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1 – 7 julio. Hechos 1–5: ‘Me seréis testigos’


“1 – 7 julio. Hechos 1–5: ‘Me seréis testigos’” Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical Nuevo Testamento 2019 (2019)

“1 – 7 julio. Hechos 1–5”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical 2019

Día de Pentecostés

Día de Pentecostés, por Sidney King

1 – 7 julio

Hechos 1–5

“Me seréis testigos”

Si lee Hechos 1–5 y busca la guía del Espíritu, recibirá inspiración para saber qué verdades de esos capítulos ayudarán a los miembros de la clase a confiar plenamente en el Espíritu Santo y a ser testigos fieles del Señor Jesucristo.

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Invitar a compartir

En Hechos 1–5 se encuentran varios pasajes y principios significativos. Una buena manera de averiguar cuáles son de más valor y relevancia para los miembros de su clase consiste en dejar que ellos le digan qué les llamó la atención al estudiarlos. ¿Cómo los invitará a que compartan lo que sintieron? Podría ser tan sencillo como concederles algunos minutos para que busquen y compartan un versículo de Hechos 1–5 en el cual hayan sentido que la voz del Señor les hablaba.

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Enseñar la doctrina

Hechos 1:1–8; 2:37–39; 4:1–16, 31–33

Jesucristo dirige Su Iglesia por medio del Espíritu Santo

  • La lectura de las experiencias de los apóstoles podría ayudar a los miembros de su clase a ver la manera en que reciben poder y guía del Espíritu Santo en sus llamamientos de la Iglesia. Una de las maneras de repasar las experiencias que se encuentran en Hechos 1–5 podría ser escribir en la pizarra: El Espíritu Santo me puede ayudar con mi llamamiento: y luego invitar a los miembros de la clase a que escudriñen Hechos 1:1–8; 2:36–39; y 4:1–16, 31–33, buscando maneras de finalizar el enunciado. ¿Por qué necesitaban los Apóstoles el Espíritu Santo?

  • Como clase, también podrían explorar la manera en que Jesucristo dirige a Su Iglesia en la actualidad mediante el Espíritu Santo. Para ello, podría comunicarse con varios miembros de la clase con anticipación para pedirles que repasen los relatos que se encuentran en Hechos 1:1–8; 2:37–39; 4:1–16, 31–33 y que se preparen para compartir experiencias personales que sean similares a las de los apóstoles. Por ejemplo: podrían compartir alguna ocasión en la que el Espíritu Santo les haya ayudado a testificar de un principio del Evangelio o a contestar la pregunta de alguien. ¿Qué han hecho para procurar la guía del Espíritu Santo?

Hechos 1:15–26

Los apóstoles de Jesucristo son llamados por Dios por medio de la revelación.

  • Destacar que los nuevos miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles de la Iglesia de la antigüedad fueron llamados por revelación, tal como se los llama en la actualidad podría resultar de ayuda para su clase. Considere invitar a los miembros de la clase a que expliquen la forma en que una empresa selecciona un reemplazo para que ocupe un puesto ejecutivo, por ejemplo, se fijan en la formación académica, la experiencia, etcétera. Pídales que comparen esto con la forma en que fue llamado el apóstol Matías en Hechos 1:15–26 (véase también 1 Samuel 16:1–13). ¿De qué forma podría ayudar la cita del presidente Gordon B. Hinckley que se encuentra en “Recursos adicionales” a que los miembros de la clase comprendan mejor este concepto? (véase también Russell M. Nelson, “Sostengamos a los profetas”, Liahona, noviembre de 2014, págs. 74–76). ¿Qué efecto tiene este conocimiento en nuestra fe en los líderes que el Señor ha llamado? ¿Cómo han obtenido un testimonio de los apóstoles y profetas modernos?

Hechos 2:22–47; 3:13–26; 4:5–12

Recibimos las bendiciones de la Expiación al vivir los primeros principios y ordenanzas del Evangelio.

  • ¿De qué forma pueden las personas a las que enseña hallar poder y significado en las verdades sencillas que enseñaron Pedro y Juan (fe en Jesucristo, arrepentimiento, bautismo, el don del Espíritu Santo y perseverar hasta el fin)? Una manera podría ser explorar la importancia de estos principios y ordenanzas, a los cuales en ocasiones se les denomina la doctrina de Cristo (véase 2 Nefi 31). Podría llevar cinco carteles a la clase y escribir en la parte superior de cada uno de ellos uno de los siguientes aspectos de la doctrina de Cristo: Fe en Jesucristo, Arrepentimiento, Bautismo, Don del Espíritu Santo, Perseverar hasta el fin. Divida la clase en cinco grupos y entregue a cada grupo uno de los carteles. Invite a los grupos a que repasen la definición del tema que se encuentra en su cartel en la Guía para el Estudio de las Escrituras o en Predicad Mi Evangelio. A continuación, podrían repasar las enseñanzas de Pedro en Hechos 2:22–47; 3:13–26; y 4:5–12, y escribir en sus carteles ejemplos del tema asignado que encuentren en las Escrituras. ¿De qué manera nos ayudan estos principios y ordenanzas del Evangelio a obtener las bendiciones de la expiación del Salvador? ¿Qué función tienen estos principios y ordenanzas en el Plan de Salvación del Padre Celestial?

  • Podría pedir a algunos misioneros de tiempo completo que hace poco hayan regresado de la misión o a misioneros de barrio, que tomen unos minutos para explicar cómo han enseñado a otras personas sobre la doctrina de Cristo aplicando la lección 3 de Predicad Mi Evangelio. ¿Por qué es la doctrina de Cristo el mensaje principal de nuestros misioneros? ¿Cómo continúa aplicando la doctrina de Cristo una persona que ya se bautizó y recibió el don del Espíritu Santo?

Hechos 2:37–47

El Espíritu Santo nos inspira a actuar conforme a aquello que aprendemos.

  • A medida que los miembros de la clase estudien las Escrituras en casa y juntos en clase cada semana, podrían a menudo sentirse “… [compungidos] de corazón” (Hechos 2:37). Quizás usted sienta la inspiración de ayudarles a ir un poco más lejos al preguntar: “¿Qué debemos hacer?” (Hechos 2:37). Lean juntos Hechos 2:37–47 e invite a los miembros de la clase a buscar las cosas que ese grupo de 3000 personas hizo como resultado de la invitación hecha por Pedro. Tal vez ellos podrían hablar de la manera en que han actuado conforme a la inspiración que han recibido de su estudio de la palabra de Dios. Si lo desea, podría dejar tiempo al final de la clase para que cada persona se pregunte a sí misma: “¿qué debo hacer?”, y anote sus impresiones.

Pedro predica después de haber sido golpeado

A pesar de haber sido arrestado y golpeado, Pedro predicó el Evangelio con valentía.

Hechos 3; 4:1–21; 5:12–42

Cuando estamos llenos del Espíritu Santo, podemos compartir el Evangelio con valentía.

  • El relato de cuando Pedro y Juan testificaron de Jesús con valentía podría inspirar a los miembros de la clase a no tener miedo de lo que piensen los demás cuando compartan su testimonio del Evangelio. ¿Qué impresiones tienen los miembros de la clase en cuanto a la valentía de Pedro y Juan en Hechos 3; 4:1–21; y 5:12–42? ¿Qué relación hay entre recibir el don del Espíritu Santo y nuestra capacidad para testificar con valentía? Los relatos de esos capítulos se presentan en los videos “Pedro predica y es arrestado”, “Pedro y Juan son juzgados” y “Pedro y Juan continúan predicando el Evangelio” (LDS.org). Los miembros de la clase también podrían tener experiencias para compartir, en las cuales ellos, o alguien que conocen, hayan defendido el Evangelio o testificado de él valientemente.

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Alentar el aprendizaje en el hogar

Pida a los miembros de la clase que piensen en la forma en que reaccionarían si supieran que el hecho de vivir el Evangelio les podría costar la vida. Dígales que en Hechos 6–9 leerán sobre alguien que estaba dispuesto a morir por su fe.

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Recursos adicionales

Hechos 1–5

El llamamiento de un miembro de los Doce Apóstoles.

Gordon B. Hinckley compartió las siguientes perspectivas en cuanto al proceso para llamar a un nuevo Apóstol: “Este procedimiento es particular de la Iglesia del Señor. No se buscan los cargos, no se maniobra para obtener posiciones, no se hacen campañas para proclamar las virtudes del candidato. Comparen lo que hace el Señor con lo que hace el mundo; lo que hace el Señor es sencillo, pacífico y sin ostentación ni costos monetarios; no hay en ello egoísmo, vanidad ni ambición. En el plan del Señor, los que tienen la responsabilidad de seleccionar a los oficiales se rigen por una pregunta principal: ‘¿A quién quiere el Señor en este llamamiento?’. Hay deliberaciones calmadas y reflexivas; y se ora mucho para recibir la confirmación del Santo Espíritu de que la elección es correcta” (véase “La obra sigue adelante”, Liahona, julio de 1994, págs. 64–65).

Cómo mejorar nuestra enseñanza

Confíe en sus líderes. “Sus líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares quieren ayudarle a que tenga éxito. Pídales consejo a medida que se esfuerza por mejorar como maestro y al reflexionar en las necesidades de aquellos a los que enseña” (Enseñar a la manera del Salvador, pág. 5).