“El plan eterno se hizo realidad”, Historias mundiales: Corea del Sur, 2021
“El plan eterno se hizo realidad”, Historias mundiales: Corea del Sur
“El plan eterno se hizo realidad”
En 1970, los santos coreanos se prepararon para su primer viaje en grupo al templo más cercano, en Laie, Hawái. Debido a que en ese momento había restricciones gubernamentales en cuanto a los viajes internacionales, en especial para los matrimonios, los líderes de misión tuvieron que trabajar durante seis meses para obtener permiso a fin de que seis parejas pudieran ir al templo en agosto. Choi Wook Hwan, quien formaba parte de ese primer grupo, regresó a casa sintiéndose fortalecido. “Nos abrió la mente y despertó en nosotros cómo podemos recibir la salvación. El plan eterno se hizo realidad; nuestro testimonio se ha fortalecido tanto que resulta difícil de explicar”.
A lo largo de la década siguiente, pudieron llegar a los templos algunos santos más, ya fuera por medio de un viaje posterior en grupo o durante un viaje de negocios. Han In Sang, por ejemplo, atesoró la oportunidad de entrar en el Templo de Salt Lake durante un viaje de negocios en 1971. Cuando regresó a casa, contó la experiencia a una gran congregación de santos coreanos: “Fui al templo, toqué las paredes y las sillas”, les dijo, y agregó que si querían tocar el templo por medio de él, podrían estrecharle la mano. Después de la reunión, nadie regresó a casa sin estrecharle primero la mano a In Sang. “Eso fue lo más cerca que habían estado del templo”, reflexionó.
Kim Ki Young, otro líder coreano de la Iglesia que tuvo la oportunidad de asistir al Templo de Salt Lake, habló de los sentimientos encontrados que experimentó por haber asistido sin su esposa. “Me sentía feliz de estar allí, pero también sentí pena. Fui testigo del matrimonio de una pareja y sentí un pesar muy profundo en el alma porque mi esposa no estaba conmigo”. En 1981, solo cien de los veinte mil miembros de la Iglesia en Corea del Sur habían recibido la investidura del templo y solo veinte matrimonios habían sido sellados.
Las bendiciones del templo se acercaron más a los santos coreanos en octubre de 1980, cuando se dedicó el Templo de Tokio, Japón. En una conferencia de Área celebrada en Seúl pocos días antes de ese evento, el Presidente de la Iglesia, Spencer W. Kimball, dijo a los santos coreanos: “Si viven el Evangelio […], si pagan sus diezmos y ofrendas con honradez, serán bendecidos por el Señor”. Algunos santos coreanos pudieron asistir a la dedicación del Templo de Tokio unos días después. En una de las sesiones, In Sang ofreció la última oración y rogó que pronto hubiera un templo en Corea.
El siguiente mes de abril, el presidente Kimball anunció que se construirían nueve templos nuevos —el mayor número en un solo anuncio hasta esa fecha—, incluido uno en Seúl. Cuando se dedicó el Templo de Seúl en 1985, In Sang sirvió como intérprete de Gordon B. Hinckley, de la Primera Presidencia. Durante su discurso, Hinckley se detuvo, puso el brazo alrededor de In Sang y recordó su reunión en Tokio. “Este hombre oró al Señor en una de las pocas oraciones que recuerdo”, dijo el presidente Hinckley. “Habló al Señor suplicando que permitiese la construcción de un templo en su tierra natal”. Esa oración fue contestada, así como las oraciones de innumerables santos coreanos.