“Él me bendijo”
En 1999, Géoffroy Koussemou, de dieciséis años, comenzó su formación profesional en agricultura y no tardó en sentirse abrumado por sus estudios. Justo cuando estaba a punto de darse por vencido, un amigo cercano le aconsejó que acudiera a Dios para recibir ayuda. Su amigo le dijo: “Debes consagrarte y tendrás éxito”. Koussemou decidió seguir el consejo de su amigo. Hizo a un lado todo lo que pudiera dificultar sus estudios y acudió a Dios. “Le prometí que si lo lograba”, recordó Koussemou, “me consagraría a Él y a Su palabra toda la vida”.
Koussemou recordaba así su experiencia después de esa oración: “Él me bendijo; me dio el valor y la devoción en esa clase”. Poco tiempo después, el Señor también le envió una oportunidad para consagrar aun más su vida: casi al final de la clase, conoció a un Santo de los Últimos Días. “Por medio de él supe de la Iglesia”, dijo Koussemou. “Recibí el folleto del testimonio de José Smith y el Libro de Mormón, acerca de los cuales oré para obtener mi propio testimonio de la verdad”. Se bautizó poco tiempo después.
En ese momento, los pocos miembros de Benín no estaban organizados ni siquiera como rama, sino como grupo. “Poco a poco, empezamos a hablar del Evangelio a nuestros amigos, a nuestros hermanos, a consagrarnos a la obra”, recordó Koussemou. Gracias a sus esfuerzos, el grupo creció y, con el tiempo, se organizó una rama. Un año después, Koussemou vendió su granja para recaudar dinero para servir como el primer misionero de tiempo completo llamado en Benín. “Tuve ese honor y esa responsabilidad”, declaró.
Después de regresar de su misión en Costa de Marfil, a Koussemou le resultó difícil encontrar empleo y mantenerse económicamente. Aun así, a pesar de esos desafíos, Koussemou ayudó a sus hermanos de la Iglesia tanto temporal como espiritualmente, e incluso ayudó a otras personas a obtener más formación académica a través del Fondo Perpetuo para la Educación de la Iglesia. En 2016, se regocijó con otros santos de Benín cuando se organizó, por primera vez, una estaca en el país. “Después de tanto esfuerzo, después de tantas oraciones, consagración, trabajo y súplicas”, exclamó con gran regocijo, “el Salvador finalmente decidió recompensarnos, bendecirnos y bendecir la tierra de Benín, a fin de tener un poco más de Sion”.