“Atender las necesidades de los niños pequeños”, Ven, sígueme — Para la Primaria Nuevo Testamento 2019 (2019)
“Atender las necesidades de los niños pequeños”, Ven, sígueme — Para la Primaria 2019
Atender las necesidades de los niños pequeños
Los niños pequeños están dispuestos y deseosos de aprender el Evangelio si se lo presenta de una manera en la que ellos lo puedan entender. Si enseña a niños pequeños, considere las siguientes actividades que les pueden ayudar a aprender (algunos niños mayores quizá también se beneficien con estas actividades):
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Escuchar o dramatizar un relato. A los niños pequeños les encantan los relatos de las Escrituras, de su vida, de la historia de la Iglesia o de las revistas de la Iglesia. Busque maneras de hacer que ellos participen cuando se relaten. Ellos pueden sostener láminas u objetos, dibujar lo que están escuchando, dramatizarlo o ayudar a relatarlo. Ayude a los niños a reconocer las verdades del Evangelio en los relatos que comparta.
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Leer un pasaje de las Escrituras. Quizá los niños pequeños no puedan leer mucho, pero aún así puede lograr que participen en aprender de las Escrituras. Podría enfocarse en un solo versículo, en una frase clave o en una palabra. Cuando lea un pasaje de las Escrituras en voz alta, podría invitar a los niños a ponerse de pie o a levantar la mano cuando escuchen una palabra o frase específica en la que usted desee concentrarse. Tal vez ellos sean capaces de memorizar frases cortas de las Escrituras si las repiten unas cuantas veces. Al escuchar la palabra de Dios, ellos sentirán el Espíritu.
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Mantenerlos activos. Debido a que los niños pequeños a menudo son activos, planifique maneras de permitirles moverse: marchar, brincar, saltar, inclinarse, caminar y hacer otros movimientos que se relacionen con el principio o relato que esté enseñando. Esos movimientos también pueden ser eficaces cuando canten todos juntos.
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Mostrar una lámina o un video. Cuando muestre una lámina o un video a los niños relacionados con un principio del Evangelio o relato de las Escrituras, hágales preguntas que les ayuden a aprender lo que están viendo. Por ejemplo, podría preguntarles: “¿Qué está sucediendo en esta lámina o video? ¿Cómo les hace sentir?”. VideosdelaBiblia.lds.org, medialibrary.lds.org y children.lds.org son buenos sitios para buscar videos.
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Cantar. Los Himnos y las Canciones para los niños enseñan doctrina de un modo poderoso. Utilice el índice de temas que se encuentra al final de Canciones para los niños para buscar canciones que se relacionen con los principios del Evangelio que esté enseñando. Ayude a los niños a relacionar el mensaje de las canciones con la vida de ellos. Por ejemplo, podría hacer preguntas sobre palabras o frases de la letra de las canciones. Además de cantar, los niños pueden realizar movimientos que correspondan a las canciones o simplemente escuchar las canciones como música de fondo mientras estén realizando otras actividades.
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Compartir experiencias. Es posible que los niños pequeños no tengan tanto para compartir como los mayores, pero si brinda guía específica, pueden compartir sus sentimientos y experiencias sobre lo que estén aprendiendo.
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Crear. Los niños pueden construir, dibujar o colorear algo relacionado con el relato o el principio que estén aprendiendo. Ínstelos a llevar lo que hayan hecho a su casa y a que lo compartan con los miembros de su familia a fin de ayudar a los niños a recordar lo que aprendieron.
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Participar en lecciones prácticas. Una sencilla lección práctica puede ayudar a los niños a entender un principio del Evangelio que sea difícil de comprender. Cuando utilice lecciones prácticas, busque maneras de permitir que los niños participen. Aprenderán más de una experiencia interactiva que de solo observar una demostración.
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Representación. Cuando los niños hacen una dramatización de una situación que probablemente afrontan en la vida real, son más capaces de entender cómo un principio del Evangelio se aplica a la vida de ellos.
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Repetir actividades. Quizás los niños pequeños necesiten escuchar los conceptos varias veces para entenderlos. No tema repetir relatos o actividades con frecuencia, incluso durante la misma lección. Por ejemplo, podría compartir un relato de las Escrituras varias veces y de diferentes maneras durante una lección: leerlo de las Escrituras, resumirlo con sus propias palabras, mostrar un video, dejar que los niños le ayuden a relatarlo, invitarlos a dramatizarlo, etc. Si se hace una actividad en la clase y también se repite en el hogar, esa repetición ayudará a los niños a aprender y a recordar.
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Interactuar con los demás. Los niños están desarrollando sus habilidades sociales y a menudo disfrutan de aprender y jugar con sus compañeros. Cree oportunidades para que ellos compartan, se turnen y cooperen mientras estén aprendiendo.
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Participar en varias actividades. Por lo general, los niños pequeños tienen una capacidad de concentración de corta duración y tienen diferentes estilos de aprendizaje. Utilice varias actividades y preste atención a las señales de que los niños necesitan un cambio de ritmo. Por ejemplo, quizá sea necesario alternar con frecuencia entre actividades tranquilas y activas.
Parte de su función como maestro de niños pequeños —además de enseñar principios del Evangelio— es ayudar a los niños a aprender cómo participar de manera apropiada en una clase de la Iglesia. Por ejemplo, quizá sea necesario que aprendan en cuanto a tomar turnos, compartir, respetar a los demás, etc. Algunos maestros elaboran diagramas con asignaciones para que cada niño participe en la clase de una manera específica (tal como hacer la oración, sostener una lámina o repartir hojas de papel). Las asignaciones podrían ser diferentes cada semana. Esto ayuda a los niños a tomar turnos y a concentrarse en el comportamiento debido en el salón de clases.
Los niños —en especial, los pequeños— a menudo se benefician de una rutina regular y predecible. Ya que los niños pequeños tienen una capacidad de concentración de corta duración y a menudo se les dificulta concentrarse durante toda una clase, por lo general es mejor si dicha rutina incluye transiciones frecuentes de un tipo de actividad a otra. Por ejemplo, la rutina de su clase podría incluir descansos esporádicos para participar en un juego, colorear un dibujo, cantar una canción, etc.