“3 Nefi 11:18–41: ‘Jesucristo declara Su doctrina’”, El Libro de Mormón, Manual del alumno, 2024
“3 Nefi 11:18–41”, El Libro de Mormón, Manual del alumno
3 Nefi 11:18–41
Jesucristo declara Su doctrina
¿Alguna vez has pensado en qué verdades comparten los misioneros con aquellos a quienes enseñan? Uno de sus mensajes más importantes está relacionado con lo que debemos hacer para recibir las bendiciones de la vida eterna. A veces nos referimos a este mensaje como la doctrina de Cristo (véase 2 Nefi 31:21). El Salvador enseñó esa doctrina a los nefitas poco después de aparecérseles en el templo. Esta lección puede ayudarte a entender y explicar mejor la doctrina de Jesucristo.
Llegar a ser seguidor de Jesucristo
Imagina que tienes un amigo que se ha interesado en la Iglesia y que te dice que tiene un buen sentimiento sobre lo que ha aprendido y experimentado hasta ahora. Desea saber lo que debe hacer a continuación para seguir al Salvador más plenamente.
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¿Qué podrías invitar a tu amigo a hacer? ¿Por qué?
“Esta es mi doctrina”
Poco después de que el Salvador resucitado se apareciera a los nefitas en la tierra de Abundancia, les enseñó Su doctrina. Esta doctrina, a veces denominada “la doctrina de Cristo” (2 Nefi 31:21), nos ayuda a entender cómo podemos seguir a Jesucristo y recibir las bendiciones de la vida eterna. Hoy tendrás la oportunidad de comprender mejor la doctrina de Cristo y explicarla con tus propias palabras.
Autoevaluación
Al concluir la lección, dedica un tiempo a reflexionar sobre cómo puedes poner en práctica la doctrina de Cristo en tu vida cada día. La autoevaluación siguiente puede ayudarte a determinar las maneras en las que vives la doctrina del Salvador actualmente, así como aspectos en los que podrías mejorar.
Responde cada una de las declaraciones siguientes con una de estas respuestas: “con frecuencia”, “a veces” o “rara vez”.
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Ejerzo fe en Jesucristo al esforzarme por guardar los mandamientos y confío en que Él puede ayudarme a superar mis desafíos.
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Me arrepiento todos los días de mis errores y busco el poder del Salvador para que me ayude a llegar a ser más semejante a Él.
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Me esfuerzo por guardar mis convenios bautismales y cada semana renuevo ese esfuerzo al participar dignamente de la Santa Cena.
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Invito al Espíritu Santo a mi vida por medio de la oración frecuente al Padre Celestial y el estudio, y procuro actuar de acuerdo con las impresiones espirituales.