“11: ¿Cómo ayudo a las personas a hacer y a guardar compromisos?” Predicad Mi Evangelio: Una guía para el servicio misional, 2018, págs. 211–220
“11 Guardar los compromisos”, Predicad Mi Evangelio, págs. 211–220
11
¿Cómo ayudo a las personas a hacer y a guardar compromisos?
Extienda invitaciones
Como misionero, usted desea la salvación de las almas (véase Mosíah 28:3). Usted sabe que las personas pueden venir a Cristo y ser salvas solamente mediante las condiciones del arrepentimiento (véase Doctrina y Convenios 18:10–16). Una forma de cumplir sus deseos es declarar el arrepentimiento (véanse Alma 5:49; Doctrina y Convenios 15:6; 16:6) e invitar con valentía a las personas a ejercer la fe para arrepentimiento, a ser bautizadas en el agua y con el Espíritu y a perseverar fielmente hasta el fin (véanse 3 Nefi 27:16–20; Mormón 7:10).
El compromiso es una parte esencial del arrepentimiento. Es el acto de obligarse a uno mismo a realizar una acción y a seguir adelante diligentemente con esa decisión. Cuando las personas se comprometen de verdad, tienen una verdadera intención, lo cual significa que piensan de todo corazón hacer aquello que se han comprometido a hacer. Toman la firme y sincera decisión de cambiar. Se consagran a Cristo y se dedican a Su Evangelio. Al guardar sus compromisos, ellas “verdaderamente manifiest[an] por sus obras que han recibido del Espíritu de Cristo para la remisión de sus pecados” (Doctrina y Convenios 20:37). Cuando usted, como parte de su enseñanza, pide a las personas que hagan compromisos, las está invitando a arrepentirse.
Los compromisos son una parte esencial del hacer y guardar convenios. El élder Jeffrey R. Holland enseñó: “Cuando ustedes enseñan a [las personas] a guardar sus compromisos, las están enseñando a convertirse en personas que guardan sus convenios” (“Making and Keeping Covenants”, transmisión misional vía satélite, 25 de abril de 1997). Las personas que guardan sus compromisos antes del bautismo son más propensas a hacer y guardar convenios después del bautismo. Hacer convenios, y guardarlos, es una parte esencial del evangelio de Jesucristo y del plan de Dios para Sus hijos.
Una de las mejores formas de ayudar a las personas a hacer y a guardar compromisos es extenderles una invitación. Extender invitaciones y luego verificar es de importancia fundamental porque:
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Las personas se convierten cuando cumplen los principios que aprenden (véase Juan 7:17) y sienten que el Espíritu les confirma que lo que están haciendo complace a su Padre Celestial.
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El arrepentimiento y el cambio servirán a las personas para vencer los desafíos, así como para librarse de vergüenza y de culpa, y para experimentar la paz y el regocijo del perdón de Dios.
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El guardar los compromisos prepara a las personas para hacer y guardar convenios sagrados.
Usted puede manifestar su amor por las personas y su fe en las promesas de Dios si les hace un seguimiento con el fin de ayudarlas a arrepentirse y a guardar sus compromisos.
Los compromisos que se requieren para el bautismo se enumeran en las primeras cuatro lecciones. Los compromisos relacionados con el progreso espiritual después del bautismo y de la confirmación se enumeran en la lección 5. Tenga siempre presente la necesidad de invitar a las personas a hacer lo que fortalecerá su fe en Cristo. Recuerde los siguientes principios:
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Toda oportunidad de encontrar —por medio de los miembros, por referencias o contactos personales— debe conducir a la invitación a hacer algo, por lo general, a aprender más acerca del mensaje de la Restauración.
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Muy rara vez debe usted hablar a las personas o enseñarles sin invitarlas a hacer algo que fortalezca su fe en Cristo.
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Concéntrese en una o más invitaciones cuando enseñe. El que usted no invite a las personas a hacer esos compromisos equivale a no pedirles que se arrepientan y vengan a Cristo.
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En el estudio con el compañero, al preparar una lección para enseñar, tenga en cuenta las necesidades y el progreso de cada persona e incluya una invitación o más en su plan de la lección.
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Durante una lección, usted podría sentirse inspirado a extender invitaciones que no son las que había planeado. Siempre invite a las personas a arrepentirse.
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Sea valiente y tenga confianza al invitar a las personas a hacer compromisos (véase Alma 38:12). La valentía pone de manifiesto su fe en que la obediencia a los mandamientos del Señor trae consigo bendiciones.
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Es probable que las personas no cambien si no se las invita a hacerlo.
Haga preguntas directas
En una invitación se suelen emplear las preguntas “¿hará?”, “¿irá?”, etc., que requieren una respuesta sí o no. Las invitaciones deben ser específicas, directas y claras. Con ellas se invita o se conduce a las personas a decidir realizar una acción. Les requieren hacer un compromiso y ejercer una fe activa en los principios que usted les haya enseñado.
A continuación se dan algunos ejemplos de buenas invitaciones, seguidas por el comienzo de una promesa y el testimonio:
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¿Leerá [3 Nefi 11, Moroni 10:3–5] antes de la visita que le hagamos mañana a las siete de tarde? Sé que si lo hace, usted llegará a… Le testifico que el Libro de Mormón es…
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¿Orará y preguntará a Dios si José Smith fue profeta? Sé que si usted ora, Dios le hará saber… Sé que José Smith fue un profeta…
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¿Asistirá con nosotros a la Iglesia este domingo a las nueve de la mañana? Si lo hace, usted llegará a saber… Sé que la Iglesia de Cristo ha sido restaurada…
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¿Comenzará ahora a poner en práctica la ley de castidad como se la hemos explicado? Cumplir esta ley le brindará… Como siervo del Señor, le testifico que llevar una vida casta…
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¿Invitará a [nombre] antes del viernes a reunirse con nosotros para comenzar a aprender acerca del Evangelio? El Espíritu le ayudará… Compartir el Evangelio será una bendición para usted…
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¿Podemos ir [o venir] a su casa y hablarle más acerca de que Dios ha llamado a un profeta en nuestra época como lo hizo en los tiempos antiguos? Tendrá un sentido de la vida más claro, mayor orientación y paz al comprender… Le testifico que Dios ha vuelto a llamar a…
Prometa bendiciones a las personas
Las personas necesitan tener una razón para cambiar sus pensamientos y sus acciones. Las bendiciones que se han prometido suelen brindar una poderosa motivación para obedecer a Dios. Cuando el Señor da un mandamiento, suele prometer bendiciones por el cumplimiento de ese mandamiento (véase Doctrina y Convenios 130:20–21). Cuando prepare a las personas para obedecer un mandamiento en particular, enséñeles que:
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Cumplir los mandamientos pone de manifiesto el amor por Dios y por Su Hijo.
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Ellos demuestran su confianza en Dios cuando obedecen Sus mandamientos.
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A cambio, recibirán las bendiciones que Él ha prometido, aun la mayor de todas las bendiciones: la de la vida eterna y la exaltación para quienes guarden todos Sus mandamientos.
Cuando usted testifique de un mandamiento, hable de las bendiciones que usted haya recibido por haber cumplido ese mandamiento. Prometa a los que enseñe que ellos podrán recibir bendiciones semejantes.
A medida que las personas se esfuercen por cumplir un compromiso, pídales que hablen de las bendiciones que les haya dado nuestro Padre Celestial. Asegúreles que aun cuando les salgan al paso dificultades, seguirán recibiendo Sus bendiciones si obedecen Su voluntad.
Dé testimonio con frecuencia
Un testimonio es la atestiguación espiritual y la certeza que da el Espíritu Santo. Dar testimonio es hacer una sencilla y directa declaración de una creencia, de un sentimiento, de una certeza y de una convicción de una verdad del Evangelio. El expresar su testimonio suele ser una de las formas más poderosas de invitar al Espíritu y de ayudar a las demás personas a sentir el Espíritu. Añade una atestiguación actual y personal de las verdades de las Escrituras que usted haya enseñado. Un misionero eficaz enseña, testifica e invita a las personas a hacer las cosas que edifican la fe en Jesucristo. Esto comprende el prometer las bendiciones que se reciben cuando se ponen en práctica principios verdaderos. Por ejemplo, un misionero podría decir: “Sé que si usted santifica el día de reposo, hallará más paz en su corazón”.
Para que su testimonio tenga un poder convincente, usted debe ser sincero. El testimonio poderoso no depende de la elocuencia ni del volumen de la voz, sino de la convicción que haya en su corazón. Esfuércese todos los días por fortalecer su entendimiento y su convicción de la doctrina y los principios que haya de enseñar. Dé testimonio con frecuencia para sellar la veracidad de los principios y la doctrina que esté enseñando. Lo más a menudo que sea posible, enseñe, en seguida testifique y testifique al enseñar.
Su testimonio puede ser tan sencillo como “Jesucristo es el Hijo de Dios” o “He aprendido por mí mismo que el Libro de Mormón es verdadero”. También podrá contar alguna experiencia breve acerca de cómo adquirió ese conocimiento. Dé testimonio varias veces en cada lección y no tan solo al final. Dé testimonio de que lo que su compañero ha enseñado es de Dios. Dé testimonio de que el principio que usted va a enseñar será una bendición en la vida de las personas si lo siguen. Hable de la forma en la que el haber puesto un principio en práctica ha sido una bendición para usted.
A veces, las personas podrán poner intelectualmente en duda lo que usted enseñe, pero es difícil poner en duda un testimonio sincero y veraz. Cuando testifique, pida en oración que las personas a las que esté enseñando sientan el testimonio confirmador del Espíritu Santo. Cuando usted testifica, está contribuyendo a crear un ambiente propicio para que las personas sientan que el Espíritu Santo les confirma su testimonio de la verdad. Eso los prepara para aceptar las invitaciones que usted les extenderá.
Brigham Young no se bautizó en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días durante el primer año en el que aprendió acerca del Evangelio restaurado. Pero, de su conversión, dijo: “Si se me hubiesen enviado todo el talento, todo el tacto, toda la sabiduría y todo el refinamiento del mundo con el Libro de Mormón, y me hubieran declarado, con la más exquisita elocuencia, la veracidad de él con la intención de probarla, valiéndose del conocimiento y de la sabiduría del mundo, habría sido para mí como el humo que se eleva únicamente para desvanecerse. Sin embargo, cuando vi a un hombre sin elocuencia ni talento para hablar en público que solo dijo: ‘Sé, por el poder del Espíritu Santo, que el Libro de Mormón es verdadero y que José Smith es un profeta del Señor’, el Espíritu Santo que provenía de ese hombre iluminó mi entendimiento y la luz, la gloria y la inmortalidad se presentaron delante de mí; las cuales me rodearon, me llenaron por completo y supe por mí mismo que el testimonio de ese hombre era verdadero” (en Journal of Discourses, tomo I, pág. 90).
Dé seguimiento
Invitar a hacer un compromiso sin verificar si este se está cumpliendo es como comenzar un viaje sin terminarlo o como comprar una entrada para un concierto y no entrar en el teatro. Si la acción no se lleva a cabo, el compromiso es vago.
Cambiar puede ser difícil. Su función es lograr fortalecer a las personas en su resolución de cambiar. Usted debe hacer todo lo que pueda por ayudar a las personas a cumplir con sus compromisos.
El verdadero arrepentimiento se demuestra con acciones rectas durante un periodo de tiempo, sobre todo, con respecto a mandamientos como, por ejemplo, la castidad, la Palabra de Sabiduría y el diezmo. Demuestre comprensión a medida que usted y los líderes del barrio colaboren con las personas para ayudarlas a cumplir con sus compromisos. Sea paciente, pero tenga persistencia. Usted no habrá terminado su ministerio sino hasta que las personas cumplan con esos compromisos, o en otras palabras, hasta que se arrepientan (véase 3 Nefi 18:32). A veces será necesario hacer varias visitas para ayudar a las personas a adquirir una fe lo suficientemente firme en un principio para que las conduzca al arrepentimiento.
El seguimiento comienza la primera vez que usted visita y enseña a las personas:
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Pídales que anoten su compromiso, tal vez en su teléfono o en un calendario o en algo que ustedes les dejen, como una tarjeta con sus nombres y su número de teléfono.
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Asegúrese de que las personas sepan que ustedes, o unos amigos miembros, establecerán contacto brevemente todos los días entre las fechas concertadas para enseñarles. Determinen el método de comunicación que ellas prefieren (visitas breves, llamadas telefónicas, mensajes de texto, correos electrónicos, mensajes por las redes sociales, etc.). Explíqueles que su objetivo al verificar es apoyarlas y ayudarlas. Deles una idea de lo que hará cuando se ponga en contacto con ellas cada día. Respete el tiempo y los deseos de las personas.
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Haga que los contactos diarios sean positivos y agradables a fin de alentar y edificar a las personas que usted enseña.
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Tome notas específicas de toda invitación que usted extienda hoy para hacer el seguimiento mañana.
Haga contactos frecuentes con las personas, diarios de ser posible, para averiguar cómo van progresando con respecto a sus compromisos, así como para contestarles preguntas, ayudarlas a superar dificultades, enseñarles lecciones adicionales, leer junto con ellas pasajes del Libro de Mormón, compartir pasajes de las Escrituras, presentarles a los miembros o utilizar materiales multimedia de la Iglesia. Si usted establece contacto con las personas y las visita a menudo, fortalecerá los sentimientos espirituales que ellas hayan experimentado al enseñarles el mensaje de la restauración del evangelio de Jesucristo. Esa influencia sustentadora del Espíritu es de importancia fundamental. Habrá ocasiones en las que usted tendrá que llamar por teléfono a las personas a las que enseña para recordarles un compromiso y alentarlas a cumplirlo.
Ayude a las personas a describir las bendiciones que hayan recibido al cumplir con sus compromisos. Ayúdelas sobre todo a describir los sentimientos que hayan tenido cuando el Espíritu les haya testificado de la veracidad del mensaje.
Felicite y anime a las personas que vayan progresando en su esfuerzo por cumplir los compromisos. Las personas a las que usted enseña están cambiando sus vidas. Tienen mucho que aprender y que hacer. Elógielas con sinceridad y frecuentemente. Expréseles su gratitud por el progreso que van logrando y su confianza en que podrán salir adelante con éxito. Anímelas cada vez que esté con ellas.
Exprese su preocupación y desilusión cuando las personas no cumplan sus compromisos y por consiguiente no experimenten las bendiciones.
Ideas para el estudio y la práctica
Estudio personal
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Seleccione un mandamiento que esté enumerado en la lección 4 o en la 5. Piense en las bendiciones que usted haya recibido por haber obedecido ese mandamiento y anótelas en su diario de estudio.
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En una carta a su familia, pregunte a sus familiares en qué forma han sido bendecidos por haber obedecido algún mandamiento en particular (por ejemplo, el del diezmo).
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Anote sus sentimientos referentes a extender invitaciones. ¿Es usted valiente o tímido? ¿Tiene confianza en que las personas serán bendecidas o tiene dudas? ¿Es usted constante, paciente y servicial al hacer los contactos diarios? ¿Saben las personas que usted las ama? ¿Cómo podría usted corregir cualquier debilidad suya que advierta al invitar a las personas a hacer compromisos?
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Repase sus planes para cada lección. ¿Ha incluido invitaciones específicas? ¿Conduce su plan de la lección claramente a extender invitaciones para actuar?
Estudio con el compañero
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Basándose en sus herramientas de planeamiento, haga una lista de las personas con las que se haya puesto en contacto en los últimos dos días, tanto personas a las que está enseñando como miembros. Por cada persona, anote los compromisos que haya hecho y otras invitaciones que usted pudo o debió haber extendido. Analice por qué pudo conseguir que hicieran compromisos algunas de esas personas y qué le impidió conseguir que otras hicieran compromisos. ¿Qué hará para verificar el progreso con esas invitaciones?
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Mire en sus herramientas de planeamiento y anote el nombre de personas específicas a las que enseñará al día siguiente o al subsiguiente. Considere cuáles de los mandamientos que se mencionan en las lecciones 4 y 5 las invitará a poner en práctica. Analice cómo les extenderá la invitación y las bendiciones específicas que les prometerá por su obediencia.
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Considere la posibilidad de mostrar el Registro de enseñanza a las personas que enseña para hacerles saber lo que se espera. De ser apropiado, deles una copia del Registro de enseñanza.
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Repase la sección Apuntes/Lista de cosas para hacer de su agenda diaria de los últimos tres días para ver si ha anotado sus asignaciones de verificar el cumplimiento de cada invitación que haya extendido.
Consejo de distrito, conferencias de zona y consejo de líderes de la misión
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Intercambien ideas eficaces e ingeniosas para ponerse en contacto a diario con las personas a las que están enseñando. ¿De qué forma han trabajado los misioneros con los miembros de un modo eficaz? ¿Qué materiales impresos o multimedia digital son útiles? ¿Qué pueden hacer cuando las personas no estén en casa o estén demasiado ocupadas para atenderles?
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Hablen de las formas en las que los misioneros hayan enseñado eficazmente los mandamientos que se indican en las lecciones 4 y 5.
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Hablen de algunas dudas o inquietudes específicas que tengan algunas de las personas a las que enseña actualmente. ¿De qué índole son esas dudas o inquietudes? ¿Qué pueden hacer los misioneros para resolver esas dudas?
Presidente de misión, su esposa y sus consejeros
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De vez en cuando, acompañe a los misioneros cuando enseñen. Ayúdeles a centrarse en ayudar a las personas a hacer y a cumplir compromisos.
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Anime a los líderes del sacerdocio, de las organizaciones auxiliares y a los miembros a participar activamente en la labor de ponerse diariamente en contacto con las personas a las que enseña.
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Sea un ejemplo de invitar a hacer compromisos en sus labores misionales y con los misioneros que sirve.