Pocos y fieles
A comienzos del siglo XX, se fue reduciendo la inmigración a las regiones donde los Santos de los Últimos Días eran mayoría. Los miembros galeses fueron asumiendo cada vez más funciones de liderazgo y trabajaron para edificar la Iglesia en Gales. En la aldea de Varteg y sus alrededores permaneció una pequeña rama a pesar de los muchos años de fuerte emigración. Esparcidos a lo largo de una enorme área, los miembros raramente podían reunirse. En 1924, la familia de William Griffiths, de Abercarn, optó por tener las reuniones en su hogar en vez de hacer el arduo viaje de 16 kilómetros a Varteg por un terreno montañoso. La hija de un prominente habitante de la aldea asistió a una reunión. Impresionada por los mensajes que escuchó, expresó su interés por unirse a la Iglesia.
A su padre, que era un miembro destacado de otra religión, no le gustó escuchar eso, e inmediatamente emprendió un esfuerzo coordinado para desacreditar a la Iglesia y a sus miembros. Se distribuyeron informes que acusaban a los Santos de los Últimos Días de secuestros y otros delitos. El consejo municipal amenazó con desahuciar a la familia Griffiths de la propiedad en la que vivían en la aldea si no dejaban de celebrar reuniones.
Ellos buscaron el consejo de los líderes de la misión, quienes les dijeron que obedecieran la ley, y que la misión les proporcionaría ayuda adicional. Los Griffiths obedecieron y comenzaron a hacer el viaje a Varteg cada domingo.
En una carta abierta al consejo municipal, David O. McKay, miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles y presidente de la Misión Británica, atrajo la atención pública de toda Gran Bretaña sobre la situación de la familia Griffiths. Poco después de publicarse la carta, William Griffiths fue invitado a hablar a la delegación local de la British Women’s Legion [Legión de Mujeres Británicas]. En su discurso a la Legión, compartió la historia de su conversión y su fe en el Evangelio restaurado, relató las reacciones negativas de sus vecinos y abogó por la libertad religiosa en la región. Antes de que concluyera la reunión, la presidenta de la Legión propuso que el grupo enviara una petición al consejo municipal en favor de la familia Griffiths. La moción fue aprobada por unanimidad. El consejo municipal revocó poco después la amenaza de desahucio.
En la actualidad, la Iglesia en Gales cuenta con cerca de diez mil miembros y continúa abogando por la libertad de culto para sus propios miembros y para todos. En agosto de 2015 se llevó a cabo en el centro de reuniones de Cardiff una reunión del Consejo Interconfesional de Gales. Juntos, representantes de varias religiones se reunieron para celebrar el Eid al-Fitr, la festividad islámica que marca la conclusión de Ramadán.