Ven, sígueme 2024
7 – 13 octubre: “He aquí, es completo mi gozo”. 3 Nefi 17–19


“7 – 13 octubre: ‘He aquí, es completo mi gozo’. 3 Nefi 17–19”, Ven, sígueme — Para el hogar y la Iglesia: Libro de Mormón 2024 (2023)

“7 – 13 octubre. 3 Nefi 17–19”, Ven, sígueme — Para el hogar y la Iglesia: 2024 (2023)

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Jesús se aparece a los nefitas

The Light of His Countenance Did Shine upon Them [Los iluminó la luz de Su semblante], por Gary L. Kapp

7 – 13 octubre: “He aquí, es completo mi gozo”

3 Nefi 17–19

Jesucristo había pasado el día ministrando en la tierra de Abundancia, enseñando Su evangelio, permitiendo que el pueblo viera y palpara las marcas en Su cuerpo resucitado, y testificando que Él era el Salvador prometido. Era hora de partir. “[M]i tiempo está cerca”, les dijo (3 Nefi 17:1). Estaba a punto de volver a Su Padre y sabía que las personas necesitaban tiempo para meditar en aquello que les había enseñado, así que despidió a las multitudes para que fueran a sus casas y les prometió que regresaría al día siguiente. Pero nadie se marchó. Aunque no expresaron lo que sentían, Jesús pudo sentirlo: deseaban que Él “permaneciese un poco más con ellos” (3 Nefi 17:5). Aunque tenía otras cosas importantes que hacer, mostrar compasión por los hijos de Dios siempre es una gran prioridad para Él. Por lo tanto, Jesús se quedó un poco más. Lo que sucedió a continuación quizás sea el ejemplo de ministración más tierno que se haya registrado en las Escrituras. Los que estuvieron presentes solo pudieron decir que fue indescriptible (véase 3 Nefi 17:16–17). El propio Jesús resumió la espontánea manifestación espiritual con estas sencillas y poderosas palabras: “Y ahora he aquí, es completo mi gozo” (3 Nefi 17:20).

Ideas para aprender en el hogar y en la Iglesia

3 Nefi 17; 18:24–25, 30–32

El Salvador es mi ejemplo perfecto de ministración

Cuando el Salvador apareció, había alrededor de 2500 personas presentes; no obstante, halló la forma de ministrarlas una por una. ¿Qué observas con respecto a la manera en que Él ministró en 3 Nefi 17; 18:24–25, 28–32? ¿Qué necesidades atendió en Su ministración? ¿Qué atributos hicieron que Su ministración fuera eficaz? También podrías pensar en cómo Él te ministra a ti. ¿Cómo puedes seguir Su ejemplo? (Véanse también 3 Nefi 18:24–25 y 28–32).

Véase también “Jesucristo siente compasión y sana a las personas” (video), Biblioteca del Evangelio.

3 Nefi 17:13–22; 18:15–25; 19:6–9, 15–36

El Salvador me enseñó la manera de orar

Imagina cómo sería escuchar al Salvador orar por ti. ¿Cómo influiría tal experiencia en tu manera de orar? Medita al respecto mientras estudias 3 Nefi 17:13–22; 18:15–25 y 19:6–9, 15–36. ¿Qué aprendes del ejemplo y de las enseñanzas de Jesucristo sobre la oración? Considera buscar conocimiento acerca de cómo, cuándo, dónde, por quién y por qué orar. ¿Qué otras reflexiones acuden a ti al leer estos versículos?

Véase también Doctrina y Convenios 10:5.

3 Nefi 18:1–12

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ícono de Seminario
Puedo ser lleno del Espíritu al tomar la Santa Cena

Cuando hacemos algo con frecuencia, puede volverse rutinario o común. A veces, terminamos haciéndolo sin siquiera pensarlo. ¿Cómo puedes evitar que eso suceda con la ordenanza semanal de la Santa Cena? Al leer 3 Nefi 18:1–12, reflexiona sobre cómo puedes ser “lleno” cada vez que tomas la Santa Cena (véase también 3 Nefi 20:1–9). Según los versículos 5–7, 11, ¿cuáles son algunas de las cosas que debes hacer “siempre”? También podrías considerar por qué Jesús nos dio la ordenanza de la Santa Cena, y si esta cumple Sus propósitos en tu vida. ¿Por qué la Santa Cena es sagrada para ti?

En su mensaje titulado “Recordarle siempre” (Liahona, febrero de 2018, págs. 4–5), el presidente Henry B. Eyring dio “tres sugerencias sobre lo que podrían recordar cada semana cuando participen de los emblemas sagrados de la Santa Cena”. ¿Qué te llama la atención de sus sugerencias? ¿Qué puedes hacer para mejorar tu adoración durante la Santa Cena y a lo largo de la semana?

¿Qué más puedes hacer para que tu adoración sea más significativa? Podrías hacerte preguntas como las siguientes: “¿De qué manera el sacrificio del Salvador influye en mi vida diaria?”. “¿Qué estoy haciendo bien como Su discípulo, y en qué puedo mejorar?”.

Véanse también Mateo 26:26–28; Jeffrey R. Holland, “He aquí el Cordero de Dios”, Liahona, mayo de 2019, págs. 44–46; “Jesucristo establece la Santa Cena” (video), Biblioteca del Evangelio; Temas del Evangelio, “Santa Cena”, Biblioteca del Evangelio.

Dedica tiempo a meditar. En ocasiones, estudiar las Escrituras se convierte en una combinación de leer, orar y meditar. Cuando dedicas momentos tranquilos a reflexionar y a hablar con Dios acerca de lo que estás aprendiendo, puedes aumentar el poder de Su palabra en tu vida.

3 Nefi 18:22–25

Puedo “sostener en alto” la luz de Jesucristo

Imagina que tienes un amigo que no sabe nada de Jesucristo, excepto que tú eres uno de Sus seguidores. ¿Qué pensaría tu amigo sobre Él con base en tus acciones? ¿Qué significa para ti “[a]lza[r] […] [tu] luz para que brille ante el mundo”? (3 Nefi 18:24). ¿Qué otras invitaciones extendió el Salvador en 3 Nefi 18:22–25 que te ayuden a alzar esa luz?

Véase también Bonnie H. Cordon, “De modo que vean”, Liahona, mayo de 2020, págs. 78–80.

3 Nefi 18:36–37; 19:6–22

Los discípulos de Jesucristo procuran el don del Espíritu Santo

Piensa en tus oraciones recientes. ¿Qué te enseñan tus oraciones en cuanto a tus mayores deseos? Después de haber estado un día en la presencia del Salvador, los de la multitud “oraron por lo que más deseaban”: el don del Espíritu Santo (3 Nefi 19:9). ¿Por qué el don del Espíritu Santo es algo tan deseable? A medida que leas estos pasajes, medita en cuanto a tu propio deseo de tener la compañía del Espíritu Santo. ¿Cómo puedes procurar fervientemente esa compañía?

Para obtener más ideas, consulta los ejemplares de este mes de las revistas Liahona y Para la Fortaleza de la Juventud.

Ideas para enseñar a los niños

3 Nefi 17:7, 20–25

El Salvador ama a cada uno de los hijos del Padre Celestial

  • Podrías utilizar una imagen como las de esta reseña o el video “Jesucristo ora y los ángeles ministran a los niños” (Biblioteca del Evangelio) para ayudar a los niños a visualizar el relato que se describe en 3 Nefi 17. Considera leer frases o versículos de 3 Nefi 17 que hagan hincapié en el amor del Salvador por los del pueblo (tales como los versículos 7 y 20–25). Los niños podrían hacer un dibujo de sí mismos con Jesús. Mientras lo hagan, ayúdalos a pensar en formas en que Jesús les haya mostrado el amor que les tiene.

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Jesús bendiciendo a los niños

Behold Your Little Ones [Mirad a vuestros pequeñitos], por Gary L. Kapp

3 Nefi 18:1–12

Puedo pensar en Jesucristo cuando tomo la Santa Cena

  • Quizás podrías invitar a los niños a decirte lo que sucede durante la Santa Cena. Luego podrías leer 3 Nefi 18:1–12 y pedirles que levanten la mano cuando escuchen algo que sea similar a lo que nosotros hacemos en la actualidad. ¿Qué quiere Jesucristo que recordemos o que pensemos durante la Santa Cena? (Véase 3 Nefi 18:7, 11).

3 Nefi 18:15–24; 19:6–9, 15–36

Jesús me enseñó la manera de orar

  • Una buena manera de ayudar a los niños a pensar en por qué oramos es entonar juntos una canción que hable de la oración, tal como “Oración de un niño” (Canciones para los niños, págs. 6–7). Luego, podrían leer juntos 3 Nefi 18:18–21 y hablar sobre lo que Jesús enseñó acerca de la oración. Invitar a los niños a que te digan cómo se sienten cuando oran podría ayudarlos a expresar su testimonio de la oración.

  • Podría ser divertido para los niños realizar una búsqueda del tesoro de algunas de las bendiciones de la oración. Podrías anotar las siguientes referencias de las Escrituras en hojas de papel y esconderlas: 3 Nefi 18:15; 3 Nefi 18:20; 3 Nefi 18:21; 3 Nefi 19:19 y 3 Nefi 19:23. Los niños luego podrían buscar los papeles y leer los versículos, prestando atención a lo que Jesucristo o Sus discípulos enseñaron en cuanto a la oración.

Para obtener más ideas, consulta el ejemplar de este mes de la revista El Amigo.

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Ángeles rodeando a Jesús y a los niños nefitas

Angels Ministered unto Them [Los ángeles les ministraron], por Walter Rane

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