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Lección 25 — Material de preparación para la clase: Esforzarse por ser un discípulo fiel de Jesucristo


“Lección 25 — Material de preparación para la clase: Esforzarse por ser un discípulo fiel de Jesucristo”, Jesucristo y Su evangelio sempiterno: Material para el maestro, 2023

“Lección 25 — Material de preparación para la clase”, Jesucristo y Su evangelio sempiterno: Material para el maestro

El Salvador enseña a Sus discípulos.

Lección 25 — Material de preparación para la clase

Esforzarse por ser un discípulo fiel de Jesucristo

Cada día, tenemos la oportunidad de honrar nuestro convenio bautismal siendo un verdadero discípulo de Jesucristo. Como discípulos Suyos, nos comprometemos a seguir al Salvador y a vivir de acuerdo con Sus enseñanzas (véase Doctrina y Convenios 41:5). Afortunadamente, el discipulado no es una carrera ni una competición; más bien es un viaje que dura toda la vida y que hacemos con el apoyo de Jesucristo y de otros discípulos (véase Mosíah 18:8–10). A medida que estudias las verdades que se enseñan en esta unidad final, piensa en la ayuda y las bendiciones que puedes recibir al esforzarte por ser un discípulo fiel de Jesucristo.

Sección 1

¿Qué puedo aprender del ejemplo del Salvador en cuanto al discipulado?

Un discípulo es un seguidor devoto y nadie ejemplifica tan bien el discipulado como Jesucristo. Su discipulado al seguir la voluntad de Su Padre y Su amor por los demás son magníficos ejemplos para nosotros. Unas horas antes de que el Salvador sufriera en el Jardín de Getsemaní para cumplir la voluntad de Su Padre, hizo una pausa para lavar con ternura los pies de Sus apóstoles. El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, describió esa ocasión:

Élder Jeffrey R. Holland

Al prepararse la sagrada cena de aquella última semana de la Pascua, Jesús se encontraba bajo una gran tensión emocional. Solo Él sabía lo que le esperaba […].

Durante la cena y en medio de esos pensamientos, Cristo se levantó lentamente, se ciñó el manto como lo habría hecho un esclavo o un siervo y se puso de rodillas para lavar los pies de los Apóstoles […]. Hasta el último momento, y aun después, les brindó Su apoyo y les sirvió (véase “Aun hasta el final”, Liahona, enero de 1990, pág. 25).

Jesús lava los pies de Pedro

Después de ese sagrado servicio, Jesús enseñó a Sus apóstoles verdades que pueden guiarnos a todos conforme procuramos ser Sus discípulos.

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Estudia a fin de prepararte para la clase

Lee Juan 13:14–17, 34–35; 14:15 y, si lo deseas, marca lo que aprendas acerca de ser discípulo de Jesucristo.

La hermana Silvia H. Allred, quien fue consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, dijo:

Hermana Silvia H. Allred

[D]ebemos amarnos y servirnos los unos a los otros. Eso es, de hecho, la esencia del discipulado en la verdadera Iglesia de Jesucristo (“La esencia del discipulado”, Liahona, mayo de 2011, pág. 84).

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Medita a fin de prepararte para la clase

Piensa en una persona de las Escrituras o de tu vida que ejemplifique la esencia del discipulado. Prepárate para compartir tu ejemplo en clase.

Sección 2

¿Qué se podría requerir de mí como discípulo de Jesucristo?

Jesús estableció la siguiente norma para el discipulado: “… Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz cada día y sígame” (Lucas 9:23). Y explicó: “… para que el hombre tome su cruz, debe abstenerse de toda impiedad, y de todo deseo mundano y guardar mis mandamientos” (Traducción de José Smith, Mateo 16:26; véase también el versículo 25 [en el apéndice de la Biblia]).

El élder Ulisses Soares, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

Élder Ulisses Soares

[T]omar sobre nosotros nuestra cruz y seguir al Salvador requiere que sigamos Su ejemplo y nos esforcemos por llegar a ser semejantes a Él, afrontando con paciencia las circunstancias de la vida, absteniéndonos de los apetitos del hombre natural y despreciándolos, y esperando en el Señor (“Tomar nuestra cruz”, Liahona, noviembre de 2019, pág. 115).

Christ and the Rich Young Ruler [Cristo y el joven rico], por Heinrich Hofmann

En una ocasión, un joven rico le preguntó al Salvador qué debía hacer para heredar la vida eterna.

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Estudia a fin de prepararte para la clase

Lee Mateo 19:16–21 y busca dos cosas: (1) ¿Qué te llama la atención de las preguntas del joven? (2) ¿Qué le enseñó el Salvador al joven acerca del discipulado?

El élder Larry R. Lawrence, de los Setenta, enseñó cómo podemos aplicar este relato de las Escrituras a nuestra vida:

Élder Larry R. Lawrence

Me gustaría sugerirles que en breve realicen un ejercicio espiritual, tal vez incluso esta misma noche al hacer sus oraciones. Con humildad, pregunten al Señor lo siguiente: “¿Qué es lo que me está impidiendo progresar?”. En otras palabras: “¿Qué más me falta?”. Luego esperen en silencio una respuesta. Si son sinceros, la respuesta pronto será clara; será revelación dirigida solo a ustedes (“¿Qué más me falta?”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 35).

Las Escrituras nos enseñan que, lamentablemente, el joven rico de la historia “se fue triste, porque tenía muchas posesiones” (Mateo 19:22). Siempre se requerirán sacrificios para ser discípulos del Señor, pero el presidente James E. Faust, cuando prestaba servicio en la Primera Presidencia, explicó:

Presidente James E. Faust

Si se tiene en cuenta la gran promesa del Salvador de recibir paz en esta vida y vida eterna en la vida venidera, el discipulado es un precio que vale la pena pagar; es un precio que no podemos darnos el lujo de no pagar. En comparación, los requisitos del discipulado son mucho menos que las bendiciones prometidas (véase “El discipulado”, Liahona, noviembre de 2006, pág. 20).

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Medita a fin de prepararte para la clase

Tómate un tiempo para meditar con espíritu de oración en la pregunta “¿Qué más me falta?”. Al buscar la guía del Señor, ten en cuenta las siguientes palabras del presidente Dieter F. Uchtdorf, entonces consejero de la Primera Presidencia: “Afortunadamente, el primer paso en el sendero del discipulado comienza en el mismo lugar en donde nos encontramos” (“El camino del discípulo”, Liahona, mayo de 2009, pág. 77).

Sección 3

¿Cómo puedo ser fortalecido y sostenido al afrontar los desafíos del discipulado?

Si en ocasiones te preguntas si las bendiciones prometidas del discipulado valen la pena, recuerda lo siguiente: “[El] camino [del Señor] es el sendero que lleva a la felicidad en esta vida y a la vida eterna en el mundo venidero” (“El Cristo Viviente: El Testimonio de los Apóstoles”, LaIglesiadeJesucristo.org). El profeta Jacob testificó que “los justos, los santos del Santo de Israel, aquellos que han creído en el Santo de Israel, quienes han soportado las cruces del mundo […], heredarán el reino de Dios […], y su gozo será completo para siempre” (2 Nefi 9:18).

Podrías preguntarte lo que el Salvador preguntó a sus discípulos hace mucho tiempo: “Porque, ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma? O, ¿qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:26).

una joven adulta sonriendo

El Señor no solo promete recompensas eternas a Sus discípulos, sino que también nos bendice a medida que nos esforzamos por seguirlo. Una de esas maneras en las que nos bendice es dándonos gozo duradero en esta vida, pero también recibimos otras bendiciones. En una carta a los romanos, el apóstol Pablo reflexionó sobre algunas de las maneras en las que el Señor apoya a aquellos que lo siguen, incluso en sus desafíos.

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Estudia a fin de prepararte para la clase

Lee Romanos 8:16–18, 28, 35, 38–39 y piensa en cómo te ayudará el Señor en tus esfuerzos por seguirlo.

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Anota tus ideas

Escribe un desafío específico que estés afrontando actualmente —o un cambio que estés tratando de hacer— mientras intentas seguir al Salvador. Luego escribe cómo tu amor por el Salvador y Su amor por ti pueden ayudarte a ser fiel en tu discipulado.