Devocionales de 2022
Valerosa, noble e independiente


Valerosa, noble e independiente

Devocional mundial para jóvenes adultos • 11 de septiembre de 2022 • Tabernáculo de Salt Lake

Élder Dale G. Renlund: Gracias. Nos hallamos en el histórico Tabernáculo de Salt Lake, pero nuestra audiencia es mundial. En las Escrituras, el Señor nos ha pedido que recordemos. El recordar el legado de fe, de devoción y de perseverancia que tenemos en común nos da perspectiva y fortaleza para enfrentar los desafíos de nuestra época.

Es con este deseo de recordar “cuán misericordioso ha sido el Señor con los hijos de los hombres”1, que se concibió la serie de cuatro tomos: Santos: La historia de la Iglesia de Jesucristo en los últimos días. Ya se han publicado tres tomos. Esta narración histórica contiene relatos de fieles Santos de los Últimos Días del pasado. Nos aporta ejemplos de la vida real de personas que amaron el evangelio de Jesucristo, hicieron convenios y avanzaron por la senda de los convenios para llegar a conocer a nuestro Salvador, Jesucristo.

Hermana Ruth L. Renlund: Nos complace centrarnos en las experiencias de la vida real que ahora pueden leer en Santos: Valerosa, noble e independiente, el tercer tomo de la serie. Este tomo es una crónica de la historia de la Iglesia desde la dedicación del Templo de Salt Lake, en 1893, hasta la dedicación del Templo de Berna, Suiza, en 1955. Durante ese tiempo, se evidencia en la Iglesia la revelación continua que reciben los profetas del Señor y los miembros, en forma personal. El tomo III de Santos nos ayuda a comprender nuestra propia historia, a las personas que la vivieron y a nuestro Salvador.

Élder Renlund: Fue en este período que mis cuatro abuelos se unieron a la Iglesia. Mis padres emigraron de Finlandia y Suecia a Salt Lake City, porque habían hecho la promesa de casarse en el templo. En 1950 no había templos en Europa. Cada uno de ellos recibió sus investiduras en el Templo de Salt Lake, escuchando las instrucciones en inglés, y entendiendo muy poco. Se casaron y se sellaron, y se consideraron eternamente bendecidos. Su elección de hacer todo lo que fuera necesario para sellarse en el templo ha tenido un impacto eterno en mi vida también.

Santos, tomo III, es nuestro legado, ya sea que descendamos de los primeros pioneros, como lo hizo la hermana Renlund, o de pioneros posteriores, como en mi caso, o si ustedes mismos son pioneros en la fe. Ustedes son una parte importante de la historia continua de esta Iglesia. Les damos las gracias por todo lo que hacen para edificar sobre el cimiento de fe que establecieron ustedes y sus antepasados. “Rogamos que este tomo [de Santos] amplíe su entendimiento del pasado, fortalezca su fe y los ayude a hacer y a observar los convenios que conducen a la exaltación y a la vida eterna”2.

Hermana Renlund: Estoy ansiosa por compartir historias del tomo III de Santos. ¡Comencemos!

Élder Renlund: Empecemos con un ejemplo de la restauración continua de la Iglesia. El presidente Russell M. Nelson frecuentemente enseña que la Restauración “es un proceso, no un evento, y continuará hasta que el Señor regrese”3 . Una gran ilustración de ello es un ejemplo de los últimos días de la vida del presidente Joseph F. Smith.

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retrato completo de un hombre y una mujer vestidos de blanco

Joseph F. Smith y Julina Lambson Smith.

En 1918, el presidente Smith se encontraba mal de salud y probablemente sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida. Parecía que le rondaba la muerte. Primero, su hijo mayor, Hyrum, se enfermó y murió como resultado de una perforación del apéndice. El presidente Smith derramó su dolor en su diario: “¡Mi alma está desgarrada! […]. ¡Oh! que Dios me ayude!” […]4 . Segundo, la tristeza del presidente Smith se profundizó cuando Ida, la viuda de Hyrum, murió a causa de un infarto poco después.

Tercero, él leía los informes horrendos sobre la asoladora guerra mundial. Durante la guerra murieron veinte millones de soldados y civiles. Cuarto, una cepa mortal de gripe estaba matando a las personas en todo el mundo. El número de muertes en el mundo era de al menos cincuenta millones. Estas muertes producían tristeza y dolor inconmensurables a las familias. El presidente Smith lamentaba la pérdida de vidas. Además, él mismo había estado postrado en cama cinco meses. Se puede afirmar que la muerte estaba presente en la mente del profeta.

Aquí tengo una Biblia que le perteneció al presidente Smith. Puede que fuera con esta, o con otra similar, que él recibió una revelación clave.

Hermana Renlund: El 3 de octubre de 1918, se sentó en su habitación en la Casa de la Colmena, a una cuadra de aquí, “reflexionando sobre la expiación de Jesucristo y la redención del mundo. Abrió […] en 1 Pedro y leyó que el Salvador predicaba a los espíritus en el mundo de los espíritus […]. [E]l Espíritu descend[ió] sobre [el presidente Smith], abriendo los ojos de su entendimiento”. Vio el mundo de los espíritus, donde multitudes de “mujeres y hombres justos que habían muerto antes del ministerio terrenal del Salvador esperaban gozosos Su advenimiento para declararles su redención de las ligaduras de la muerte.

“El Salvador apareció […], y los espíritus justos se regocijaron […]. Se arrodillaron ante Él, reconociéndolo como su Salvador y Libertador de la muerte y de las cadenas del infierno […].

“[El presidente Smith también] comprendió que el Salvador no fue en persona a los espíritus desobedientes. Más bien organizó a los espíritus justos, nombrando mensajeros y comisionándolos para que llevaran el mensaje del Evangelio a los espíritus en tinieblas. De esta manera, todas las personas que morían en la transgresión o sin conocimiento de la verdad podían aprender sobre la fe en Dios, el arrepentimiento, el bautismo vicario para la remisión de pecados, el don del Espíritu Santo y todos los demás principios esenciales del Evangelio […].

Élder Renlund: “El profeta percibió entonces que los fieles [santos en] esta dispensación continuarían su labor en la siguiente vida predicando el Evangelio a los espíritus que estaban en las tinieblas y bajo la esclavitud del pecado. ‘Los muertos que se arrepientan serán redimidos, por medio de la obediencia a las ordenanzas de la casa de Dios’ observó, ‘y después que hayan padecido el castigo por sus transgresiones, y sean lavados y purificados, recibirán una recompensa según sus obras, porque son herederos de salvación’.

Hermana Renlund: “A la mañana siguiente [algunos se sorprendieron al ver que él asistió] a la primera sesión de la conferencia general de octubre a pesar de su precario estado de salud. Decidido a hablar a la congregación, se paró con inestabilidad en el púlpito [en este edifico] y su cuerpo, de gran tamaño, temblaba por el esfuerzo […]. Faltándole fuerzas para hablar de su visión sin dejarse vencer por la emoción, se limitó a hacer una alusión a ella. ‘No he vivido solo durante estos cinco meses’, dijo a la congregación. ‘He vivido en el espíritu de oración, de súplica, de fe y determinación; y he tenido continuamente una comunicación con el Espíritu del Señor. Esta mañana es una reunión feliz para mí’, dijo él. ‘Que Dios Todopoderoso los bendiga’”5.

El presidente Smith le dictó la revelación a su hijo, Joseph Fielding Smith, luego de la conferencia general. Esta es una de las copias que él firmó y envió a la Primera Presidencia y al Cuórum de los Doce Apóstoles. Ellos leyeron la visión y la respaldaron plenamente6 y se canonizó como la sección 138 de Doctrina y Convenios. Ahora entendemos que Dios se preocupa por quienes están del otro lado del velo de la vida terrenal. Se preocupa por su redención. Los “muertos” no están realmente muertos. La Restauración continua nos trajo esta comprensión y nos trae consuelo y claridad en cuanto al mundo venidero.

Élder Renlund: En muchos sentidos, la revelación personal requiere el mismo proceso. En mi caso, me tengo que enfocar en un problema. Lo tengo que estudiar y pensar en él. Tengo que formular varias soluciones. Parece que solo entonces puede llegar revelación personal de manera confiable. A menudo la revelación me llega en forma de directrices cortas, concisas e imperativas, tales como: “Ve”, “Haz” o “Di”.

Hermana Renlund: Igual me sucede a mí. Luego de meditar, estudiar y orar, frecuentemente tengo pensamientos o ideas que vienen a mi mente, que sé que no son míos. Siempre me anima que Dios esté al tanto de mí y me inspire a hacer lo bueno mediante el Espíritu Santo.

Élder Renlund: Con frecuencia se recibe una revelación porque existe una necesidad específica. Un ejemplo extraordinario de esto ocurrió durante la Conferencia General de abril de 1894. El presidente Wilford Woodruff anunció a sus consejeros y al Cuórum de los Doce Apóstoles que había recibido una revelación en cuanto a los sellamientos del templo. Dijo: “El Señor me ha indicado que es correcto que los hijos sean sellados a sus padres, y estos a sus padres hasta donde sea posible obtener los registros”7. Esta revelación vino más de cincuenta años después de que Elías restaurara la autoridad para sellar en el Templo de Kirtland.

Hermana Renlund: El domingo, en la conferencia general de 1894, el presidente Woodruff declaró: “‘No hemos recibido toda la revelación […]. Ni lo sabemos todo sobre la obra de Dios’. Habló de cómo Brigham Young había continuado la obra de José Smith de construir templos y organizar las ordenanzas del templo. ‘Pero él no recibió todas las revelaciones que pertenecen a esta obra’, recordó el presidente Woodruff a la congregación. ‘Ni tampoco el presidente Taylor, ni Wilford Woodruff. No habrá fin para esta obra hasta que se perfeccione’”8.

Desde los años de Nauvoo, los miembros habían estado haciendo bautismos por los muertos por sus familiares fallecidos. Pero aún no se había revelado la importancia de sellarse a nuestros propios antepasados. El presidente Woodruff explicó: “‘Queremos que desde ahora los Santos de los Últimos Días investiguen su genealogía hasta donde puedan llegar y se sellen a sus padres y madres […]. Que sellen los hijos a sus padres y sigan esta cadena tan lejos como sea posible’”9.

El presidente Woodruff “[r]ecordó a los santos la visión que tuvo José Smith de su hermano Alvin en el Templo de Kirtland. ‘… Todos los que han muerto sin el conocimiento de este evangelio, quienes lo habrían recibido si se les hubiese permitido permanecer, serán herederos del reino celestial’.

“‘Así será con vuestros padres’, dijo el presidente Woodruff sobre aquellas personas que están en el mundo de los espíritus. ‘Habrá muy pocos, si es que los hay, que no aceptarán el Evangelio’.

“Antes de concluir su sermón, instó a los santos […] a encontrar a sus antepasados muertos. ‘Hermanos y hermanas’, dijo, ‘continuemos con nuestros registros, llenémoslos en rectitud ante el Señor, cumpliendo este principio, y las bendiciones de Dios nos acompañarán y aquellos que sean redimidos nos bendecirán en los días venideros”’10. Esta revelación proporcionó la razón por la que los miembros habrían de volver frecuentemente al templo para efectuar ordenanzas por representante por sus antepasados fallecidos. Las familias comenzaron a llevar registros cuidadosos de estas ordenanzas, y de la obra que habían realizado para completarlas, en libros como este, que muestra la obra realizada por la familia de Jens Peter y Marie Dame.

Élder Renlund: Hoy, la doctrina del sellamiento a través de las generaciones nos parece muy normal y natural, pero fue necesaria una revelación del Señor para organizar correctamente el sellamiento de las familias. Esta revelación tuvo un impacto directo en mi familia en la lejana isla de Larsmo, cerca de la costa oeste de Finlandia. Esta historia no está en Santos, tomo III, pero es muy apreciada en mi familia. En 1912, mis abuelos paternos, Lena Sofia y Matts Leander Renlund, escucharon a los misioneros de Suecia predicar el Evangelio restaurado. Lena Sofia y Leander fueron bautizados al día siguiente. Encontraron gozo en su nueva fe y en formar parte de una pequeña rama, la primera en Finlandia. Desafortunadamente, su suerte cambió y vinieron calamidades.

En 1917, Leander murió de tuberculosis, dejando a Lena viuda y embarazada de su décimo hijo. Ese niño, que fue mi padre, nació 2 meses después de la muerte de Leander. Más miembros de la familia murieron de tuberculosis. Al final, Lena dio sepultura a siete de sus diez hijos, además de a Leander. Fue muy difícil para ella, que era una campesina pobre, mantener intacto lo que quedaba de su familia.

Durante cerca de dos décadas no tuvo una buena noche de descanso; durante el día se apresuraba a hacer trabajos insignificantes a fin de tener lo suficiente para comer; por la noche cuidaba a sus familiares que estaban enfermos de gravedad. Es difícil imaginar cómo podía Lena Sofía salir adelante.

Conocí a Lena Sofia una vez en diciembre de 1963; yo tenía once años y ella ochenta y siete. Estaba encorvada por la vida de trabajo arduo; tenía curtida la piel del rostro y de las manos, tan áspera y tan rugosa como el cuero viejo. Al conocernos, se puso de pie, señaló una foto de Leander y me dijo en sueco: “Det här är min gubbe”. “Él es mi esposo”.

Pensé que había usado mal el tiempo presente del verbo. Como Leander había fallecido hacía 46 años, le señalé a mi madre el error obvio. Mamá solo me dijo: “Es que no comprendes”. Yo no comprendía. Lena Sofía sabía que su esposo que ya tenía años de fallecido fue y seguiría siendo suyo por las eternidades. Por medio de las doctrinas de las familias eternas, Leander seguía presente en su vida y formaba parte de su gran esperanza en el futuro.

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retrato de una mujer

Lena Sofia Renlund, abuela paterna de Dale G. Renlund.

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un retrato de un jovencito

Dale G. Renlund de joven.

Antes de la dedicación del Templo de Helsinki, Finlandia, en 2006, mi hermana se aseguró de ver qué obra de las ordenanzas se necesitaba efectuar por la línea de nuestro padre. Lo que encontró es una contundente afirmación de la fe de Lena Sofia en la autoridad para sellar. En 1938, Lena Sofía había enviado los registros familiares de sus hijos fallecidos, que eran mayores de 8 años cuando murieron, para que la obra del templo pudiera realizarse. Esas fueron algunas de las primeras ordenanzas de Finlandia que se tramitaron en un templo.

Lena pudo resistir, porque mantuvo en su mente la doctrina de salvación. Ella consideró que una de las grandes misericordias de Dios fue que ella llegara a saber que las familias eran eternas antes de que le sobrevinieran esas calamidades. Una señal de su profunda conversión al evangelio restaurado de Jesucristo fue su trabajo en la historia familiar, una obra revelada mediante José Smith, Wilford Woodruff y Joseph F. Smith. Ella era como aquellos que “[e]n la fe murieron […] sin haber recibido las cosas prometidas, sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y aceptándolas”11.

Hermana Renlund: Debido a que la Restauración es un proceso continuo, nosotros tenemos más cosas que esperar con entusiasmo. Hace menos de un año, el presidente Nelson dijo: “Los ajustes actuales en los procedimientos del templo, y otros que se harán más adelante, son una prueba continua de que el Señor está dirigiendo activamente Su Iglesia. Él brinda oportunidades para que todos nosotros reforcemos nuestros cimientos espirituales de manera más eficaz al centrar nuestra vida en Él y en las ordenanzas y los convenios de Su templo”12. El presidente Nelson explicó que estos ajustes se realizan “[b]ajo la dirección del Señor y en respuesta a nuestras oraciones”, porque el Señor desea que “comprenda[mos] con gran claridad para qué exactamente est[amos] haciendo convenios […], que comprenda[mos] [nuestros] privilegios, promesas y responsabilidades [y] que tenga[mos] perspectivas y despertares espirituales”13.

A veces la revelación viene en el momento. Esto sucedió con otro ejemplo de la Restauración continua, cuando Lorenzo Snow era el Presidente de la Iglesia. En 1898, la Iglesia estaba en una situación económica difícil. En el apogeo de su campaña antipoligamia, el Congreso de los Estados Unidos había autorizado la confiscación de las propiedades de la Iglesia. Preocupados porque el gobierno se apropiara de sus donaciones, muchos santos dejaron de pagar los diezmos, y de esta forma se redujo la principal fuente de financiamiento de la Iglesia. La Iglesia pidió dinero prestado para proporcionar suficientes fondos para mantener la obra del Señor avanzando. La Iglesia incluso pidió préstamos para cubrir el costo de terminar el Templo de Salt Lake. Esta situación financiera causaba una profunda preocupación en la mente del profeta de ochenta y cinco años14.

“Un día de mayo, temprano por la mañana, el presidente Snow estaba sentado en la cama cuando su hijo LeRoi entró en la habitación […]. El profeta lo saludó y anunció: ‘Me voy a St. George’.

“LeRoi se sorprendió. St. George estaba […] a unos 480 kilómetros de distancia”. Para llegar, tenían que ir en tren hacia el sur más de 320 kilómetros hasta Milford y luego viajar otros 170 kilómetros en carruaje. Eso sería un viaje difícil para un hombre anciano. No obstante, ellos emprendieron el largo y exigente viaje. “Cuando llegaron […], polvorientos y cansados del viaje […], un presidente de estaca preguntó cuál era la razón de su visita. ‘Bueno’, dijo el presidente Snow, ‘no sé por qué hemos venido a St. George; solo sé que el Espíritu nos dijo que viniéramos’.

“Al día siguiente, el 17 de mayo, el profeta se reunió con los santos en el Tabernáculo de St. George, un edificio construido con arenisca roja, que quedaba a varias manzanas al noroeste del templo”. Cuando el presidente Snow se puso de pie para dirigirse a los santos, dijo: “‘Apenas podemos expresar la razón por la que vinimos’, dijo; ‘sin embargo, supongo que el Señor tendrá algo que decirnos’”.

Élder Renlund: “Durante el sermón, el presidente Snow se detuvo inesperadamente y el salón quedó en completo silencio. Los ojos y el rostro le brillaban. Cuando abrió la boca, su voz era más fuerte; la inspiración de Dios parecía llenar el salón. Entonces habló sobre el diezmo […]. [L]amentaba que muchos […] santos eran reacios a pagar un diezmo íntegro […]. ‘Esta es una preparación esencial para Sion’, dijo él.

“La próxima tarde, el presidente Snow [enseñó]: ‘Ha llegado la hora en que todo Santo de los Últimos Días que tenga la intención de prepararse para el futuro y de tener los pies firmemente asentados en el cimiento adecuado, cumpla con la voluntad del Señor y pague un diezmo íntegro. Esa es la palabra del Señor para ustedes y será la palabra del Señor a toda población de la tierra de Sion’”.

El presidente Snow más tarde enseñó: “‘Estamos en una condición terrible, y por eso la Iglesia está en servidumbre. El único alivio es que los santos observen esta ley’. Desafió [a los miembros] a obedecer la ley plenamente y les prometió que el Señor los bendeciría por sus esfuerzos. También declaró que el pago del diezmo sería en lo sucesivo un requisito firme para la asistencia al templo”15.

Hermana Renlund: Desde aquel entonces, son muchos los que pueden testificar que el Señor derrama Sus bendiciones más ricas sobre aquellos que están dispuestos a obedecer esta sencilla ley. El hermano Alois Cziep servía como presidente de la Rama Viena, Austria. Guardaba los diezmos y otros registros de la rama en su modesta caja fuerte. Durante los ataques aéreos de la Segunda Guerra Mundial, este era el artículo que aseguraban primero el presidente Cziep y su familia, antes que sus propias posesiones.

Algunos han testificado también del desafío de aceptar la ley y recibir como resultado bendiciones extraordinarias.

La experiencia de la familia Yanagida, de Japón, es un ejemplo de esto. En 1948, la Primera Presidencia envió nuevamente misioneros a Japón. Cuando Toshiko Yanagida le preguntó a su padre sobre religión, él la animó a asistir a un servicio de los Santos de los Últimos Días. Él se había unido a la Iglesia en 1915.

La hermana Yanagida conoció a los misioneros, se convirtió y se bautizó en agosto de 1949, estando presente su padre. Más tarde su esposo buscó a los misioneros y fue bautizado por el mismo misionero que había enseñado a la hermana Yanagida16.

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retrato de una mujer

Toshiko Yanagida.

Élder Renlund: El hermano y la hermana Yanagida tenían dificultades con el pago de los diezmos. “[N]o ganaba[n] mucho dinero, y a veces se preguntaban si tendrían lo suficiente para pagar el almuerzo de su hijo en la escuela. También deseaban comprar una casa. Luego de una reunión de la Iglesia, [la hermana Yanagida] le preguntó a un misionero acerca de los diezmos. ‘Los japoneses somos muy pobres ahora, después de la guerra’, dijo ella. ‘Pagar diezmos es muy difícil para nosotros. ¿Debemos pagar?’.

“El élder le respondió que Dios mandó a todos a pagar diezmos y habló de las bendiciones por obedecer el principio. [La hermana Yanagida] estaba escéptica y un poco enojada. ‘Esto es un modo de pensar estadounidense’, se dijo a ella misma […].

“Una misionera le prometió a [la hermana Yanagida] que pagar diezmos podría ayudar a su familia a lograr la meta de tener su casa propia. Deseando ser obedientes, [el hermano y la hermana Yanagida] decidieron pagar sus diezmos y confiar en que las bendiciones llegarían […].

“[Ellos] empezaron a ver [esas] bendiciones […]. Compraron un lote asequible en la ciudad y trazaron los planos para una casa. Luego solicitaron un préstamo inmobiliario mediante un programa nuevo del gobierno y una vez que recibieron la aprobación para construir, empezaron a trabajar en los cimientos.

El proceso fue sin contratiempos hasta que un inspector notó que su lote era inaccesible para los bomberos. ‘Esta tierra no es adecuada para la construcción de una casa’, les dijo él. ‘No pueden continuar adelante con la construcción’.

“Sin saber qué hacer, [el hermano y la hermana Yanagida] hablaron con los misioneros. ‘Nosotros seis ayunaremos y oraremos por ustedes’, les dijo un élder. ‘¡Hagan ustedes lo mismo!’. Durante los dos días siguientes, los Yanagida ayunaron y oraron con los misioneros. Entonces llegó otro inspector para volver a evaluar su lote […], al principio dio a los Yanagida poca esperanza de pasar la inspección. Pero al mirar el lote, se dio cuenta de una solución. En una emergencia, los bomberos podrían acceder a la propiedad solo quitando un vallado cercano. Los Yanagida podrían construir su casa, después de todo.

“‘Supongo que ustedes dos deben haber hecho algo excepcionalmente bueno en el pasado’, les dijo el inspector. ‘En todos mis años, nunca he sido tan complaciente’. [El hermano y la hermana Yanagida] estaban encantados. Habían ayunado, orado y pagado sus diezmos. Y exactamente, tal como había prometido la [extraordinaria] misionera, pudieron tener su casa propia”17.

En todo el mundo los santos han tenido experiencias similares al pagar diezmos. El Señor bendice a los de Su pueblo que son fieles y obedientes. Y es el fiel pago del diezmo lo que ha permitido que se construyan templos en todo el mundo.

Hermana Renlund: Sé que nuestras vidas han sido bendecidas de maneras sutiles y significativas por vivir la ley del diezmo. A veces las bendiciones no son lo que esperamos y con mucha facilidad podemos pasarlas por alto, pero son reales. Lo hemos vivido18.

Una de mis historias favoritas narradas en Santos es cómo fueron llamadas las primeras hermanas a servir como misioneras de tiempo completo. En Inglaterra, a fines de la década de 1890, circulaban rumores de que las mujeres Santos de los Últimos Días eran unas crédulas ingenuas que no podían pensar en forma independiente. Entonces una Santo de los Últimos Días de Salt Lake City, Elizabeth McCune, y su hija llegaron a Londres para una visita prolongada.

Cuando asistieron a una conferencia de la Iglesia en Londres, Elizabeth se vio sorprendida cuando, “[d]urante la sesión de la mañana, Joseph McMurrin, uno de los consejeros de la presidencia de la misión, criticó […] a las afirmaciones poco favorables acerca de las mujeres Santos de los Últimos Días, [y anunció]: ‘Tenemos justamente en este momento con nosotros a una dama de Utah […]. Vamos a pedir a la hermana McCune que tome la palabra esta tarde y les hable de su experiencia en Utah’. Luego animó a todos en la conferencia a venir con sus amigos para escucharla hablar”.

“Al aproximarse la hora de la reunión, el público abarrotó la sala. Elizabeth hizo una oración en silencio y subió al estrado”. Habló a la multitud acerca de su fe y su familia, testificando intrépidamente de la veracidad del Evangelio. También dijo: “‘Nuestra religión nos enseña que la esposa tiene los mismos derechos y privilegios que el esposo’. Cuando la reunión terminó, desconocidos estrecharon la mano de Elizabeth. ‘Si vinieran aquí más de sus mujeres’, dijo alguien, ‘harían mucho bien’”.

“Después de ver el efecto que tenía Elizabeth en las audiencias, [el presidente McMurrin le escribió al Presidente de la Iglesia]: ‘[S]i un número de mujeres brillantes e inteligentes fueran llamadas a servir misiones en Inglaterra, los resultados serían excelentes’”. “La decisión de llamar a mujeres como misioneras fue en parte una consecuencia de la predicación de Elizabeth McCune”19.

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retrato completo de una mujer

Elizabeth McCune.

El 22 de abril de 1898, Inez Knight y Jennie Brimhall arribaron al puerto de Liverpool, Inglaterra. Eran las primeras en ser apartadas como “damas misioneras” de la Iglesia.

Ellas acompañaron al presidente McMurrin y a otros misioneros a un poblado al este de Liverpool. Por la tarde, una gran multitud asistió a una reunión en la calle con los misioneros. “El presidente McMurrin anunció que al día siguiente se llevaría a cabo una reunión especial, e invitó a todos a venir y escuchar predicar a ‘mujeres mormonas de carne y hueso’”20. Les leo ahora del diario de la misión de Inez Knight. Ella escribió: “Por la noche hablé llena de temor y temblores, pero me sorprendí a mí misma”21. Ella reconoció la ayuda divina que recibió cuando escribió: “Por la noche hablé a una gran multitud, pero fui bendecida por las oraciones de los demás misioneros”22. Estas “mujeres mormonas de carne y hueso” se desenvolvieron bien, yendo de puerta en puerta y testificando frecuentemente en las reuniones en la calle. Pronto se les unieron otras misioneras que trabajaron por toda Inglaterra.

Élder Renlund: La hermana Knight y la hermana Brimhall fueron el comienzo. En esta dispensación han servido cientos de miles de hermanas23. Una de las cosas que me llama la atención sobre las misioneras es que pueden ser eficaces siendo quienes son auténticamente. Son mujeres Santo de los Últimos Días reales. Como la hermana Knight y la hermana Brimhall, ellas hablan con las personas sobre quiénes son ellas y por qué creen en lo que creen.

El impacto de las misioneras en el recogimiento de Israel ha sido extraordinario. Recientemente, en una sesión de preguntas y respuestas, un joven élder me preguntó por qué los barrios de su misión prefieren a las misioneras. Mi respuesta fue sencilla: “Porque las hermanas dan su corazón y su alma a la obra. Los miembros aman a todos los misioneros que lo hacen, sin escatimar nada”.

La respuesta de las hermanas misioneras a los llamamientos misionales ha sido y continúa siendo una parte importante de la proclamación del Evangelio. El presidente Nelson dijo en la conferencia general de abril: “Amamos a las hermanas misioneras y las acogemos de todo corazón; ¡lo que ustedes aportan a esta obra es magnífico!”24.

Hermana Renlund: También me impresiona el bien que provino de la hermana McCune, quien no fue llamada y apartada como misionera, pero esta querida hermana hizo que las cosas ocurrieran gracias a su fe25.

Esto nos lleva a otra historia asombrosa de Santos, tomo III. Encontramos ejemplos de santos que demostraron su discipulado bajo las circunstancias más difíciles. Antiguos enemigos que superaron la animosidad y se unieron al confiar en Jesucristo.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, “los Países Bajos se encontraban en un estado deplorable tras cinco años de ocupación [por el régimen nazi alemán]. Más de 200 000 holandeses habían muerto durante la guerra y cientos de miles de hogares habían sido dañados o destruidos. Muchos santos […] de los Países Bajos estaban resentidos con los alemanes y con algunos santos que habían cooperado con los ocupantes”. La división entre ellos era palpable.

Élder Renlund: “El presidente de la misión, Cornelius Zappey, animó a las ramas de la Iglesia a complementar sus suministros de alimentos iniciando proyectos de cultivo de patatas con semillas del gobierno holandés”. Con ese estímulo, “las ramas de los Países Bajos […] comenzaron a plantar patatas dondequiera que podían encontrar sitio, cultivándolas en patios traseros, jardines de flores, terrenos vacíos y medianas de carreteras.

“Cerca del tiempo de la cosecha, [el presidente Zappey] celebró una conferencia de misión en la ciudad de Rotterdam”. Por las conversaciones con el presidente de la Misión Alemania Occidental sabía “que muchos santos en Alemania sufrían una grave escasez de alimentos. [El presidente Zappey] quería hacer algo para ayudar, así que preguntó a los líderes locales si estarían dispuestos a dar una parte de su cosecha de patatas a los santos de Alemania.

“‘Algunos de los enemigos más acérrimos que ustedes han encontrado como resultado de esta guerra son el pueblo alemán’, reconoció él. ‘Pero esas personas se encuentran ahora mucho peor que ustedes’.

“Al principio, algunos santos holandeses se opusieron al plan. ¿Por qué tenían que compartir sus patatas con los alemanes?”. [Algunos habían perdido su casa] por las bombas alemanas o [habían visto] a sus seres queridos morir de hambre porque los ocupantes alemanes les habían quitado la comida”.

El presidente Zappey le pidió a Pieter Vlam, exprisionero de guerra y líder de una rama de la Iglesia en Ámsterdam, “que visitara las ramas de los Países Bajos y los animara a apoyar el plan”, haciendo una distinción entre el régimen nazi y los alemanes. “Pieter era un experimentado líder eclesiástico cuyo injusto encarcelamiento en un campo alemán era bien conocido. Si los santos holandeses querían y confiaban en alguien en la misión, ese era Pieter Vlam”.

Cuando Pieter visitó las ramas “les habló de sus penurias en la prisión. ‘He pasado por todo esto’, dijo él. ‘Ustedes saben que ha sido así’. Los instó a perdonar al pueblo alemán. ‘Sé lo difícil que es amarlos‘, dijo. ‘Si ellos son nuestros hermanos y hermanas, entonces debemos tratarlos como a nuestros hermanos y hermanas’.

Hermana Renlund: “Sus palabras y las de otros presidentes de rama conmovieron a los santos, y la ira de muchos se disipó a medida que cosechaban patatas para [sus hermanos y hermanas] alemanes”. No solo eso, sino que los desacuerdos y la desconfianza que habían existido entre los miembros de las ramas también empezaron a disiparse. Los miembros “sabían que podían trabajar juntos avanzando hacia delante”.

“[El presidente Zappey], mientras tanto, se esforzó para conseguir los permisos para transportar las patatas a Alemania. Cuando algunos funcionarios intentaron detener los planes de envío, [el presidente Zappey] les dijo: ‘Estas patatas pertenecen al Señor, y si es Su voluntad, el Señor se encargará de que lleguen a Alemania’.

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hombres cargando sacos de patatas

Cornelius Zappey, misioneros holandeses y santos holandeses cargan patatas para ser enviadas.

“Finalmente, en noviembre de 1947, santos y misioneros holandeses se reunieron en La Haya para cargar […] más de setenta toneladas de patatas. Poco después, las patatas llegaron a Alemania para ser distribuidas entre los santos […].

“La noticia del proyecto de las patatas no tardó en llegar a la Primera Presidencia. Asombrado, el presidente David O. McKay dijo: ‘Este es uno de los mayores actos de verdadero comportamiento cristiano del que haya sabido’”26.

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Santos holandeses cerca de un camión cargado de sacos de patatas

Élder Renlund: Al año siguiente, los miembros holandeses mandaron nuevamente una cosecha de patatas a los alemanes, y agregaron arenques, haciendo que el obsequio fuese aún más substancial. Unos años después, en 1953, el mar del Norte inundó una gran parte de los Países Bajos y dejó inundados a muchos miembros holandeses necesitados. Esta vez, los santos alemanes enviaron ayuda a los Países Bajos para ayudarlos en su momento de necesidad. Los actos de caridad de los santos holandeses han resonado por años y brindan un testamento duradero de amor y caridad que es posible, aun entre enemigos, cuando personas comunes y corrientes aman a Dios primero y a su prójimo como a sí mismos.

La disposición a perdonar trajo sanación a los miembros holandeses. He descubierto que es igual para mí. Si guardo rencor, el Espíritu se aflige. Si estoy enojado, soy menos amable y menos semejante a Cristo en mi comportamiento hacia los demás. Esta verdad la declara hermosamente un personaje de la novela de Alan Paton, de 1953: Demasiado tarde, el falaropo, ambientada en la Sudáfrica del apartheid, “Hay una fuerte ley […] que cuando se nos inflige una herida profunda, nunca nos recobramos hasta que perdonamos”27.

Hermana Renlund: Hay muchos más relatos inspiradores de la historia de la Iglesia en este período que se narran en Santos, tomo III; relatos de todas partes del mundo. Quizás quieran saber algo de William Daniels, quien sirvió fielmente por años en la segregada Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Aunque no fue ordenado a un oficio del sacerdocio, él tenía un ferviente testimonio y sirvió fielmente28.

Élder Renlund: O Rafael Monroy y Vicente Morales, de México, quienes fueron mártires por su fe. Y la madre de Rafael, Jesusita, y su esposa, Guadalupe, quienes guiaron a su familia y a su comunidad de forma valiente, a pesar de las continuas amenazas29.

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retrato de una mujer

Jesusita Monroy.

Hermana Renlund: O Alma Richards, el primer Santo de los Últimos Días en ganar una medalla olímpica, en parte debido a que él eligió vivir la Palabra de Sabiduría30.

Élder Renlund: O Hirini Whaanga, quien, apoyado por su hermosa esposa, Mere, regresó a su tierra natal en Nueva Zelanda como misionero, para predicar y recopilar nombres para la obra del templo31.

Hermana Renlund: O Helga Meiszus, quien conservó su fe cuando era una mujer joven Santo de los Últimos Días en la Alemania nazi, a pesar del acoso de sus antiguos amigos, maestros y líderes de la escuela32.

Élder Renlund: O Evelyn Hodges, quien fue una trabajadora social empleada por la Sociedad de Socorro para ayudar a las familias a volver a valerse por sí mismas durante la Gran Depresión33.

Hermana Renlund: Bueno, no tenemos tiempo para destacar ninguno más, pero sé que todos querrán leer este tercer tomo de Santos por ustedes mismos.

Élder Renlund: Para mí, el himno perfecto para este período de la historia de la Iglesia es “La luz de la verdad”34 que el coro cantará para cerrar nuestra reunión. “La luz de la verdad” fue escrito por Louis F. Mönch, un alemán que se unió a la Iglesia cuando viajaba por Salt Lake City. Luego prestó servicio como misionero de la Iglesia en Suiza y en Alemania. Cuando estaba en su misión, publicó mucho material en alemán, incluida, “La luz de la verdad”. Se convirtió en uno de los himnos más amados por los Santos de los Últimos Días de habla alemana. Fue publicado por primera vez en Alemania en su himnario de 1890. Fue traducido a otros idiomas y publicado como parte del himnario actual que usamos. Esa versión no incluye la tercera estrofa, que el coro sí cantará.

Esa tercera estrofa describe lo que los santos de quienes hemos hablado hicieron en esta época. Ellos “honra[ron] al único y verdadero Dios viviente. [Vinieron] y [fueron] bautizados, y se [aferraron] a la barra. Le [dieron] a Él [su] corazón, con fe en Su Hijo, Jesús, el Unigénito”.

Los invito a leer Santos para aprender y entender la historia de la Iglesia y aprender del ejemplo de sus miembros. Santos es una obra extraordinariamente bien documentada y fiable. Es un testamento de la Restauración continua de la Iglesia de Jesucristo. Nuestra historia es inspiradora. Esta historia es nuestro legado compartido, ya sea que descendamos de estos pioneros, de pioneros posteriores, o si nosotros somos pioneros en la fe.

¿Por qué es importante esto? ¿Por qué íbamos a emplear tanto tiempo en contar estas historias? Esto es debido a que esas historias nos proveen ejemplos de la vida real del poder que hay al llegar a conocer a nuestro Salvador. Yo sé que Jesucristo vive y dirige esta Iglesia, y vela por Su pueblo del convenio, quienes están armados con el poder de Dios en gran gloria. Invoco una bendición sobre ustedes, de que sientan el amor del Salvador en su vida y que se acerquen más a Él y a Su Iglesia, en el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Moroni 10:3.

  2. Un mensaje de la Primera Presidencia”, Santos: La historia de la Iglesia de Jesucristo en los últimos días, tomo I, El estandarte de la verdad, 1815–1846, 2018, pág. xv.

  3. Russell M. Nelson, “El templo y el cimiento espiritual de ustedes”, Liahona, noviembre de 2021, pág. 94. El presidente Russell M. Nelson también dijo: “Somos testigos de un proceso de restauración. Si piensan que la Iglesia ha sido restaurada completamente, les digo que apenas están observando el principio. Sucederán muchas cosas más […]. Esperen al año que viene; y luego, al año siguiente. Tomen sus vitaminas; descansen bien. Va a ser emocionante” (Russell M. Nelson, en “Latter-day Saint Prophet, Wife and Apostle Share Insights of Global Ministry”, 30 de octubre de 2018, newsroom.ChurchofJesusChrist.org).

  4. Joseph Fielding Smith, comp., Life of Joseph F. Smith, Salt Lake City, Deseret News Press, 1938, pág. 474.

  5. Véase Santos: La historia de la Iglesia de Jesucristo en los últimos días, tomo III, Valerosa, noble e independiente, 1893–1955, 2022, págs. 221–224.

  6. Véase Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 224–226.

  7. Véase Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 34–35.

  8. Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 35–36.

  9. Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, pág. 36.

  10. Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, pág. 36, Doctrina y Convenios 137:7.

  11. Hebreos 11:13.

  12. Russell M. Nelson, “El templo y el cimiento espiritual de ustedes”, pág. 94.

  13. Russell M. Nelson, “El templo y el cimiento espiritual de ustedes”, pág. 94.

  14. Véase Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 78, 81.

  15. Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 80–85.

  16. Véase Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 577–579, 582–585.

  17. Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 594–598.

  18. Véase David A. Bednar, “Las ventanas de los cielos”, Liahona, noviembre de 2013, pág. 17.

  19. Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 60–64, 69–71.

  20. Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 7071.

  21. Diario de Inez Knight Allen, 2 de abril de 1898, L. Tom Perry Special Collections, Harold B. Lee Library, Universidad Brigham Young, Provo, Utah, EE. UU., pág. 16.

  22. Diario de Inez Knight Allen, 2 de abril de 1898, pág. 18.

  23. 297 478 jóvenes hermanas misioneras han comenzado a servir una misión de tiempo completo entre el 1 de enero de 1981 y el 1 de enero de 2022.

  24. Russell M. Nelson, “Predicar el Evangelio de paz”, Liahona, mayo de 2022, pág. 6.

  25. Véase Russell M. Nelson “Una súplica a mis hermanas”, Liahona, noviembre de 2015, págs. 95–98.

  26. Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 550–553.

  27. Alan Paton, Too Late the Phalarope, New York: Scribner Paperback Fiction, 1995, pág. 278.

  28. Véase Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 336–339, 352–354.

  29. Véase Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 174–175, 185–190, 201–205.

  30. Véase Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 159–163, 169–172.

  31. Véase Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 57–61, 72–74, 86–88.

  32. Véase “Meyer, Helga Meiszus (Birth)” en el índice de Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente.

  33. Véase Santos, tomo III, Valerosa, noble e independiente, págs. 333–336, 344–347, 354–360.

  34. La luz de la verdad”, Himnos, nro. 171. La traducción al inglés para cantar de la estrofa 3 en alemán es (traducción libre al español):

    Honrad al único y verdadero Dios viviente.

    Venid y bautizaos, aferraos a la barra.

    Dadle a Él vuestro corazón, con fe en Su Hijo,

    Jesús, Santo es.

    Una versión más literal de la tercera estrofa en alemán es:

    Honrad al verdadero Dios eterno.

    Su palabra demanda arrepentimiento y bautismo.

    Consagrad vuestro corazón, y mediante Su Hijo

    ¡recibiréis una recompensa!

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