Devocionales de 2021
Visión y equilibrio


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Visión y equilibrio

Devocional mundial para jóvenes adultos • 2 de mayo de 2021 • Centro de los Pioneros

Élder Gary E. Stevenson: Mis queridas jóvenes hermanas y hermanos, Lesa y yo estamos muy felices de darles la bienvenida a este devocional mundial para jóvenes adultos. Para empezar, les traemos los más sinceros y cordiales saludos del presidente Russell M. Nelson y de la Primera Presidencia. Ellos los aman y los amamos, y nosotros, juntos, los honramos y sostenemos a ellos.

Hermana Lesa Stevenson: Estamos ahora con ustedes desde un lugar único y especial en nuestra historia como Santos de los Últimos Días. Y sí es un “lugar”.

Élder Stevenson: Estamos aquí, en el Centro Pionero, que recién se inauguró, junto al monumento “Este es el lugar” en el Parque Patrimonial en las laderas de Salt Lake City, Utah: el lugar que celebra esa trascendental declaración del presidente Brigham Young, “Este es el lugar”1, tras su ardua caminata con el primer grupo pionero hace casi 175 años.

Hermana Stevenson: Agobiados y andrajosos, esos primeros Santos de los Últimos Días huyeron de una feroz persecución para establecerse aquí en este valle inhóspito. Imagínense la imagen del valle del Lago Salado que les esperaba. El espacio desértico con el vaivén de las artemisas fue una prueba de que el establecerse aquí no sería fácil.

Élder Stevenson: Sin embargo, fueron bendecidos con una visión celestial incomprensible, respaldada por la profecía de Isaías en el Antiguo Testamento de que el Señor “alzar[ía] estandarte a las naciones”2. Esos fieles santos volverían a conocer la paz y el propósito, con una visión del Evangelio mucho más elevada que las cimas de las montañas que ascendieron para llegar al valle del Lago Salado.

Hermana Stevenson: Esos pioneros y los que vinieron después harían historia labrando este lugar en el desierto. Dios los bendijo al dar comienzo al recogimiento de Israel.

Élder Stevenson: Incluso hoy en día, se puede encontrar ese mismo espíritu y visión pioneros en los Santos de los Últimos Días de todo el mundo.

Hace apenas unas semanas, M. Russell Ballard, Presidente en Funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, dedicó este nuevo Centro Pionero.

Aquí las personas y las familias pueden venir y comprender los logros monumentales de los primeros Santos de los Últimos Días frente a rígidas dificultades. Las probabilidades estaban en su contra. Los pioneros clamaron al Señor día y noche mientras seguían adelante para cultivar alimentos; desviar el agua de los cañones de las montañas; construir casas y refugios, escuelas y centros de reuniones, e incluso un templo.

Hermana Stevenson: Es casi difícil de imaginar lo que hicieron. Una visión divina, que el Señor inculcó a los profetas vivientes, bendiciendo la vida de Sus hijos elegidos para llevar a cabo Su propósito.

Élder Stevenson: Como pueden ver, a solo unos metros de donde me encuentro aquí en el Centro Pionero está el cristal abovedado desde donde se aprecia el monumento “Este es el lugar”. Y más abajo, vemos un brillante destello de una ciudad que comenzaron a construir hace tanto tiempo. Y más allá, está un amplio panorama, una visión, por así decirlo, que da hacia el oeste y el horizonte del sol poniente. Esta visión elevada, junto con nuestra comprensión del pasado, expande e informa nuestra perspectiva de la visión de los pioneros. También puede servir como una metáfora para ayudar a profundizar nuestra visión personal del Evangelio y guiarnos a medida que enfrentamos las decisiones y los desafíos en nuestra vida. A los pocos días de la declaración del profeta “Este es el lugar”3, la visión de un templo, la sede de la Iglesia y un lugar para convertirse en un estandarte a las naciones comenzó sus pasos iniciales para convertirse en una realidad.

Así que esta tarde usaremos el pasado, la visión de nuestros antepasados pioneros, para ayudarnos a tener una visión clara de nuestro futuro. Las inspiradoras palabras de Winston Churchill parecen especialmente relevantes para nuestra conversación de esta tarde: “Cuanto más atrás puedas mirar, más adelante podrás ver”4.

Hermana Stevenson: No hay duda de que enfrentamos incertidumbre en el mundo. Después de casi un año y medio de una pandemia sin precedentes, ¿qué nos depara el futuro? Al mirar hacia nuestro futuro, todos necesitamos la misma visión divina y la misma guía celestial que experimentaron aquellos primeros santos.

Élder Stevenson: Es posible que no estén seguros de qué dirección tomar. Podrían aferrarse firmemente a los sueños de cumplir una misión, obtener una educación, iniciar una carrera; o podrían estar pensando en enamorarse, casarse y tener una familia, y ver que ustedes y sus seres queridos reciban las bendiciones del templo. O tal vez han comenzado su familia eterna y ahora están experimentando los desafíos de criar niños pequeños.

Nuestro objetivo final es el mismo: progresar por la senda de los convenios, preparándonos fielmente para la exaltación. Una perspectiva del Evangelio proporciona una visión para que ustedes y yo veamos claramente esa senda.

Hermana Stevenson: Al hablar de permanecer en la senda de los convenios, el presidente Russell M. Nelson ha dicho: “La clave es hacer y cumplir convenios sagrados. Nosotros elegimos vivir y progresar en el sendero de los convenios del Señor y permanecer allí. No es un camino complicado. Es el camino al verdadero gozo en esta vida y la vida eterna más allá”5.

Élder Stevenson: Nuestra esperanza es compartir con ustedes algunas de nuestras propias experiencias que pueden brindarles una guía a medida que sobrellevan todas las exigencias de su vida, con el fin de ayudarlos a seguir adelante con visión y equilibrio.

“¡Oh, está todo bien!”, interpretado por The Bonner Family:

Santos, venid, sin miedo, sin temor,

mas con gozo andad.

Aunque cruel jornada esta es,

Dios nos da Su bondad.

Mejor nos es el procurar

afán inútil alejar,

y paz será el galardón.

¡Oh, está todo bien! ¡Oh, está todo bien!

¿Por qué decís que es dura la porción?

Es error; no temáis.

¿Por qué pensáis ganar gran galardón,

si luchar evitáis?

Ceñid los lomos con valor;

jamás os puede Dios dejar,

y el refrán ya cantaréis:

¡Oh, está todo bien! ¡Oh, está todo bien!

Hacia el sol, do Dios lo preparó,

buscaremos lugar

do, libres ya de miedo y dolor,

nos permitan morar.

Cantemos, sí, en alta voz;

dad glorias al Señor y Dios,

y sobre todo, el refrán:

¡Oh, está todo bien! ¡Oh, está todo bien!

Aunque morir nos toque sin llegar,

¡oh, qué gozo y paz! ¡Oh, está todo bien!

Élder Stevenson: “¡Oh, está todo bien!”6 es, en realidad, una notable declaración de visión de los primeros pioneros. Su visión de que “todo está bien” en medio de desafíos y aflicciones fue posible debido a su perspectiva del Evangelio.

Podríamos dedicar una hora a hablar sobre la visión, que algunos caracterizan como “el arte de ver cosas invisibles para los demás”7. Eso lleva a una pregunta que todos ustedes se harán en un momento u otro: “¿Qué veo actualmente para mí mismo en los años venideros? ¿Dónde he estado? ¿Y a dónde voy?”.

Hermana Stevenson: A veces simplemente necesitamos darnos cuenta de que, con una perspectiva del Evangelio y el don del Espíritu Santo, tenemos una mayor visión de lo que es posible. Tal es el caso ahora que han emprendido sus actuales esfuerzos educativos o profesionales, aunque quizás aún estén explorando su camino.

Élder Stevenson: Me encontré en esa situación a comienzos de mi carrera profesional. Comencé mi vida profesional con un amigo de la infancia, ambos iniciamos un negocio cuando éramos estudiantes universitarios, importando artículos de regalo de Asia. Durante los siguientes 30 años, nuestra empresa cambió y creció considerablemente a escala. Una pregunta que se nos hacía a menudo era: “Al comenzar su negocio, ¿formaba esto parte de su visión?”. Bueno, la respuesta breve es “no completamente”.

La visión debe ajustarse de forma regular y rutinaria. Comenzar como un pequeño importador de artículos de regalo de cobre y luego crecer para convertirnos en un gran proveedor de productos de aptitud física requirió mucha suerte y un ajuste intermedio a nuestra visión. El abandonar y crear un nuevo plan, reinvención y ajuste es en realidad una fortaleza, no una debilidad.

Hermana Stevenson: Sin embargo, aquí es donde destacamos la ventaja significativa que compartimos para encontrar nuestra visión. Debido a que ustedes tienen un conocimiento del Evangelio, al igual que los pioneros, son bendecidos con una perspectiva del Evangelio. La ventaja es ver su trayecto terrenal con una perspectiva que es literalmente celestial.

Élder Stevenson: Una perspectiva eterna o del Evangelio proporciona una claridad útil que otros no disfrutan, incluso en asuntos temporales de educación y profesión. Nos gustaría intentar demostrar esto con imágenes en vez de palabras.

Miren esta imagen. ¿Qué es lo que ven? ¿Saben lo que esta imagen representa?

Ahora bien, ¿es útil esta nueva perspectiva para darles claridad? ¿Es esto todo lo que hay que ver? ¿Qué piensan? Echemos un vistazo a la secuencia a medida que se desarrolla, miremos atentamente.

Élder Stevenson: A través de este simple ejercicio, pueden ver, literalmente, más allá de lo que está frente a ustedes en este momento. Su visión mejora cuanto más se alejan.

Un conocido y sabio adagio en Proverbios dice: “Sin profecía [o visión], el pueblo se desenfrena”8.

El presidente M. Russell Ballard describió este principio verdadero con más detalle en nuestros días cuando dijo: “… aquellos que logran más en este mundo son aquellos que tienen un panorama de su vida”9. ¡Cuán cierto es!

Nuestra visión espiritual, que proviene de nuestra perspectiva del Evangelio, brinda discernimiento sobre todas las prioridades de la vida. Nos permite alinear esas prioridades y mantenerlas debidamente equilibradas. Es por eso que vemos una conexión muy estrecha entre la visión y el equilibrio.

Me gustaría compartir con ustedes el principio del equilibrio al relatar una experiencia personal que tuve.

Un amigo mío, reconocido en su profesión, también era un habilidoso y experimentado piloto de helicóptero. En un cálido día otoñal, llamó y nos dijo que vendría a Salt Lake City y preguntó si a mi socio y a mí nos gustaría que en el camino nos llevaran a una propiedad cerca de la montaña.

Llegar allí en camioneta llevaría más de dos horas. En helicóptero, solo nos llevaría 15 minutos. Así que decidimos ir.

Era un hermoso día para volar. Podíamos ver los colores de las hojas otoñales cuando comenzamos a aterrizar. Estábamos a menos de un minuto de aterrizar cuando el rotor de cola del helicóptero se averió, haciendo que el helicóptero girara sin control. Eran circunstancias horrendas.

Afortunadamente para nosotros, el entrenamiento de aterrizaje de emergencia del piloto era para él casi instintivo. Sabía que, si aterrizábamos de nariz primero, o en la parte media del helicóptero, no sobreviviríamos al aterrizaje.

En medio de un giro incontrolado, de alguna manera giró el helicóptero de costado y nos estrellamos contra el suelo.

El combustible se escapaba y el motor se estaba incendiando. Él pudo apagar el motor y salimos del helicóptero sin que explotara. Mediante las acciones del piloto y la mano del Señor, fuimos bendecidos de sobrevivir el accidente en helicóptero.

Desde aquel día, he aprendido mucho sobre helicópteros. Nuestra experiencia de ese accidente en helicóptero fue el resultado del desequilibrio entre los elementos críticos que mantienen a un helicóptero en el aire. Cuando se logra el equilibrio entre la velocidad del rotor principal, el rotor de cola y el ángulo, el vuelo en helicóptero puede ser vigorizante. Si no, ¡es espeluznante! Puedo testificar personalmente de eso.

Tomemos un momento para analizar estos elementos críticos con mayor detalle.

El primero es el rotor principal. Las revoluciones y la longitud de la pala crean elevación y torsión. Sin embargo, la torsión que crea el rotor principal se debe compensar de alguna manera, o el helicóptero girará fuera de control.

Hermana Stevenson: Es por eso que un helicóptero tiene un rotor de cola; crea oposición contra la torsión del rotor principal por las palas elevadas. La velocidad del rotor principal la controla el piloto mediante un control manual. La velocidad del rotor de cola se controla con el pie del piloto. Es absolutamente necesario realizar ajustes constantes en la velocidad de esos dos rotores.

Si no, una vez más, el resultado no es bueno.

Élder Stevenson: Lo próximo es la palanca. La palanca controla el ángulo del helicóptero, que a su vez controla la dirección, la capacidad de giro y la estabilidad del helicóptero, trabajando en conjunto con el rotor principal y el rotor de cola. El piloto opera la palanca con la mano derecha.

Por último, el peso de la carga y el ángulo del helicóptero determinan la velocidad y la potencia requerida para el rotor principal y el rotor de cola.

Hermana Stevenson: Cuando todos estos elementos están sincronizados, el equilibrio es hermoso. Rotor principal, rotor de cola, palanca, peso y ángulo: literalmente desafían la gravedad.

¿Cómo se puede relacionar el hermoso pero complicado vuelo de un helicóptero con el equilibrio en nuestra vida?

Élder Stevenson: Permítanme presentarles algunos pensamientos inspirados de un mensaje que dio el presidente Gordon B. Hinckley en una conferencia de líderes a la que asistí hace muchos años. Quizás cree esa conexión para ustedes.

Él dijo que “[c]ada uno de nosotros tiene una responsabilidad cuatripartita. Primero, la responsabilidad para con nuestra familia. Segundo, la responsabilidad para con nuestro empleador. Tercero, la responsabilidad para con la obra del Señor. Cuarto, la responsabilidad para con nosotros mismos”10.

Utilizando la misma analogía del equilibrio a través de la interdependencia de los elementos críticos de un helicóptero, veamos las cuatro responsabilidades de la misma manera.

Hermana Stevenson: Comenzamos con el hogar y la familia, elementos críticos en cada una de sus vidas. Es importante que no descuiden a la familia a la que pertenecen. “Nada de lo que tengan es de más valor… Es [la] relación familiar lo que llevar[án] con [ustedes] a la vida venidera”11. Los líderes de la Iglesia han hecho mucho en los últimos años para recalcar la importancia del hogar y de la familia.

La guía reciente con respecto al nuevo equilibrio entre la instrucción del Evangelio en el hogar y la Iglesia y el ajuste en el calendario de reuniones son una gran muestra de que la familia y el hogar deben ser considerados el rotor principal de nuestras vidas.

El presidente Nelson nos desafió: “… trabajen con diligencia para remodelar su hogar, centrándolo en el aprendizaje del Evangelio”. Prometió que, si lo hacemos, “con el tiempo sus días de reposo serán verdaderamente una delicia. Sus hijos estarán entusiasmados por aprender y vivir las enseñanzas del Salvador, y la influencia del adversario en su vida y en su hogar disminuirá. Los cambios en su familia serán notables y duraderos”12.

Élder Stevenson: A continuación, consideremos su trabajo o su vida profesional: su empleo, o si son estudiantes, la educación que están buscando, la cual los llevará a su profesión o empleo de tiempo completo. La educación, por supuesto, mejora su empleabilidad. El trabajo les permite cuidarse a ustedes mismos, a su familia y a los demás. El empleo conduce a la autosuficiencia, tanto temporal como espiritual. En su entorno laboral, ustedes tienen una obligación para con su empleador de ser honestos y leales, para proporcionar los resultados esperados por los que se les remunera. Se esfuerzan por ser lo mejor en su trabajo o profesión.

Para nuestra ilustración, consideren el empleo como el rotor de cola del helicóptero.

Hermana Stevenson: Para ser lo mejor para ustedes y su familia, es útil ser el mejor en su trabajo. Ambos están estrechamente relacionados, y el equilibrio entre los dos es fundamental. Cada vez más empleadores, sociólogos y consultores empresariales están reconociendo los beneficios del equilibrio entre el trabajo y la vida.

Élder Stevenson: El tercer elemento crítico del equilibrio en la vida es al Señor y Su obra. Este es uno de los principales propósitos de por qué vinimos a la tierra. Estamos aquí para amarlo, honrarlo, obedecerlo y servirlo a Él y a los hijos de nuestro Padre Celestial, nuestros hermanos y hermanas en todo el mundo. El Señor necesita nuestros esfuerzos y talentos para edificar Su reino.

“Distribuyan su tiempo para atender sus responsabilidades de la Iglesia”13. La palabra distribuyan me parece que es un tanto instructiva. Requiere una elección consciente de que “hagamos tiempo” para dar servicio al Señor y a Su Iglesia y equilibrar ese tiempo.

Hermana Stevenson: El liderazgo y el servicio laico es uno de los elementos distintivos de la Iglesia restaurada de Jesucristo. A cada uno de ustedes se les pedirá que contribuyan al reino de diversas formas. Los llamamientos que ustedes y otros en su familia reciban pueden llegar en momentos que no parezcan convenientes. No obstante, “si tenéis deseos de servir a Dios, sois llamados a la obra”14.

Además, nuestro querido profeta, el presidente Nelson, nos enseñó que nuestro mundo cambia constantemente, al igual que nuestro servicio en la Iglesia. Nos animó a acoger “una nueva normalidad”. Nos dio el desafío: “… ministren a los demás; mantengan una perspectiva eterna; [y] magnifiquen sus llamamientos”15.

Élder Stevenson: Este estímulo da a cada uno de nosotros una visión para hacer lo que se nos ha llamado a hacer, pero también nos aconseja mantener una perspectiva eterna o, en otras palabras, equilibrarla con nuestras otras responsabilidades urgentes. Pienso en el servicio en la Iglesia como la palanca del helicóptero, que nos estabiliza y nos dirige.

Hermana Stevenson: El último elemento para asegurar el equilibrio es una obligación para con nosotros mismos.

La vida puede ser muy ajetreada. Es importante que a veces disminuyamos la velocidad para recuperar energía y observar más de cerca nuestras propias necesidades, como el descanso, el ejercicio, el recreo y el desarrollo espiritual personal. Los líderes de la Iglesia han brindado recientemente sugerencias valiosas y prácticas para ayudarnos a lograrlo.

Élder Stevenson: Así es, Lesa. Hace poco, el presidente Ballard sugirió lo importante que es encontrar un momento de tranquilidad. Él dijo:

“Si bien la tecnología a menudo ha sido una bendición en mi vida, también puede ser una distracción que coloca una barrera entre nosotros y nuestra capacidad de escuchar la voz del Señor. A mis nietos les digo que deben apartar tiempo todos los días para pensar en cuanto a su vida y meditar en lo que el Señor quiere que hagan.

“…no puedo conectarme con el cielo cuando me hallo en desorden[…], cuando estoy en [una] modalidad [calmada] y me esfuerzo por estar tranquilo, es entonces que recibo impresiones”16.

El élder Jeffrey R. Holland habla sobre la oración resuelta. Él dijo esto: “… hay una gran lección sobre la oración […] urgente y resuelta para luchar […] con la oposición del adversario, con las preocupaciones del día, o con las distracciones de nuestra mente”17.

Hermana Stevenson: La hermana Jean B. Bingham, Presidenta General de la Sociedad de Socorro, describió tres elementos muy valiosos para ayudarnos a nosotros mismos.

Primero, ella invita al Espíritu mediante las Escrituras. Dice: “Una de las primeras cosas que hago por la mañana a fin de tener el Espíritu es leer las Escrituras. Me ayuda a tener la actitud adecuada para poder recibir revelación”.

Su segundo elemento es la adoración en el templo. “Otra manera maravillosa de poder escuchar la voz del Salvador con más claridad es asistir al templo. A veces, cuando estoy sentada en el templo, recibo respuesta a una oración o me viene algo a la mente cuando estoy lo suficientemente quieta para escuchar al Espíritu”.

Tercero, ella dice: “La música […] me ayuda a escuchar la voz del Salvador. Me encanta escuchar los himnos, aunque solo escuche música instrumental sin la letra. Me sé la letra porque la he cantado por mucho tiempo, así que me viene a la mente”18.

Élder Stevenson: Parece que el tomar tiempo para nosotros mismos es muchas veces lo más difícil y, sin embargo, es muy importante. He oído que se describe como hacer una pausa, lo suficientemente larga, del ajetreado trabajo de serruchar, para afilar la hoja de la sierra.

Hermana Stevenson: El recordar que tenemos la responsabilidad para con nosotros mismos e integrar ese paso a paso en nuestras vidas será una bendición. He descubierto que a medida que me desarrollo física, emocional y espiritualmente, ello no solo me aporta un gran beneficio personalmente, sino que me permite nutrir a mi familia y amigos.

¡Miren lo bien que funcionan estas cuatro facetas de nuestras vidas si se ejecutan con visión y equilibrio! Se acoplan muy bien, ¿no?

Élder Stevenson: En verdad que sí. Incluso cuando hablamos de equilibrio en estos diferentes aspectos de nuestra vida, debemos poner esto en la perspectiva correcta.

El élder David A. Bednar resumió esto en una muy pragmática publicación reciente en las redes sociales. Dijo: “A veces, reflexionamos sobre todas nuestras responsabilidades en el hogar, la escuela, el trabajo y la Iglesia, y nos preguntamos cómo podemos lograr un equilibrio entre las muchas exigencias que compiten por nuestro tiempo. En lugar de volvernos locos tratando de hacer todo al mismo tiempo, debemos determinar aquellas pocas cosas fundamentales que son nuestras prioridades más altas. Podemos, entonces, esforzarnos por darle a cada una de ellas la atención que necesitan, pero una a la vez”19.

Lesa, esto me recuerda una experiencia muy memorable con mi padre. Yo era un padre joven recién llamado como obispo con un negocio exigente y que crecía. Una noche llegué tarde a una fiesta familiar de cumpleaños. Nuestros hijos y sus primos estaban por todos lados, pero entré a la casa distraído y me senté en la esquina de la habitación, pensando en las preocupaciones de mi negocio de aquel día y lo que estaba ocurriendo en el barrio.

Mi padre se acercó a mí y en un tono inusualmente severo dijo: “Gary, ¿qué estás haciendo?”. Cuando le hablé de mis preocupaciones y responsabilidades en la Iglesia y el trabajo, estaba seguro de que vería a una persona muy comprensiva. Bueno, no fue así. De hecho, se sentó a mi lado y dijo que estaba preocupado por mí y que necesitaba hacer algunos ajustes para no estar siempre desconectado de mi familia cuando estuviera con ellos. ¿Recuerdas eso Lesa?

Hermana Stevenson: Lo recuerdo muy bien.

Elder Stevenson: Dijo: “Cuando estés en casa, haz del hogar la prioridad, no la Iglesia ni el trabajo. Cuando estés en el trabajo, elije hacer del trabajo tu prioridad, no el hogar ni la Iglesia. Cuando estés en la Iglesia, elige hacer de la Iglesia la prioridad, no el trabajo ni el hogar”.

Ese consejo fue difícil de incorporar, e incluso ahora estoy lejos de ser perfecto, pero en verdad me ayudó. Ese consejo me alivió en ese momento y pagó grandes dividendos en mi vida. Así que invito a cada uno de ustedes a pensar en él y a que lo pongan a prueba.

Curiosamente, esto es casi exactamente lo que el élder Bednar aconsejó en su reciente publicación en las redes sociales. Él compartió esto: “Puede sonar simplista, pero no debemos sentirnos frustrados, ni malgastar nuestro esfuerzo y tiempo tratando de alcanzar un equilibrio perfecto entre todas las cosas importantes que debemos hacer. A medida que oremos sinceramente pidiendo la ayuda de Dios para determinar qué es lo más importante, Él nos guiará y nos ayudará a enfocar nuestros esfuerzos día a día”20.

Hermana Stevenson: Y ahora tengo algunas malas noticias que darles. Si siguen este consejo y avanzan con equilibrio y visión, lo más probable es que todavía tengan algunos fracasos. Van a tener algunos rasguños y moretones.

Tal vez haya ocasiones en las que su visión parezca oscurecerse en un camino brumoso o quizás pierdan el equilibrio. Pero aquí están las buenas nuevas: ustedes son hijos e hijas de un amoroso Padre Celestial.

Las Escrituras nos enseñan: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder… y de dominio propio”21. Y no se olviden de este importante consejo del Señor mismo: “Sed de buen ánimo, pues, y no temáis, porque yo, el Señor, estoy con vosotros y os ampararé”22. Así que tienen una fuente constante y divina de fortaleza en nuestro amado Salvador, sí, Jesucristo.

Élder Stevenson: Ahora escuchen el aliento inspirado para cada uno de ustedes hoy aquí de parte del presidente Nelson: “Dios sabía que […] no sería fácil encontrar la senda de los convenios ni mantenerse en ella. Así que envió a Su Hijo Unigénito para expiar por nosotros y mostrarnos la senda. El poder piadoso disponible para todos los que aman y siguen a Jesucristo es el poder para sanarnos, fortalecernos, limpiarnos del pecado y magnificarnos para hacer cosas que nunca podríamos hacer por nuestra cuenta”23.

Hermana Stevenson: Permitan que el conocimiento de quiénes son en realidad y de quiénes están a su lado les ayude a vivir su vida con una visión clara y un equilibrio constante. El Señor “aumentará [sus] oportunidades, expandirá [su] visión y [los] fortalecerá”24.

Élder Stevenson: Ha sido maravilloso estar con ustedes esta noche y nos gustaría terminar expresando nuestra gratitud, extendiéndoles una invitación y ofreciéndoles nuestro testimonio. Primero, los invito a considerar cómo su visión del Evangelio asegura y confirma su identidad como hija de Dios o como hijo de Dios.

Segundo, consideren cómo abordar sus responsabilidades cuatripartitas para el hogar, la familia, la Iglesia y ustedes mismos.

Tercero, los invito a encontrar un lugar tranquilo y a escribir algunas impresiones que hayan sentido en este devocional. Recuerden, como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, cada uno de ustedes tiene el don de la compañía del Espíritu Santo.

Hermana Stevenson: Al actuar en las invitaciones del élder Stevenson no se olviden de los pioneros que vinieron antes de nosotros: de quienes hablamos de que se asentaron en este valle, así como aquellos en sus respectivas familias y países de origen. Su espíritu y ejemplo pionero de hacer las cosas difíciles les pueden brindar confianza para hacer cosas difíciles también.

Élder Stevenson: Al igual que los primeros Santos de los Últimos Días, miramos hacia el horizonte; miramos hacia arriba y miramos dentro de nosotros para la visión y equilibrio del Evangelio.

Hermana Stevenson: Ofrezco mi testimonio de que ustedes pueden obtener ese “fulgor perfecto de esperanza”25; que el Padre Celestial conoce a cada uno de ustedes por nombre y que Él los ama. Doy mi testimonio de Jesucristo como el Hijo Unigénito del Dios viviente y lo hago en el nombre de Jesucristo. Amén.

Élder Stevenson: Amén. Gracias, Lesa. También ofrezco mi testimonio a ustedes, nuestros jóvenes y maravillosos hermanos y hermanas. Doy testimonio de que somos hijos de padres celestiales amorosos, que el Padre Celestial los ama y de que la doctrina del Padre es que Él desea que todos Sus hijos vuelvan a Él.

Esta doctrina es posible por Su Hijo, nuestro amado Salvador, Jesucristo. Es mediante Su Expiación que podemos volver a la presencia de nuestro amoroso Padre Celestial. Doy mi testimonio a ustedes. Doy mi testimonio de Jesucristo y de Su sagrada función como nuestro Salvador y Redentor. Y lo hago en Su nombre, Jesucristo. Amén.