Sentimientos profundos de paz
Luego de la anexión de Estonia por parte de la Unión Soviética en la década de 1940, no fue posible hacer proselitismo en el país. En 1989, cuando la Unión Soviética disminuyó las restricciones de viajes, Valtteri Rötsä salió de Estonia para visitar a sus familiares en Hikiä, Finlandia. Durante su estadía, conoció a los misioneros Santos de los Últimos Días y al poco tiempo se bautizó. Al reconocer la oportunidad de predicar en los países bálticos, el presidente de la misión, Steven R. Mecham, recibió permiso para ordenar élder a Rötsä, lo alentó a compartir el Evangelio con amigos y vecinos de Estonia y le prometió que pronto se sumarían misioneros.
Al mismo tiempo, el yerno de Rötsä, Enn Lembit, oraba para obtener guía de Dios. Cuando Rötsä compartió el Libro de Mormón y Principios del Evangelio con él, un profundo sentimiento de paz y gozo le confirmó que esa era la respuesta a sus oraciones. Lembit comenzó inmediatamente a invitar personas a reuniones semanales en su casa para estudiar literatura de la Iglesia.
En noviembre de 1989, Pekka Uusitupa, miembro finlandés de la Iglesia, fue invitado a una de esas reuniones. Uusitupa leyó partes del Libro de Mormón e invitó a los presentes a que preguntaran a Dios si la Iglesia era verdadera. Un participante, Jaanus Silla, recordó: “Todos estaban arrodillados, y recuerdo que experimenté una sensación de mucha paz y no tuve absolutamente ninguna duda de que era verdadera”. Aivar Lembit, hermano de Enn, quedó tan impresionado por lo que leyó que decidió unirse a la Iglesia. “Parecía que había encontrado el camino, el apoyo y la seguridad que había estado buscando toda mi vida”, dijo Aivar.
Los misioneros pronto acudieron a Tallin con regularidad y organizaron una rama. En junio de 1990, Aivar Lembit, quien fielmente viajaba unas dos horas en autobús tanto de ida como de vuelta para asistir a las reuniones de la Iglesia, fue llamado como presidente de rama.