2010–2019
Palabras de clausura
Conferencia General de octubre de 2019


11:44

Palabras de clausura

La dignidad personal exige una conversión total de la mente y el corazón para ser más como el Señor.

Mis queridos hermanos y hermanas, al llegar al final de esta histórica conferencia, damos gracias al Señor por inspirar los mensajes y la música que nos han edificado. Ciertamente hemos disfrutado de un banquete espiritual.

Sabemos que el evangelio restaurado de Jesucristo brindará esperanza y gozo a las personas que lo escuchen y obedezcan Su doctrina. Asimismo, sabemos que cada hogar puede convertirse en un verdadero santuario de fe en el cual la paz, el amor y el Espíritu del Señor puedan morar.

Claro está que la joya suprema de la Restauración es el santo templo. Sus ordenanzas y convenios sagrados son cruciales para preparar a un pueblo que esté listo para recibir al Salvador en Su segunda venida. Actualmente, tenemos 166 templos dedicados y más próximamente.

Se tendrá un programa de puertas abiertas previo a la dedicación de cada templo nuevo o renovado. Muchos amigos que no son de nuestra religión participarán en visitas guiadas por esos templos y aprenderán algo acerca de las bendiciones del templo. Algunos de esos visitantes se sentirán motivados a saber más. Algunos se preguntarán honestamente cómo podrían merecer las bendiciones del templo.

Como miembros de la Iglesia, debemos estar preparados para responder sus preguntas. Les podemos explicar que las bendiciones del templo están al alcance de todo aquel que se prepare; pero que antes de que pueda entrar en un templo dedicado, debe cumplir con los requisitos. El Señor desea que todos Sus hijos participen de las bendiciones eternas que están disponibles en Su templo. Él ha señalado lo que cada persona debe hacer para cumplir con los requisitos a fin de poder entrar en Su santa casa.

Un buen lugar para comenzar con esa enseñanza es dirigir su atención a las palabras inscritas en el exterior del templo: “Santidad al Señor: La Casa del Señor”. El mensaje que el presidente Henry B. Eyring nos dio hoy, y muchos otros más, nos han inspirado a llegar a ser más santos. Cada templo es un lugar santo; cada participante en el templo se esmera por llegar a ser más santo.

Todos los requisitos para poder entrar en el templo están relacionados con la santidad personal. A fin de determinar su preparación, cada persona que desee disfrutar de las bendiciones del templo tendrá dos entrevistas: primero con su obispo, un consejero del obispado o con su presidente de rama; y en segundo lugar, con su presidente de estaca o de misión, o con uno de sus consejeros. En esas entrevistas se le harán ciertas preguntas.

Recientemente se han revisado estas preguntas para hacerlas más claras. Me gustaría repasarlas con ustedes ahora:

  1. ¿Tiene fe en Dios el Eterno Padre, en Su Hijo Jesucristo y en el Espíritu Santo, y tiene un testimonio de Ellos?

  2. ¿Tiene un testimonio de la expiación de Jesucristo y de la función que Él tiene como su Salvador y Redentor?

  3. ¿Tiene un testimonio de la restauración del evangelio de Jesucristo?

  4. ¿Apoya al Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días como el profeta, vidente y revelador; y lo reconoce como la única persona sobre la tierra autorizada para ejercer todas la llaves del sacerdocio?

    ¿Apoya a los miembros de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles como profetas, videntes y reveladores?

    ¿Apoya a las demás Autoridades Generales y a los líderes locales de la Iglesia?

  5. El Señor ha dicho que se hagan todas las cosas “con pureza” ante Él (Doctrina y Convenios 42:41).

    ¿Se esfuerza para que sus pensamientos y su comportamiento sean moralmente limpios?

    ¿Cumple con la ley de castidad?

  6. ¿Sigue usted las enseñanzas de la Iglesia de Jesucristo en su comportamiento para con los miembros de su familia y otras personas tanto en privado como en público?

  7. ¿Apoya o promueve enseñanzas, prácticas o doctrinas que sean contrarias a las de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días?

  8. ¿Se esfuerza por santificar el día de reposo tanto en su casa como en la Iglesia, asistir a las reuniones, prepararse para participar dignamente de la Santa Cena y vivir en armonía con las leyes y los mandamientos del Evangelio?

  9. ¿Se esfuerza por ser honrado en todo lo que hace?

  10. ¿Paga un diezmo íntegro?

  11. ¿Entiende la Palabra de Sabiduría y la obedece?

  12. ¿Tiene obligaciones financieras o de otra clase con un excónyuge o con hijos?

    Si las tiene, ¿está al día con esas obligaciones?

  13. ¿Cumple con los convenios que hizo en el templo, lo que incluye el uso del gárment del templo de acuerdo con las instrucciones de la investidura?

  14. ¿Existen pecados en su vida que se deban resolver con las autoridades del sacerdocio como parte de su arrepentimiento?

  15. ¿Se considera digno de entrar en la Casa del Señor y participar en las ordenanzas del templo?

El día de mañana se harán llegar estas preguntas revisadas de la recomendación para el templo a los líderes de la Iglesia de todo el mundo.

Además de que ellos respondan a esas preguntas con honestidad, se entiende que cada participante del templo, que sea adulto, usará el gárment sagrado del sacerdocio debajo de su vestimenta habitual. Esto representa el compromiso interior de esforzarse cada día por llegar a ser más como el Señor. Es también un recordatorio para que cada día permanezcamos fieles a los convenios hechos y que diariamente andemos en la senda de los convenios de una manera más elevada y santa.

Ahora, por un momento, me gustaría dirigirme a nuestros jóvenes. Los instamos a hacerse merecedores de una recomendación para el templo de uso limitado. A ustedes se les harán solo aquellas preguntas que les corresponden en su preparación para las ordenanzas de bautismo y confirmación por representante. Les agradecemos mucho su dignidad y disposición a participar en esa sagrada obra del templo. ¡Les damos las gracias!

La dignidad personal necesaria para entrar en la Casa del Señor requiere mucha preparación espiritual; pero con la ayuda del Señor, nada es imposible. En cierto modo, es más fácil edificar un templo que edificar a un pueblo que esté preparado para el templo. La dignidad personal exige una conversión total de la mente y el corazón para ser más como el Señor, ser un ciudadano honrado, un mejor ejemplo y una persona más santa.

Testifico que esta labor de preparación trae consigo innumerables bendiciones en esta vida y bendiciones inimaginables en la vida venidera; entre ellas, la perpetuación de su unidad familiar por toda la eternidad en un estado de “interminable felicidad”1.

Ahora deseo tratar otro tema: los planes para el próximo año. En la primavera del año 2020 se cumplirán exactamente 200 años desde que José Smith experimentó la teofanía que conocemos como la Primera Visión. Dios el Padre y Su Hijo Amado Jesucristo se aparecieron a José, un joven de 14 años. Ese acontecimiento significó el comienzo de la restauración del evangelio de Jesucristo en su plenitud, tal como había sido predicho en la Santa Biblia2.

Más tarde se produjeron las visitas de mensajeros celestiales como Moroni, Juan el Bautista y los antiguos apóstoles Pedro, Santiago y Juan. Otros más siguieron, entre ellos Moisés, Elías y Elías el Profeta. Cada uno trajo nuevamente autoridad divina para bendecir a los hijos de Dios sobre la tierra.

De un modo milagroso, hemos recibido también el Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo; un volumen de Escritura que acompaña a la Santa Biblia. Asimismo, las revelaciones publicadas en Doctrina y Convenios y en la Perla de Gran Precio han aumentado grandemente nuestro entendimiento de los mandamientos de Dios y de la verdad eterna.

Las llaves y los oficios del sacerdocio han sido restaurados, incluso los oficios de apóstol, setenta, patriarca, sumo sacerdote, élder, obispo, presbítero, maestro y diácono. Las mujeres que aman al Señor prestan servicio con valor en la Sociedad de Socorro, la Primaria, las Mujeres Jóvenes, la Escuela Dominical y en otros llamamientos de la Iglesia; todos estos son elementos vitales de la restauración del evangelio de Jesucristo en su plenitud.

Por lo tanto, el año 2020 será designado como un año bicentenario. La conferencia general de abril próximo será diferente de todas las conferencias anteriores. Espero que en los próximos seis meses, todos los miembros se preparen para una conferencia sin igual que conmemorará la fundación misma del Evangelio restaurado.

Podrían comenzar su preparación leyendo de nuevo el relato de José Smith acerca de la Primera Visión que está registrado en la Perla de Gran Precio. Desde luego, nuestro curso de estudio del año próximo en Ven, sígueme será el Libro de Mormón. Podrían meditar sobre preguntas importantes tales como: “¿De qué manera mi vida sería diferente si se me quitara de repente el conocimiento que he obtenido del Libro de Mormón?” o “¿en qué forma los acontecimientos que siguieron a la Primera Visión han influido en mí y en mis seres queridos?”. Además, ahora que están disponibles los videos del Libro de Mormón, quizás quieran incorporarlos a su estudio personal y familiar.

Elijan sus preguntas personales y elaboren su propio plan. Sumérjanse en la gloriosa luz de la Restauración. Al hacerlo, la conferencia general del próximo mes de abril no solo será memorable, sino inolvidable.

Al concluir, les dejo mi amor y mi bendición para que, conforme pase cada día, todos ustedes sean más felices y más santos. Entre tanto, tengan la tranquilidad de que la revelación continúa en la Iglesia y continuará bajo la dirección del Señor “hasta que se cumplan los propósitos de Dios y el gran Jehová diga que la obra está concluida”3.

De este modo los bendigo, y les reitero mi amor por ustedes junto con mi testimonio de que Dios vive. ¡Jesús es el Cristo! Esta es Su Iglesia y nosotros somos Su pueblo. En el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.