Enseñar a los jóvenes y a los jóvenes adultos
El Dominio de la doctrina y el aprendizaje profundo


El Dominio de la doctrina y el aprendizaje profundo

Una velada con el élder Gerrit W. Gong

Discurso dirigido a los educadores religiosos del SEI • 17 de febrero de 2017 • Tabernáculo de Salt Lake

Mis queridos hermanos y hermanas, me regocijo en la oportunidad de estar con ustedes hoy. Antes de presentar al élder Gong, quisiera compartir algo que espero sea útil para ustedes y sus alumnos.

Primero, quiero expresarles mi amor y gratitud por lo que hacen. Hacen un gran trabajo en el Reino de Dios y en la vida de sus alumnos. Los aprecio y ruego que el Señor derrame las mejores bendiciones sobre ustedes y sus familias.

Quisiera hablar sobre el Dominio de la doctrina. Lo que diré se aplicará especialmente a quienes enseñan Seminario, pero en realidad se aplica a todos.

El Dominio de la doctrina es un programa de Seminario con tres propósitos. Primero: ayudar a los alumnos a aprender la manera de adquirir conocimiento espiritual; segundo: ayudar a los alumnos a conocer y comprender la doctrina del Salvador —eso significa tanto conocer la verdadera doctrina en la mente como comprenderla en el corazón— (y queremos que esté arraigada en su corazón); y tercero: ayudar a los alumnos a aprender cómo aplicar la doctrina, a fin de que ellos la vivan y a fin de que la usen para responder a las preguntas que sus amigos tengan o para enseñar y ayudar a los demás a conocer la verdad.

Se presentó el Dominio de la doctrina mundialmente el otoño pasado. Quiero que sepan y sientan en el corazón que se originó por revelación del Señor; es un milagro. He reflexionado a menudo sobre cómo se originó, cuándo y por qué. He logrado ver el Dominio de la doctrina en el contexto más amplio de la educación de la Iglesia y de la gran obra del Señor sobre la tierra.

Creo que el Dominio de la doctrina ayuda a los alumnos a aumentar el conocimiento y la comprensión de la doctrina, y los ayuda a aprender a usar ese conocimiento y comprensión en la vida. Pero hace más que eso; también les enseña la manera del Señor de aprender profundamente cualquier clase de conocimiento y en cualquier momento de la vida.

El aprendizaje es profundo cuando incrementa nuestro poder para hacer tres cosas: (1) saber y comprender; (2) actuar de manera eficaz y recta; y (3) llegar a ser más como nuestro Padre Celestial y Su Hijo Jesucristo1.

El aprendizaje profundo debe hacerse a la manera del Señor, mediante el poder del Espíritu Santo y mediante el estudio activo y diligente y el enseñarse unos a otros, asistidos por la gracia de Jesucristo. Eso es verdad para cualquier tipo de conocimiento y para cualquier época de la vida.

Eso es exactamente lo que enseñamos a nuestros alumnos en el Dominio de la doctrina (y espero que en todo lo que enseñamos). El Dominio de la doctrina, por lo tanto, es la puerta hacia el aprendizaje profundo de toda la vida.

Quisiera concluir con dos invitaciones. La primera es para quienes enseñan Seminario. Mis queridos hermanos y hermanas, espero que, en todo el mundo, sus alumnos perciban que les están enseñando cómo aprender a la manera del Señor. Enséñenles que tienen que aprender profundamente, tanto el conocimiento espiritual como el secular, durante toda su vida. Ayúdenlos a ver que la graduación de Seminario no es el final; queremos que se gradúen de Instituto y que procuren educación más allá de la escuela secundaria. Ustedes están ayudándolos a hacer ambas cosas, así como a establecer una base para el aprendizaje profundo de toda una vida, al enseñarles cómo aprender a la manera del Señor.

La segunda invitación es para quienes enseñan Instituto. Mis queridos hermanos y hermanas, por favor ayuden a sus alumnos a aprender a la manera del Señor. Ayúdenlos a ver el valor y el poder de graduarse de Instituto. La graduación de Instituto representa la finalización de un estudio sistemático e intensivo del Evangelio. La graduación de Instituto solidificará su entendimiento del Evangelio, profundizará su testimonio y su compromiso con el Señor, y los ayudará a conocer y a amar a Jesucristo.

Sé que si responden a estas invitaciones, el Señor y Salvador los bendecirá a ustedes y a sus alumnos. Doy testimonio de que nuestro Padre Celestial vive y nos ama. Su Hijo Jesucristo es nuestro Salvador y Redentor. Sé que Él vive. Sé que en Él y mediante Él todos podemos aprender profundamente a lo largo de nuestra vida, porque Él es el camino, la verdad y la vida. En el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.

Nota

  1. El modelo de “aprender, hacer, llegar a ser” se ha usado ampliamente como marco para el desarrollo de liderazgo y en el análisis del plan de Dios para el desarrollo espiritual de Sus hijos. Véase de Thomas S. Monson, “Aprendamos, hagamos, seamos”, Liahona, noviembre de 2008, págs. 60–62, 67–68; y de Dallin H. Oaks, “El desafío de lo que debemos llegar a ser”, Liahona, enero de 2001, págs. 40–43. Para una explicación más detallada de cada uno de los elementos de este modelo, véase la serie de tres volúmenes de David A. Bednar: Increase in Learning, 2011; Act in Doctrine, 2012; y Power to Become, 2014.

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