“Capítulo 3: La invitación a ser bautizado y confirmado”, Predicad Mi Evangelio: Una guía para compartir el Evangelio de Jesucristo, 2023
“La invitación a ser bautizado y confirmado”, Predicad Mi Evangelio
Capítulo 3
La invitación a ser bautizado y confirmado
Fundamento doctrinal
Todos somos hijos del Padre Celestial. Hemos venido a la tierra para tener la oportunidad de aprender, crecer y llegar a ser más como Él a fin de que podamos regresar a Su presencia (véase Moisés 1:39). Sin ayuda divina no podemos llegar a ser como Él ni regresar con Él. Nuestro Padre Celestial envió a Su Hijo, Jesucristo, a expiar nuestros pecados y romper las ligaduras de la muerte (véase 3 Nefi 27:13–22).
Obtenemos acceso al poder redentor de Cristo cuando ejercemos fe en Él para arrepentimiento, somos bautizados, recibimos el don del Espíritu Santo mediante la confirmación y perseveramos hasta el fin. Guardar el convenio del bautismo es el primer paso que nos vincula a Dios para que el Espíritu Santo pueda limpiar, fortalecer y cambiar nuestra naturaleza para bien. Experimentar esa influencia santificadora se llama renacimiento espiritual (véanse 2 Nefi 31:7, 13–14, 20–21; Mosíah 5:1–7; 18; 27:24; 3 Nefi 27:20; Juan 3:5).
El renacimiento espiritual comienza cuando somos bautizados por agua y por el Espíritu. El bautismo es una ordenanza gozosa y llena de esperanza. Cuando somos bautizados con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, comenzamos una vida nueva con el poder sustentador de Dios. Después de haber sido bautizados y confirmados, podemos seguir siendo fortalecidos al participar dignamente de la Santa Cena (véanse 2 Nefi 31:13; Mosíah 18:7–16; Moroni 6:2; Doctrina y Convenios 20:37).
Extender la invitación
Según lo guíe el Espíritu, invite a las personas a ser bautizadas y confirmadas. Esto puede ocurrir en cualquier lección.
Enseñe la doctrina del bautismo y ayude a las personas a entender la doctrina de Cristo (véase la lección 3). Enseñe en cuanto a la importancia y el gozo del convenio bautismal, de recibir la remisión de los pecados y de recibir el don del Espíritu Santo mediante la confirmación.
A fin de preparar a las personas para la invitación bautismal, asegúrese de que entiendan lo que usted les ha enseñado y el convenio que concertarán. El convenio del bautismo es el siguiente:
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Estar dispuestos a tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo.
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Guardar los mandamientos de Dios.
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Servir a Dios y a los demás
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Perseverar hasta el fin (véase la lección 4).
Si lo desea, podría compartir lo siguiente:
“Cuando somos bautizados, ‘testi[ficamos] ante [Dios] de que [hemos] concertado un convenio con él de que lo servir[emos] y guardar[emos] sus mandamientos’. Cuando hacemos ese convenio, Él promete que ‘derram[ará] su Espíritu más abundantemente sobre [n]osotros’ (Mosíah 18:10)”.
La invitación a ser bautizado debe ser específica y directa. Podría decir:
“¿Seguirá usted el ejemplo de Jesucristo al ser bautizado por alguien que ha sido ordenado para llevar a cabo esta ordenanza? Le ayudaremos a prepararse para el bautismo. Consideramos que usted estará listo para el [fecha]. ¿Se preparará para ser bautizado en esa fecha?”.
Al igual que con cualquier invitación que usted extienda, prometa las grandes bendiciones que las personas recibirán al aceptar la invitación a ser bautizados y guardar los convenios relacionados. Exprese su testimonio de esas bendiciones.
Enseñe que el bautismo y la confirmación no son el destino final; más bien, son un punto en la senda de la conversión que brinda esperanza, gozo y el poder de Dios más plenamente en la vida de la persona (véase Mosíah 27:25–26). Después de que las personas sean bautizadas y confirmadas, pueden esperar con anticipación el ser santificadas por el Espíritu conforme progresen por la senda de los convenios.
Si es posible, invite a las personas a las que esté enseñando a asistir a un servicio bautismal y a una reunión sacramental en la cual se confirme a una persona.