Dediquen tiempo al Señor
Hoy les ruego que contrarresten el encanto del mundo dedicando tiempo al Señor en su vida, todos y cada uno de los días.
Mis queridos hermanos y hermanas, durante dos días nos han instruido bien siervos del Señor que han procurado diligentemente saber lo que Él deseaba que dijeran.
Hemos recibido nuestro cometido para los próximos seis meses. Ahora, esta es la pregunta: ¿en qué seremos diferentes por lo que hemos oído y sentido?
La pandemia ha demostrado lo rápido que puede cambiar la vida, a veces debido a circunstancias fuera de nuestro control. Sin embargo, hay muchas cosas que sí podemos controlar. Nosotros mismos fijamos nuestras prioridades y decidimos cómo usamos nuestra energía, nuestro tiempo y nuestros medios; decidimos cómo nos trataremos los unos a los otros. Nosotros elegimos a quién acudiremos para recibir verdad y guía.
Las voces y presiones del mundo son numerosas y atractivas, pero muchas de esas voces son engañosas, seductoras y pueden desviarnos de la senda de los convenios. Para evitar la inevitable angustia que le sigue, hoy les ruego que contrarresten el encanto del mundo dedicando tiempo al Señor en su vida, todos y cada uno de los días.
Si la mayor parte de la información que obtienen proviene de las redes sociales o de otros medios de comunicación, su capacidad para escuchar los susurros del Espíritu se verá disminuida. Si no están buscando al Señor a través de la oración y el estudio del Evangelio diarios, quedan vulnerables a filosofías que pueden ser intrigantes, pero que no son ciertas. Incluso los santos que de otro modo serían fieles pueden ceder al ritmo constante de la banda de Babilonia.
Mis hermanos y hermanas, ¡les ruego que dediquen tiempo al Señor! Hagan que su propio fundamento espiritual sea firme y capaz de resistir la prueba del tiempo haciendo aquello que permita que el Espíritu Santo esté con ustedes siempre.
Nunca subestimen la profunda verdad de que “el Espíritu […] habla de las cosas como realmente son, y de las cosas como realmente serán”1. “[É]l os mostrará todas las cosas que deb[en] hacer”2.
Nada invita más al Espíritu que centrar la mira en Jesucristo. Hablen de Cristo, regocíjense en Cristo, deléitense en las palabras de Cristo y sigan adelante con firmeza en Cristo3. Hagan del día de reposo una delicia al adorarlo, al participar de la Santa Cena y al santificar Su día4.
Como recalqué esta mañana, dediquen tiempo al Señor en Su santa casa. No hay nada que fortalezca su fundamento espiritual como lo hacen el servicio y la adoración en el templo.
Agradecemos a todos los que están trabajando en nuestros nuevos templos; se están construyendo por todo el mundo. Hoy me complace anunciar nuestros planes para edificar más templos en los siguientes lugares o cerca de ellos: Kaohsiung, Taiwán; Tacloban, Filipinas; Monrovia, Liberia; Kananga, República Democrática del Congo; Antananarivo, Madagascar; Culiacán, México; Vitória, Brasil; La Paz, Bolivia; Santiago Oeste, Chile; Fort Worth, Texas; Cody, Wyoming; Rexburg Norte, Idaho; valle de Heber, Utah; y la reconstrucción del Templo de Provo, Utah luego de que el Templo de Orem, Utah sea dedicado.
Los amo, queridos hermanos y hermanas; el Señor los conoce y los ama. Él es su Salvador y su Redentor. Él dirige y guía Su Iglesia. Él los dirigirá y guiará a ustedes en su vida personal si le dedican tiempo a Él en su vida, todos y cada uno de los días.
Que Dios esté con ustedes hasta que nos volvamos a reunir, es mi oración en el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.