“13 – 19 septiembre. Doctrina y Convenios 102–105: ‘Tras mucha tribulación […] viene la bendición’”, Ven, sígueme — Para uso individual y familiar Doctrina y Convenios 2021 (2020)
“13 – 19 septiembre. Doctrina y Convenios 102–105”, Ven, sígueme — Para uso individual y familiar 2021
13 – 19 septiembre
Doctrina y Convenios 102–105
“Tras mucha tribulación […] viene la bendición”
¿Qué principios de Doctrina y Convenios 102–105 son significativos para usted? Considere anotar sus ideas e impresiones sobre esos principios.
Anote sus impresiones
Los santos de Kirtland se sintieron acongojados al saber que sus hermanos y hermanas del condado de Jackson, Misuri, estaban siendo expulsados de sus hogares. Por tanto, debe haber sido alentador para ellos cuando el Señor declaró que “la redención de Sion […] ven[dría] por poder” (Doctrina y Convenios 103:15). Con esa promesa en el corazón, más de doscientos hombres, además de unas veinticinco mujeres y niños, se alistaron en lo que llamaron el Campamento de Israel, que más tarde se conoció como el Campo de Sion. La misión de este era marchar a Misuri y redimir Sion.
Para los miembros del campamento, redimir Sion significaba restablecer a los santos a sus tierras, pero justo antes de que el campamento llegara al condado de Jackson, el Señor le dijo a José Smith que se detuviera y que disolviera el Campo de Sion. Algunos de los miembros del campamento se sintieron confusos y molestos con esa nueva instrucción; para ellos, significaba que la expedición había fracasado y que las promesas del Señor no se habían cumplido. Sin embargo, otros de ellos lo vieron de otra manera. Aun cuando los santos exiliados nunca regresaron al condado de Jackson, la experiencia sí brindó un grado de “redención” a Sion, y sí “v[ino] por poder”. Los miembros fieles del Campo de Sion, muchos de los cuales más adelante llegaron a ser líderes de la Iglesia, testificaron que la experiencia profundizó su fe en el poder de Dios, en el llamamiento divino de José Smith, y en Sion; no solo en Sion el lugar, sino en Sion el pueblo de Dios. En vez de cuestionar el valor de esa tarea que pareció haber sido infructuosa, aprendieron que la verdadera tarea es seguir al Salvador, aun cuando no entendamos todo. Es de esa manera que Sion, finalmente, será redimida.
Véanse Santos, tomo I, págs. 198–210; “La ofrenda aceptable del Campo de Sion”, Revelaciones en contexto, págs. 229–234.
Ideas para el estudio personal de las Escrituras
Doctrina y Convenios 102:12–23
¿Qué propósito tienen las instrucciones contenidas en esos versículos?
La sección 102 contiene la minuta de la reunión en Kirtland, Ohio, en la que se organizó el primer sumo consejo de la Iglesia. Los versículos 12–23 describen los procedimientos que los sumos consejos siguen cuando llevan a cabo consejos disciplinarios para quienes han cometido transgresiones graves.
El presidente M. Russell Ballard enseñó: “En ocasiones, los miembros preguntan por qué se realizan consejos disciplinarios en la Iglesia. Su propósito es tripartito: salvar el alma del transgresor, proteger al inocente y salvaguardar la pureza, la integridad y el buen nombre de la Iglesia” (“A Chance to Start Over: Church Disciplinary Councils and the Restoration of Blessings”, Ensign, septiembre de 1990, pág. 15).
Véase también Temas del Evangelio, “Consejos disciplinarios de la Iglesia”, topics.ChurchofJesusChrist.org.
Doctrina y Convenios 103:1–12, 36; 105:1–19
Sion se puede edificar solamente sobre principios de rectitud.
¿Por qué perdieron los santos su tierra prometida en Misuri? ¿Y por qué no permitió el Señor que el Campo de Sion los restableciera a sus tierras? Desde luego que los actos violentos de los populachos de Misuri tuvieron algo que ver, y el gobernador de Misuri había prometido apoyo para los santos que nunca les dio, pero el Señor dijo que “si no fuera por las transgresiones de mi pueblo”, Sion “bien habrí[a] sido redimid[a]” (Doctrina y Convenios 105:2). Mientras lea Doctrina y Convenios 103:1–12, 36; 105:1–19, posiblemente note algunas cosas que impidieron el establecimiento de Sion en Misuri y otras que pudieron haber ayudado. ¿Qué aprende que pudiera ayudarle a establecer Sion en su corazón y en su hogar?
Doctrina y Convenios 103:12–13; 105:1–6, 13–19
Las bendiciones llegan después de las aflicciones y las pruebas de fe.
En muchas formas, participar en el Campo de Sion fue una prueba de fe. El viaje fue largo, hacía calor, y la comida y el agua a veces escaseaban; y después de todo lo que sufrieron, los santos de todos modos no pudieron regresar a sus tierras. Considere de qué manera los principios contenidos en Doctrina y Convenios 103:12–13 y 105:1–6, 13–19 pudieron haber ayudado a los miembros del Campo de Sion que se preguntaban si el mandamiento de organizarse realmente había venido de Dios. ¿Cómo pueden esos principios ayudarle a usted en sus pruebas de fe?
También podría leer las experiencias de los miembros del Campo de Sion en “Voces de la Restauración”, al final de esta reseña. ¿Qué le impresiona sobre las actitudes de ellos? ¿Qué puede aprender de su ejemplo?
Véase también David A. Bednar, “¿Quién sigue al Señor?: Las lecciones del Campo de Sion”, Liahona, julio de 2017, págs. 14–23.
Doctrina y Convenios 104:11–18, 78–83
Soy “mayordomo de las bendiciones terrenales”.
Además de las pruebas en Misuri, en 1834 la Iglesia afrontó dificultades financieras, entre ellas grandes deudas y gastos. En la sección 104, el Señor dio consejos en cuanto a la situación financiera de la Iglesia. ¿De qué manera puede aplicar los principios contenidos en los versículos 11–18 y 78–83 a sus propias decisiones financieras?
A fin de aprender sobre una de las maneras que el Señor preparó la vía para que la Iglesia fuera liberada del cautiverio de la deuda, véase “Treasure in Heaven: The John Tanner Story” [Un tesoro en el cielo: La historia de John Tanner] (video, ChurchofJesusChrist.org).
Para aprender más en cuanto a la “propia manera” del Señor (versículo 16) de proveer para Sus santos, podría estudiar el mensaje del presidente Dieter F. Uchtdorf, “El proveer conforme a la manera del Señor” (Liahona, noviembre de 2011, págs. 53–56).
Ideas para el estudio familiar de las Escrituras y la Noche de Hogar
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Doctrina y Convenios 103:12, 36; 105:9–13.¿Alguna vez se le ha pedido a su familia (o a alguno de sus antepasados) que haga algo que no salió como ustedes esperaban? ¿Qué pueden aprender de las reacciones de los miembros del Campo de Sion cuando su viaje no salió como esperaban? (véase “Voces de la Restauración”, al final de esta reseña).
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Doctrina y Convenios 104:13–18.¿Qué nos ha dado el Señor? ¿Qué espera Él que hagamos con ello?
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Doctrina y Convenios 104:23–46.Su familia podría escudriñar esos versículos para encontrar cuántas veces el Señor promete “multiplica[r] bendiciones” (versículo 23) a los que sean fieles. Quizá este sería un buen momento para “c[ontar] [s]us bendiciones” (“Cuenta tus bendiciones”, Himnos, nro. 157) y analizar cómo el hacerlo podría ayudarnos durante los momentos difíciles. A los niños pequeños quizá les agradaría hacer dibujos de bendiciones por las que estén especialmente agradecidos.
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Doctrina y Convenios 105:38–41.¿Cómo podemos “propone[r] la paz” (versículo 40) cuando los demás nos tratan injustamente o con poca amabilidad? ¿Qué podemos hacer para ser “un estandarte de paz” (versículo 39) en nuestro hogar?
Para ver más ideas sobre la enseñanza de los niños, véase la reseña de esta semana de Ven, sígueme — Para la Primaria.
Canción que se sugiere: “Cuenta tus bendiciones”, Himnos, nro. 157.
Voces de la Restauración
El Campo de Sion
Debido a que el Campo de Sion no restableció a los santos a sus tierras en el condado de Jackson, muchas personas consideraron que sus esfuerzos habían sido un fracaso. Sin embargo, muchos participantes del Campo de Sion vieron su experiencia en retrospectiva y vieron cómo el Señor cumplió un propósito más elevado en su vida y en Su reino. Estos son algunos de sus testimonios.
José Smith
Más de 40 años después del Campo de Sion, Joseph Young, quien había sido miembro del campamento, informó que José Smith dijo lo siguiente:
“Hermanos, sé que algunos de ustedes se hallan enfadados conmigo porque no peleamos en Misuri, pero permítanme decirles que Dios no quería que pelearan. Él no podía organizar Su reino con doce hombres que abrieran las puertas del Evangelio a las naciones de la tierra, y con otros setenta que estuvieran bajo la dirección de estos y siguieran sus pasos, a menos que los eligiera de un grupo de hombres que hubieran ofrecido su propia vida y hubieran hecho un sacrificio tan grande como el de Abraham.
“Ahora el Señor tiene a los Doce y a los Setenta, y se llamará a otros cuórums de Setentas, quienes harán el sacrificio; y quienes no hayan hecho sus sacrificios y ofrendas ahora, los harán a partir de ahora”1.
Brigham Young
“Cuando llegamos a Misuri, el Señor habló a Su siervo José y dijo: ‘He aceptado tu ofrenda’, y tuvimos el privilegio de regresar de nuevo. A mi regreso muchos amigos me preguntaron qué beneficio había en llamar a hombres que estaban trabajando para ir a Misuri y luego regresar, aparentemente sin haber logrado nada. ‘¿Quién se ha beneficiado?’, me preguntaron. ‘Si el Señor mandó que se hiciera, ¿qué objeto tuvo en mente al hacerlo?’ […]. Le dije a esos hermanos que se me había pagado bien —que se me había pagado con muchos intereses—, sí, de manera que mi medida se llenó hasta rebosar con el conocimiento que había recibido por viajar con el Profeta”2.
Wilford Woodruff
“Yo estuve en el Campo de Sion junto al Profeta de Dios y presencié los tratos de Dios con él. Vi que tenía el poder de Dios; vi que era un Profeta. Lo que se le manifestó por el poder de Dios en aquella misión fue de gran valor para mí y para todos los que recibieron sus instrucciones”3.
“Cuando los integrantes del Campo de Sion fuimos llamados, muchos de nosotros jamás nos habíamos visto la cara; éramos extraños los unos para los otros, y algunos no habían visto nunca al Profeta. Habíamos estado dispersados por la nación, como granos de maíz en un cedazo. Éramos jóvenes y en aquel tiempo fuimos llamados para salir a redimir a Sion, y lo que teníamos que hacer debía hacerse con fe. Nos congregamos en Kirtland, procedentes de varios estados, y fuimos a redimir a Sion para cumplir el mandamiento que habíamos recibido de Dios. Él aceptó nuestras obras como aceptó las de Abraham. Nuestros logros fueron grandes, aunque hubo apóstatas e incrédulos que muchas veces nos preguntaron: ‘¿Y qué consiguieron?’. Logramos una experiencia que no habríamos tenido de ninguna otra manera. Tuvimos el privilegio de ver la faz del Profeta y de viajar con él mil seiscientos kilómetros y de contemplar la influencia del Espíritu de Dios en él, las revelaciones de Jesucristo recibidas por él, así como su cumplimiento. Y reunió a unos doscientos élderes de toda la nación en esos días y nos envió alrededor del mundo a predicar el evangelio de Jesucristo. Si no hubiera formado parte del Campo de Sion, no estaría aquí hoy [en Salt Lake City, prestando servicio en el Cuórum de los Doce] […]. Por haber ido, fuimos puestos en la viña para predicar el Evangelio, y el Señor aceptó nuestras obras. Y en todos nuestros trabajos y persecuciones, con nuestras vidas en peligro frecuentemente, hemos tenido que obrar y vivir por la fe”4.
“La experiencia que obtuvimos al viajar con el Campo de Sion fue de más valor que el oro”5.