Mateo 5:48
“Sed, pues, vosotros perfectos”
Después de enseñar las bienaventuranzas y la ley mayor, el Salvador dio un mandamiento referente al carácter de Su Padre Celestial. El objetivo de esta lección es ayudarte a comprender el mandamiento del Salvador de “[s]e[r] […] perfectos, así como [n]uestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48).
¿De qué maneras has cambiado?
Encuentra una imagen de cuando eras más joven o piensa en cómo eras de pequeño.
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¿Cómo has crecido o cambiado física o espiritualmente desde entonces?
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¿Por qué crees que el cambio es una parte natural e importante del plan de nuestro Padre Celestial?
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¿Cómo has crecido en los últimos años para llegar a ser más semejante al Padre Celestial y a Jesucristo? Si sientes que tu crecimiento espiritual no ha sido adecuado, ¿qué te ha detenido y qué puedes hacer para cambiar ese patrón de conducta?
Lee Mateo 5:48 y busca la forma en que el Salvador concluyó Sus enseñanzas del capítulo 5 . Ten en cuenta que la palabra griega perfecto, según se usa en este versículo, también se podría traducir como “completo, íntegro [o] completamente desarrollado” ( Mateo 5:48 , nota b al pie de página).
A partir de las enseñanzas del Salvador en Mateo 5:48 , aprendemos que Jesucristo nos mandó ser perfectos como el Padre Celestial.
1.
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¿En cuáles de las enseñanzas del Salvador en Mateo 5 te sientes inspirado a trabajar ahora para llegar a ser más semejante al Padre Celestial? ¿Cómo lo harás?
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¿Cómo te sientes con respecto al mandamiento del Salvador de ser perfecto?
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¿De qué manera el malinterpretar este mandamiento puede tener un impacto negativo en nuestra relación con el Padre Celestial y Jesucristo?
Entender lo que significa ser “perfecto”
Lee las siguientes citas del presidente Russell M. Nelson, el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y el élder Gerrit W. Gong, del Cuórum de los Doce Apóstoles, en busca de ayuda o consuelo en nuestro trayecto para llegar a ser perfectos como el Padre Celestial.
En Mateo 5:48 , el término perfectos fue traducido del griego teleios, que significa “completo” […]. La forma infinitiva del verbo es teleiono, que quiere decir “llegar a un punto distante, estar completamente desarrollado, consumar o terminar”. Sírvanse notar que la palabra no implica “sin errores”, sino “alcanzar un objetivo distante” […].
… No debemos desalentarnos si nuestros esfuerzos más sinceros en busca de la perfección nos parecen demasiado arduos e interminables. La perfección es inminente; llegará en su totalidad únicamente después de la resurrección y solo por medio del Señor; está en espera de todos los que le aman a Él y guardan Sus mandamientos.
(Véase Russell M. Nelson, “La inminencia de la perfección”, Liahona, enero de 1996, págs. 100, 102).
Hermanos y hermanas, todos nosotros aspiramos a una vida más cristiana de la que frecuentemente logramos vivir […]. Si perseveramos, en algún momento de la eternidad nuestro refinamiento habrá terminado y será completo, que es lo que en el Nuevo Testamento significa la perfección.
Testifico de ese gran destino, puesto a nuestro alcance mediante la expiación del Señor Jesucristo, quien también continuó “de gracia en gracia” [ Doctrina y Convenios 93:13 ] hasta que en Su inmortalidad recibió una plenitud perfecta de gloria celestial.
(Jeffrey R. Holland, “Sed, pues, vosotros perfectos… con el tiempo”, Liahona, noviembre de 2017, pág. 42)
… [L]a palabra perfección a veces se malinterpreta, pensando que significa no cometer nunca un error. Quizás ustedes o alguien a quien conozcan estén esforzándose por ser perfectos de esa manera. Debido a que ese tipo de perfección siempre parece inalcanzable, incluso después de realizar nuestros mejores esfuerzos, podemos sentirnos intranquilos, desanimados o exhaustos. Tratamos infructuosamente de controlar nuestras circunstancias y a las personas que nos rodean; nos preocupamos demasiado por las debilidades humanas y los errores; y de hecho, cuanto más nos esforzamos, más alejados nos sentimos de la perfección que procuramos […].
El malentendido de lo que significa ser perfecto puede resultar en perfeccionismo, una actitud o conducta en la que el deseo admirable de ser bueno se convierte en una expectativa poco realista de ser perfectos ya. A veces, el perfeccionismo surge del sentimiento de que únicamente aquellos que son perfectos merecen que se les ame, o de que nosotros no merecemos ser felices a menos que seamos perfectos.
(Gerrit W. Gong, “Llegar a ser perfectos en Cristo”, Liahona, julio de 2014, págs. 42–44, 45)
Recuerden que todos nuestros esfuerzos por guardar los mandamientos y arrepentirnos nunca serían suficiente si no fuera por la purificación del pecado y la resurrección de la muerte que recibimos del Salvador Jesucristo mediante Su expiación (véanse 2 Nefi 25:23 ; Alma 34:9–10).
Llegar a ser más semejantes al Padre Celestial y a Jesucristo
Responde al menos dos de las siguientes preguntas en tu diario de estudio:
2.
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¿Qué nos enseñan las palabras de estos profetas sobre lo que significa “sed, pues, vosotros perfectos”?
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¿Qué nos enseñan los profetas que estas palabras no significan?
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¿Cuál es la función del Salvador en ayudarnos a llegar a ser perfectos?
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¿Qué sabes sobre el Padre Celestial y Jesucristo que te da la esperanza de que algún día podrías llegar a ser perfecto como ellos?
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¿Qué esfuerzos espirituales, físicos, sociales o intelectuales estás haciendo ahora para llegar a ser más como el Padre Celestial y Jesucristo?
Opcional: ¿Quieres aprender más?
¿Cómo puedo llegar a ser perfecto?
El élder Scott D. Whiting, de los Setenta, enseñó:
… [E]l mandamiento de ser como Él no pretende hacerlos que se sientan culpables, indignos o no amados. Toda nuestra experiencia mortal se basa en progresar, intentar, fracasar y alcanzar el éxito […].
Ustedes son lo suficientemente buenos, son amados, pero eso no significa que aún estén completos. Hay trabajo que efectuar en esta vida y en la venidera. Solo con Su ayuda divina podemos progresar para llegar a ser como Él.
En esta época, en que “todas las cosas [parecen estar] en conmoción; y […] el temor [está al parecer] sobre todo pueblo” [ Doctrina y Convenios 88:91 ], el único antídoto, el único remedio, es esforzarse por ser como el Salvador, el Redentor de toda la humanidad, la Luz del Mundo, y buscar a Aquel que declaró: “… Yo soy el camino” [ Juan 14:6 ].
Sé que llegar a ser como Él por medio de Su ayuda divina y fuerza es alcanzable, paso a paso. Si no fuera así, Él no nos habría dado ese mandamiento [véase 1 Nefi 3:7 ].
(Véase Scott D. Whiting, “Llegar a ser como Él”, Liahona, noviembre de 2020, pág. 14)