“11–17 febrero. Juan 2–4: ‘Os es necesario nacer de nuevo’” Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical Nuevo Testamento 2019 (2019)
“11–17 febrero. Juan 2–4”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical 2019
11–17 febrero
Juan 2–4
“Os es necesario nacer de nuevo”
Leer Juan 2–4 es una buena manera de empezar la preparación para enseñar. Anote cualquier impresión espiritual que reciba y utilice esta reseña para buscar pensamientos adicionales y otras ideas para la enseñanza.
Anote sus impresiones
Invitar a compartir
Escriba estos encabezados en la pizarra: Juan 2, Juan 3 y Juan 4. Conceda a los miembros de la clase varios minutos para repasar estos capítulos y entonces pídales que debajo de cada encabezado escriban un versículo que les ayudó a entender la doctrina y los eventos del capítulo. Analicen los versículos que escriban.
Enseñar la doctrina
Nuestra vida cambia al seguir a Jesucristo.
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A veces obtenemos conocimiento espiritual cuando prestamos atención a los detalles de un relato de las Escrituras. Considere invitar a los miembros de la clase a que lean Juan 2:1–11 y enumeren los detalles que profundicen su aprecio por el milagro en la fiesta de bodas. ¿Cómo manifestó ese milagro la gloria de Dios? (véase el versículo 11).
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A fin de que los miembros de la clase entiendan esta historia, podría resultar útil considerar el milagro desde las perspectivas exclusivas de aquellos que lo presenciaron. ¿Nuestra actitud hacia los milagros se parece a la de algunas de las personas que asistían a la fiesta, como por ejemplo María, que sabía que el milagro iba a ocurrir, o el maestresala, que desconocía que se hubiera producido un milagro? Considere invitar a algunos miembros de la clase a que den un informe de la fiesta como si hubieran sido uno de los invitados.
Podemos defender los lugares y las cosas sagradas.
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¿Cómo puede ayudar a que los miembros de la clase aprendan del relato de cuando Jesús expulsó a los cambistas del templo? ¿Cómo pueden defender los lugares y las cosas sagradas, tales como el hogar, el templo o las Escrituras? Esta cita del presidente David O. McKay puede ser útil: “‘… no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado’ (Juan 2:16). Ganar dinero y gastarlo… buscar imperfecciones y, particularmente, chismorrear acerca de nuestro prójimo en una casa de adoración son, en esencia, violaciones de este mandato que fue dado hace casi dos mil años” (en Conference Report, octubre de 1956, pág. 7). ¿Cómo podemos preservar la santidad del templo y de otros lugares sagrados?
Debemos nacer de nuevo para entrar en el reino de Dios.
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A fin de ayudar a los miembros de la clase a entender la invitación de Jesús a nacer de nuevo (véase Juan 3:3), podría invitarlos a que compartan los pensamientos que tengan acerca de lo que el Salvador enseñó a Nicodemo en estos versículos. ¿Qué palabras y frases utilizó? ¿Qué otros pasajes de las Escrituras o citas de líderes de la Iglesia podrían ampliar lo que los miembros de la clase entienden de esta invitación? (Véanse ejemplos de pasajes de las Escrituras en la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Nacer de Dios, nacer de nuevo”; véanse citas de líderes de la Iglesia en “Recursos adicionales”).
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¿Cómo podrían los miembros de la clase explicarle a alguien de otra religión el significado de nacer de nuevo? ¿Cómo incluirían el arrepentimiento, el bautismo y la confirmación en la conversación? Considere invitar a los miembros de la clase a que practiquen cómo responderían esta pregunta con la persona que está sentada a su lado. La cita del profeta José Smith en “Recursos adicionales” podría contribuir al análisis.
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Algunas personas creen que una persona no puede cambiar; sin embargo, Nicodemo es un ejemplo de alguien que cambió como resultado de seguir el evangelio de Jesucristo. A fin de ayudar a los miembros de la clase a ver esto, podría invitarlos a que escudriñen Juan 3:1–2, Juan 7:40–52 y Juan 19:39–40. ¿Qué aprendemos en estos versículos sobre las actitudes y creencias de Nicodemo? ¿Cómo cambiaron con el tiempo? ¿Qué ejemplos podemos compartir de personas que sabemos que han cambiado gracias al Evangelio?
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Mirar a un bebé o la foto de un bebé puede darle a la clase la oportunidad de comparar las cualidades de un recién nacido con las de alguien que ha nacido espiritualmente de nuevo.
Jesucristo nos ofrece agua viva y el “alimento” de hacer la obra de Dios.
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Nuestro cuerpo necesita alimento y agua a diario. Jesús aludió a estas necesidades universales cuando enseñó a la mujer samaritana y a Sus discípulos. A fin de ayudar a los miembros de la clase a entender lo que estaba enseñando el Salvador, podría poner fotos de alimentos y agua en la pizarra e invitarlos a que debajo de cada una escriban las verdades espirituales que enseñó Jesús. ¿De qué manera el adorar a Dios en espíritu y en verdad puede saciar nuestra sed espiritual? ¿Cómo se satisface nuestra hambre espiritual cuando hacemos la voluntad de Dios?
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Reflexionar en el progreso del testimonio de Jesucristo que tuvo la mujer samaritana puede ayudar a los miembros de la clase a meditar en cómo llegaron a saber que Él es el Mesías. Como clase, busquen las expresiones que utilizó la mujer samaritana para referirse al Salvador en Juan 4:6–30. ¿Qué nos dicen de su conocimiento de quién era Jesús? ¿Cómo hemos nutrido nuestro testimonio de que Él es nuestro Salvador?
Alentar el aprendizaje en el hogar
Para inspirar a los miembros de la clase a leer Mateo 5 y Lucas 6, dígales que esos capítulos contienen lo que el presidente Joseph Fielding Smith llamó “el más grandioso [sermón] que se haya predicado jamás, hasta donde sabemos” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Joseph Fielding Smith, 2013, pág. 249).
Recursos adicionales
Videos de hechos y enseñanzas de Jesús.
“Jesús convierte el agua en vino”, “Jesús purifica el templo”, “Jesús enseña acerca de nacer de nuevo”, “Jesús enseña a una mujer samaritana” (LDS.org)
Qué significa nacer de nuevo.
El profeta José Smith enseñó: “Tan provechoso sería bautizar un costal de arena como a un hombre, si su bautismo no tiene por objeto la remisión de los pecados ni la recepción del Espíritu Santo. El bautismo de agua no es sino medio bautismo, y no vale nada sin la otra mitad, es decir el bautismo del Espíritu Santo” (Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 100).
El élder David A. Bednar enseñó: “La conversión… es potente, no pequeña; es un nacimiento espiritual y un cambio fundamental en lo que sentimos y en lo que deseamos, en lo que pensamos, en lo que hacemos y en lo que somos. En efecto, la esencia del evangelio de Jesucristo supone un cambio fundamental y permanente en nuestra naturaleza, lo cual es posible a través de nuestra dependencia de ‘los méritos, y misericordia, y gracia del Santo Mesías’ (2 Nefi 2:8). Al escoger seguir al Maestro, escogemos cambiar para nacer de nuevo espiritualmente” (véase “Os es necesario nacer de nuevo”, Liahona, mayo de 2007 pág. 20).
El élder D. Todd Christofferson enseñó: “Se preguntarán: ‘¿Por qué no se produce ese gran cambio más rápido en mí?’. Deben recordar que los sorprendentes ejemplos del pueblo del rey Benjamín, de Alma y de otras personas en las Escrituras son solo eso: extraordinarios y no comunes. Para la mayoría de nosotros los cambios son graduales y llevan tiempo. Volver a nacer, a diferencia del nacimiento físico, es más un proceso que un acontecimiento, y el dedicarnos a ese proceso es el propósito central de la vida terrenal” (“Nacer de nuevo”, Liahona, mayo de 2008 , pág. 78).
El élder Dallin H. Oaks enseñó:
“[Nacimos de nuevo] cuando entramos en una relación de convenio con nuestro Salvador al nacer del agua y del Espíritu, y al tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo. Ese renacimiento lo podemos renovar todos los días de reposo al participar de la Santa Cena.
“Los Santos de los Últimos Días afirmamos que aquellos que han vuelto a nacer de esta manera son engendrados hijos e hijas espirituales de Jesucristo (véanse Mosíah 5:7; 15:9–13; 27:25). Sin embargo, a fin de recibir la plenitud de las bendiciones de esta condición de nacer de nuevo, debemos seguir honrando nuestros convenios y perseverar hasta el fin. Mientras tanto, mediante la gracia de Dios hemos vuelto a nacer como nuevas criaturas con una nueva paternidad espiritual y las perspectivas de una herencia gloriosa” (véase “¿Ha sido usted salvo?”, Liahona, julio de 1998, pág. 65).