Las ordenanzas y bendiciones del sacerdocio
Las ordenanzas del sacerdocio son actos sagrados dados por el Señor y se efectúan por medio de la autoridad del sacerdocio. Las bendiciones del sacerdocio se dan por medio de esta autoridad del sacerdocio y tienen el propósito de sanar, consolar y alentar a los demás. Los hermanos que efectúan las ordenanzas y bendiciones deben prepararse para ello por medio de una vida que esté en armonía con los principios del Evangelio y de un esfuerzo sincero por obtener la guía del Espíritu Santo. Deben llevar a cabo toda ordenanza y bendición de una manera dignificante. Las ordenanzas y bendiciones deben cumplir con los requisitos que se dan a continuación; la ordenanza debe:
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Efectuarse en el nombre de Jesucristo.
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Efectuarse por la autoridad del sacerdocio.
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Efectuarse siguiendo todas las pautas precisas; por ejemplo, seguir las palabras prefijadas para la ordenanza o utilizar aceite consagrado para las bendiciones de salud.
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Cuando sea necesario, debe ser autorizada por el líder del sacerdocio que posea las llaves apropiadas.
Las ordenanzas que requieren autorización de los líderes del sacerdocio son las siguientes: dar nombre y bendecir a los niños, realizar bautismos y confirmaciones, conferir el sacerdocio y ordenar a un oficio del sacerdocio, bendecir y repartir la Santa Cena y dedicar sepulcros.
Las ordenanzas y bendiciones que se explican en esta sección serán útiles para que los padres puedan servir como patriarcas de su familia.
Dar nombre y bendecir a los niños
“Todo miembro de la Iglesia de Cristo que tenga hijos deberá traerlos a los élderes ante la iglesia, quienes les impondrán las manos en el nombre de Jesucristo y los bendecirán en su nombre” (D. y C. 20:70). De conformidad con esta revelación, solamente los dignos poseedores del Sacerdocio de Melquisedec pueden participar en la ordenanza de dar nombre y bendecir a niños pequeños. La ordenanza de dar nombre y bendecir a los niños requiere la autorización por parte de la autoridad presidente.
Cuando se bendice a un bebé, los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec se reúnen en un círculo y lo toman colocando las manos debajo de él. Para bendecir a un niño mas grande, los hermanos le colocan la mano levemente sobre la cabeza. La persona que pronuncie la bendición hace lo siguiente:
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Se dirige al Padre Celestial.
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Declara que la bendición se efectúa por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec.
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Da el nombre al niño o a la niña.
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Pronuncia una bendición del sacerdocio de acuerdo con lo que el Espíritu le inspire.
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Termina en el nombre de Jesucristo.
Bautismo
Bajo la dirección de la autoridad presidente, un presbítero o un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec que
sea digno efectúa la ordenanza del bautismo. Para ello, hace lo siguiente:
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Se pone de pie en el agua junto con la persona que vaya a bautizar. 2. Por conveniencia y seguridad con la mano izquierda toma la muñeca derecha de la persona, y ésta a su vez toma la muñeca izquierda del poseedor del sacerdocio con la mano izquierda.
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Levanta el brazo derecho en forma de escuadra.
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Pronuncia el nombre completo de la persona y dice: “Habiendo sido comisionado por Jesucristo, yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén” (D. y C. 20:73).
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Hace que la persona se oprima la nariz con la mano derecha por conveniencia; luego, coloca la mano derecha en la parte superior de la espalda de la persona y la sumerge por completo, incluso toda la vestimenta.
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Ayuda a la persona a salir del agua.
Para todo bautismo se debe contar con dos presbíteros o dos poseedores del Sacerdocio de Melquisedec que actúen como testigos y se aseguren que éste se lleve a cabo en la forma apropiada. Si las palabras no fueran exactamente las que aparecen en Doctrina y Convenios 20:73, o si parte del cuerpo o de la vestimenta de la persona no quedara totalmente sumergida, la ordenanza deberá repetirse. La persona que está bautizándose y la persona que efectúa la ordenanza deben vestir ropa blanca que al mojarse no sea transparente.
Confirmación
Los conversos de nueve años de edad o mayores y los que tienen ocho años pero ninguno de sus padres es miembro son confirmados en la reunión sacramental (véase D. y C. 20:41). Los niños de ocho años de edad pueden ser confirmados inmediatamente después de su bautismo en el lugar en que hayan sido bautizados si al menos uno de los padres es miembro de la Iglesia y ambos padres dan su permiso para que el niño sea bautizado y confirmado. Bajo la dirección de la presidencia de rama, uno o más poseedores del Sacerdocio de Melquisedec pueden efectuar esta ordenanza. Colocan las manos levemente sobre la cabeza de la persona y quien efectúe la ordenanza hace lo siguiente:
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Pronuncia el nombre completo de la persona.
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Declara que la ordenanza se efectúa por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec.
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Confirma a la persona miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
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Confiere el don del Espíritu Santo diciendo: “Recibe el Espíritu Santo”.
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Da una bendición del sacerdocio según lo inspire el Espíritu.
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Termina en el nombre de Jesucristo.
Conferir el sacerdocio y ordenar a un oficio
El presidente de rama supervisa cuando se confiere el Sacerdocio Aarónico y se ordena a los oficios de diácono, maestro y presbítero. Antes de que una persona sea ordenada a un oficio en el Sacerdocio Aarónico, debe ser entrevistado por el presidente de rama y ser hallado digno. También debe ser sostenido en una reunión sacramental de rama. Con la autorización del presidente de rama, un presbítero puede conferir el Sacerdocio Aarónico a otra persona y ordenarle a un oficio en el Sacerdocio Aarónico.
El presidente de misión supervisa cuando se confiere el Sacerdocio de Melquisedec y se ordena al oficio de élder.
Para conferir el sacerdocio u ordenar a una persona a un oficio en el sacerdocio, uno o más poseedores del sacerdocio requerido que han sido autorizados por la autoridad presidente colocan las manos levemente sobre la cabeza de la persona. Luego, el poseedor del sacerdocio que efectúa la ordenación hace lo siguiente:
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Pronuncia el nombre completo de la persona.
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Declara la autoridad por la cual se efectúa la ordenación (el Sacerdocio Aarónico o el de Melquisedec).
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Confiere el Sacerdocio Aarónico o el de Melquisedec, a menos que ya se le haya conferido.
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Ordena a la persona al oficio correspondiente del Sacerdocio Aarónico o de Melquisedec, y confiere los derechos, los poderes y la autoridad de ese oficio.
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Da una bendición del sacerdocio según lo que le inspire el Espíritu.
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Termina en el nombre de Jesucristo.
Santa Cena
La Santa Cena es una ordenanza muy sagrada. El participar de la Santa Cena proporciona una oportunidad de recordar la vida, las enseñanzas y la expiación de Jesucristo. Es el momento para renovar los convenios que se hacen con el Señor en el momento del bautismo (véase Mosíah 18:8–10).
Los maestros y los presbíteros pueden preparar la Santa Cena; los presbíteros pueden bendecirla; y los diáconos, maestros y presbíteros pueden repartirla. Los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec pueden preparar, bendecir y repartir la Santa Cena, pero por lo general sólo lo hacen cuando no hay suficientes poseedores del Sacerdocio Aarónico para hacerlo. Si alguien ha cometido una transgresión grave, no debe preparar, ni bendecir ni repartir la Santa Cena hasta que se haya arrepentido y haya resuelto el problema con su presidente de rama.
Los que preparan, bendicen o reparten la Santa Cena administran esta ordenanza en nombre del Señor.
Todos los poseedores del sacerdocio deben tratar esta asignación con una actitud solemne y reverente. Deben estar bien arreglados, aseados y vestir con modestia. La apariencia personal debe reflejar el carácter sagrado de la ordenanza.
Los hermanos que preparan la Santa Cena deben hacerlo antes de que comience la reunión. Colocan el pan sin partir en las bandejas del pan, las que deben estar limpias. Después colocan las bandejas del pan y las de los vasitos de la Santa Cena en la mesa sacramental. Los vasitos deben contener agua fresca. Finalmente cubren el pan y el agua con un mantel blanco y limpio.
Durante el himno sacramental, los que están sentados a la mesa sacramental quitan la parte del mantel que cubre las bandejas del pan y parten el pan en trocitos pequeños. Después del himno, la persona que bendice el pan se arrodilla y ofrece la oración sacramental del pan. Los hermanos reparten después el pan a los presentes de manera reverente y ordenada. La autoridad que preside la reunión es el primero que recibe la Santa Cena. Cuando todos los presentes hayan tenido la oportunidad de participar del pan, los que lo reparten llevan las bandejas a la mesa sacramental y los que bendicen la Santa Cena vuelven a cubrir las bandejas con el mantel.
Los que están sentados a la mesa sacramental quitan la parte del mantel que cubre las bandejas del agua. La persona que bendice el agua se arrodilla y ofrece la oración sacramental del agua. Los hermanos reparten después el agua a todos los presentes. Las bandejas se devuelven a la mesa sacramental y se cubren otra vez. Los hermanos que hayan bendecido y repartido la Santa Cena toman entonces sus asientos junto a la congregación.
La Santa Cena es para los miembros de la Iglesia, incluso los niños. La persona que dirige la reunión no debe anunciar que se repartirá sólo para los miembros; no se debe hacer nada para evitar que las personas que no sean miembros participen de ella.
Las oraciones sacramentales deben pronunciarse con claridad, exactitud y dignidad. Si la persona que bendice la Santa Cena se equivoca con las palabras y no se corrige ella misma, el presidente de rama le pide que repita la oración para que se ofrezca de manera correcta.
La oración para bendecir el pan es la siguiente:
“Oh Dios, Padre Eterno, en el nombre de Jesucristo, tu Hijo, te pedimos que bendigas y santifiques este pan para las almas de todos los que participen de él, para que lo coman en memoria del cuerpo de tu Hijo, y testifiquen ante ti, oh Dios, Padre Eterno, que están dispuestos a tomar sobre sí el nombre de tu Hijo, y a recordarle siempre, y a guardar sus mandamientos que él les ha dado, para que siempre puedan tener su Espíritu consigo. Amén” (D. y C. 20:77 y Moroni 4).
La oración para bendecir el agua es la siguiente:
“Oh Dios, Padre Eterno, en el nombre de Jesucristo, tu Hijo, te pedimos que bendigas y santifiques [esta agua] para las almas de todos los que [la] beban, para que lo hagan en memoria de la sangre de tu Hijo, que por ellos se derramó; para que testifiquen ante ti, oh Dios, Padre Eterno, que siempre se acuerdan de él, para que puedan tener su Espíritu consigo. Amén” (D. y C. 20:79 y Moroni 5).
La Santa Cena deberá retirarse de la mesa tan pronto como sea posible después de la reunión. El pan que sobre puede comerse.
La bendición y la repartición de la Santa Cena requieren la autorización de la autoridad que preside.
Consagración del aceite
Uno o más poseedores del Sacerdocio de Melquisedec deben consagrar aceite puro de oliva para su santo propósito de ungir a los enfermos y afligidos. A fin de consagrarlo, el poseedor del sacerdocio hace lo siguiente:
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Sostiene un recipiente abierto que contenga aceite de oliva.
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Se dirige al Padre Celestial. 3. Declara que actúa por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec.
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Consagra el aceite (no el recipiente) y lo aparta para la unción y la bendición de los enfermos y afligidos.
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Termina en el nombre de Jesucristo.
Bendición de los enfermos
Solamente los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec pueden bendecir a los enfermos o afligidos. Por lo general, dos o más lo hacen juntos, pero también lo puede hacer uno solo. Si no se tuviera aceite consagrado disponible, un hombre que posea el Sacerdocio de Melquisedec podrá dar una bendición por la autoridad de ese sacerdocio.
Un padre de familia que posea el Sacerdocio de Melquisedec debe bendecir a los miembros enfermos de su familia. Puede pedir a otro poseedor del Sacerdocio de Melquisedec que le ayude.
La bendición de los enfermos consiste en dos partes: (1) la unción con aceite y (2) el sellamiento de la unción.
Unción con aceite
Un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec unge a la persona enferma de esta manera:
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Vierte una pequeña cantidad de aceite consagrado en la cabeza de la persona.
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Le coloca las manos levemente sobre la cabeza y pronuncia su nombre completo.
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Declara que unge a la persona por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec.
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Declara que unge con aceite que ha sido consagrado para ungir y bendecir a los enfermos y afligidos.
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Termina en el nombre de Jesucristo.
Sellamiento de la unción
Por lo general, dos o más poseedores del Sacerdocio de Melquisedec colocan levemente las manos sobre la cabeza de la persona enferma, y el que vaya a sellar la unción hace lo siguiente:
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Pronuncia el nombre completo de la persona.
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Declara que sella la unción por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec.
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Da una bendición según le inspire el Espíritu.
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Termina en el nombre de Jesucristo.
Bendiciones de padre y otras bendiciones de consuelo y de consejo
Las bendiciones de padre y otras bendiciones del sacerdocio se dan con objeto de proporcionar dirección y consuelo, según lo que inspire el Espíritu.
Un padre de familia que tenga el Sacerdocio de Melquisedec puede dar a sus hijos bendiciones de padre. Esas bendiciones pueden ser particular- mente beneficiosas cuando los hijos se alejan para continuar estudios, van a una misión, empiezan un empleo, se casan, entran en el servicio militar o se enfrentan a problemas especiales. Esas bendiciones pueden fortalecer en gran manera a la familia. La familia puede anotar o grabar una bendición de padre para guardarla en sus archivos, pero no se guarda en los registros de la Iglesia. Los padres deben alentar a sus hijos a solicitar una bendición de padre cada vez que sientan la necesidad de hacerlo.
Los poseedores dignos del Sacerdocio de Melquisedec pueden dar también bendiciones de consuelo y de consejo a su esposa, a familiares y otras personas que las soliciten.
Para dar una bendición de padre u otras bendiciones de consuelo y de consejo, un hombre que posea el Sacerdocio de Melquisedec, ya sea él solo o junto con uno o más poseedores dignos de dicho sacerdocio, coloca levemente las manos sobre la cabeza de la persona que vaya a recibirla. No se requiere aceite para esta bendición. Luego, el poseedor del sacerdocio que vaya a dar la bendición hace lo siguiente:
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Pronuncia el nombre completo de la persona.
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Declara que la bendición se efectúa por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec.
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Da la bendición según lo que le inspire el Espíritu.
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Termina en el nombre de Jesucristo.
Dedicación de un sepulcro
La persona que vaya a dedicar un sepulcro debe poseer el Sacerdocio de Melquisedec y estar autorizado por el oficial del sacerdocio que dirija el servicio.
Para llevar a cabo la dedicación de un sepulcro, hace lo siguiente:
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Se dirige al Padre Celestial. 2. Declara que dedica el sepulcro por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec.
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Dedica y consagra el sepulcro como lugar de descanso para el cuerpo del difunto.
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Donde sea apropiado, ora para que el lugar permanezca sagrado y protegido hasta la Resurrección. 5. Pide al Señor que consuele a la familia y expresa otros pensamientos que el Espíritu le inspire.
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Termina en el nombre de Jesucristo.
Si la familia lo prefiere, alguien puede ofrecer una oración junto al sepulcro en lugar de una oración dedicatoria. (Es preferible que la ofrezca un poseedor del Sacerdocio de Melquisedec).