataques, las verdades de la proclamación sobre la familia los fortalecerán.

Ustedes, la maravillosa juventud bendita, tienen que comprender las consecuencias de largo alcance que se derivan del conflicto actual de la sociedad en cuanto a la definición misma del matrimonio. El actual debate tiene que ver con la pregunta de si se pueden casar dos personas del mismo sexo. Si ustedes tienen alguna duda en cuanto a la postura de la Iglesia en éste o en cualquier otro asunto de importancia, medítenlo en oración, y después presten oído a los mensajes proféticos de esta próxima conferencia general de la Iglesia en octubre. Esos inspirados discursos, además de la inspiración del Espíritu Santo, brindarán a su mente una mayor comprensión.

El debate del matrimonio es tan sólo una de las muchas controversias a las que harán frente en el futuro. En oposición a las voces estridentes del adversario, ustedes, juventud bendita, elegirán defender al Señor y Su verdad. Recuerden las palabras del siguiente himno; repítanlas; memorícenlas, ya que este himno habla de ustedes:

¿Fallará en la defensa

De Sión la juventud?

Al llegar el enemigo,

¿huiremos sin luchar?

Firmes creced en la fe que guardamos;

Por la verdad y justicia luchamos.

A Dios honrad,

Por Él luchad,

Y por Su causa siempre velad33.

El apóstol Pablo profetizó en cuanto a la situación de nuestros días. Su descripción se parece a la transmisión del noticiero de las 10:00 de la noche. Escuchen:

“en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.

“Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, impíos,

“sin afecto natural, implacables, calumniadores, sin dominio propio, crueles, aborrecedores de lo bueno,

“traidores, impetuosos, envanecidos, amadores de los deleites más que de Dios,

“teniendo apariencia de piedad, pero negando la eficacia de ella; a éstos evita”34.

Ése es el fin de su advertencia.

A la visión precisa que tuvo Pablo sobre la devastación espiritual de nuestros días le siguió su consoladora conclusión, donde nos decía cómo permanecer a salvo: “desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”35.

A este consejo agrego el mío: Sigan estudiando las Escrituras; sigan haciendo las cosas que edifiquen su fe en Jesucristo, y después fíjense en las buenas decisiones que de manera natural se inclinen a tomar.

Su fe en Jesucristo y en Su evangelio les dará el valor para casarse y traer hijos a su familia mientras ustedes son jóvenes y pueden tenerlos. Cuando tengan la edad que yo tengo, atesorarán a sus hijos, sus nietos, y a los hijos de sus nietos, más que cualquier fama o fortuna que de lo contrario podrían recibir.

Ahora hago la pregunta que ruego que consideren a diario: ¿Cómo se prepararán para la entrevista personal que tengan con el Salvador?

Ustedes, los integrantes de la juventud bendita, no son perfectos aún; ninguno lo somos. De modo que ustedes, junto con el resto de nosotros, estamos muy agradecidos por la expiación del Salvador, la cual brinda pleno perdón si nos arrepentimos con sinceridad. También saben que su estadía aquí en la mortalidad es relativamente breve. (Este hecho se hace más obvio cuando uno va envejeciendo). Con el tiempo, cada uno de ustedes se graduará de esta frágil existencia y pasará al mundo venidero.

A cada uno de nosotros le espera el día del juicio. No sé si las puertas de los cielos brillan o no como las perlas, pero lo que sí sé, al igual que los estudiosos del Libro de Mormón, es que “el guardián de la puerta es el Santo de Israel; y allí él no emplea ningún sirviente… pues su nombre es el Señor Dios”36. Sí, cada uno de nosotros tendrá una entrevista personal con Jesucristo.

Cada día que pasan en la tierra les da el tiempo y la oportunidad de prepararse para esa entrevista. Quiero que sepan que si eligen vivir del lado del Señor, nunca estarán solos. Dios les ha concedido acceso a Su ayuda mientras transitan por el peligroso sendero de la mortalidad. Si de manera diligente y ferviente le revelan los deseos de su corazón mediante la oración diaria, Él enviará a Sus ángeles para que los ayude37 . Él les ha dado el Espíritu Santo para que esté a su lado a medida que vivan dignamente; les ha dado las Escrituras para que plenamente puedan deleitarse en las palabras de Jesucristo38; les ha dado las palabras de los profetas vivientes para que les presten atención.

Él les ha dado la oportunidad de recibir una bendición patriarcal, la cual les brindará conocimiento en cuanto a su relación con Abraham, Issac, Jacob y el convenio que hizo con ellos para su posteridad. La bendición patriarcal también les proporciona conocimiento sobre su potencial en esta vida y en el más allá. Cada una de éstas y otras ayudas divinas los ayudará a escoger bien a fin de que esperen con ansias el momento en que se encuentren con el Salvador cara a cara.

Mi última pregunta: ¿En quién pondrán su confianza?

Ustedes, la juventud bendita, saben que Dios es su Padre; Él los ama; Él desea que sean felices. Pongan su confianza en Él39. Mantengan su atención en Su santo templo; sean dignos de recibir su investidura y las ordenanzas selladoras. Permanezcan fieles a esos convenios, y regresen al templo con frecuencia. Recuerden, la meta más sublime que tendrán es lograr la más grande de todas las bendiciones de Dios, o sea, la vida eterna40. Las ordenanzas del templo son esenciales para recibir esa bendición41.

Los invito a estudiar, con oración, la declaración de las Escrituras en cuanto a su identidad, propósito y bendición, según está registrado en la sección 86 de Doctrina y Convenios. ¡Tiene que ver con ustedes! ¡Escuchen!

“De modo que, así os dice el Señor a vosotros [juventud bendita] en quienes ha continuado el sacerdocio por el linaje de vuestros padres,

“porque sois herederos legítimos, según la carne, y habéis sido escondidos del mundo con Cristo en Dios,

“por tanto, vuestra vida y el sacerdocio han permanecido, y es necesario que permanezcan por medio de vosotros y de vuestro linaje hasta la restauración de todas las cosas que se han declarado por boca de todos los santos profetas desde el principio del mundo.

“Así que, benditos sois si perseveráis en mi bondad, siendo una luz a los gentiles, y por medio de este sacerdocio, un salvador para mi pueblo Israel42.

Sí, ustedes son en verdad una juventud bendita, creada a la imagen de Dios. Ustedes son Sus herederos legítimos, para ser probados. Pueden elegir ser una luz al mundo a fin de salvar a los hijos de Dios, para tener gozo y, al final, ganarse la bendición de la vida eterna.

Ahora bien, a fin de ayudarlos en estas importantes decisiones, quisiera conferir una bendición sobre ustedes. Invocando las llaves del santo Apostolado, los bendigo para que se deleiten en las palabras de Jesucristo y apliquen Sus enseñanzas en sus vidas. Los bendigo con el poder de vivir como Él desea que vivan y, mediante su ejemplo de rectitud, sean dignos de que se emule su ejemplo como miembros de la Iglesia que lleva Su santo nombre. Los bendigo con éxito en sus labores educativas y de trabajo, a fin de que puedan prestar valioso servicio a su prójimo. Los bendigo con la salud y las fuerzas necesarias para llevar a cabo el destino divino que Dios tiene reservado para ustedes, para que por ustedes y por medio de ustedes se haga Su voluntad.

Así los bendigo, y doy mi testimonio de que Dios vive. Jesús es el Cristo; Ésta en Su Iglesia que Él dirige por medio de Sus profetas y apóstoles. Amamos y sostenemos a Thomas S. Monson como Presidente de la Iglesia hoy en día. Les dejo esta bendición y testimonio, mis queridos hermanos y hermanas, con mi sincera expresión de amor por cada uno de ustedes, en el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.

© 2013 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los derechos reservados. Aprobación del inglés: 1/13. Aprobación de la traducción: 1/13. Traducción de Youth of the Noble Birthright: What Will You Choose? Spanish. PD50048932 002