Pioneros en toda tierra
El largo viaje de Silvia al templo
Silvia sabía que el viaje valdría la pena.
Ella entró dando saltos en el salón de la Primaria y se sentó. Siempre se sentía bien en la Primaria.
La hermana Rioja sostuvo en alto una lámina del templo. “En el templo podemos ser sellados a nuestra familia”, dijo ella. “Eso significa que podemos estar con ellos para siempre si seguimos los mandamientos de Dios”.
Silvia levantó la mano. “¡Voy a ir al templo para ser sellada a mi familia en unos días!”, dijo. “Estoy muy emocionada”.
La hermana Rioja sonrió. “¡Será un viaje largo en auto! Pero sé que valdrá la pena”.
No había un templo en España, donde vivía la familia de Silvia, así que tendrían que conducir hasta el templo en Suiza. ¡Tomaría dos días!
El martes por la mañana, Silvia se despertó temprano. Ayudó a sus padres a subir las cosas al auto. Era hora de conducir al templo.
En el auto, Silvia trató de llevarse bien con su hermana y su hermanito. Jugaron y cantaron canciones. Mientras conducían, el papá puso una grabación de música clásica española. Cuando se cansó, Silvia miró por la ventana y vio pasar las colinas verdes hasta que se quedó dormida.
Pasó el primer día, se sentía como si el viaje nunca fuera a terminar. Sin embargo, Silvia recordaba lo que dijo la hermana Rioja. Valdrá la pena, pensó.
Después de otro día en el auto, Silvia finalmente vio la aguja blanca del templo. “¡Ahí está!”, señaló a través de la ventana, “¡ahí está el templo!”.
El hermanito menor de Silvia aplaudió. La mamá se secó las lágrimas de felicidad.
“Lo logramos”, dijo el papá.
Dentro del templo, Silvia y su familia se pusieron ropa blanca. Una agradable obrera del templo cuidó de Silvia y sus hermanos y luego los llevó a la sala de sellamientos.
La luz de una lámpara de araña brillaba; la mamá y el papá se arrodillaron ante un altar cubierto con un encaje suave; estaban sonriendo.
Silvia, su hermano y su hermana se arrodillaron junto a su mamá y su papá. Silvia miró los grandes espejos de la pared junto a ellos, el reflejo en estos era infinito. Un sentimiento de calidez llenó su corazón, ahora su familia podría estar sellada para siempre.
Cuando llegó el momento de regresar a casa, Silvia y su familia subieron de nuevo al auto. ¡Ellos fueron algunos de los primeros miembros de la Iglesia de España que fueron al templo y eso los hizo pioneros!
Al alejarse, Silvia miró por la ventana una vez más, el templo resplandecía en contraste con el cielo veraniego, no podía esperar a regresar al templo algún día.