Capítulo 3
Cultivar una actitud de felicidad y un espíritu de optimismo
“Sean creyentes y felices y no se desanimen. Todo saldrá bien”.
De la vida de Gordon B. Hinckley
La madre del presidente Gordon B. Hinckley, Ada Bitner Hinckley, a menudo decía que “una actitud feliz y un semblante alegre contribuyen a superar cualquier contratiempo, y que cada persona es responsable de su propia felicidad”1. Su padre, Bryant S. Hinckley, también tenía una “inherente actitud positiva”2. El presidente Hinckley recordó: “Cuando yo era joven y propenso a criticar, mi padre solía decir: ‘Los cínicos no aportan nada, los escépticos no crean nada y los que dudan no logran nada’”3. Con la influencia del consejo y el ejemplo de sus padres, el joven Gordon Hinckley aprendió a afrontar la vida con optimismo y fe.
Cuando era misionero en Inglaterra, el élder Hinckley se esforzó mucho por seguir el consejo de sus padres. Él y sus compañeros se daban un apretón de manos cada mañana y se decían: “La vida es buena”4. Casi 70 años más tarde, sugirió a un grupo de misioneros en las Filipinas que siguieran la misma práctica. “El día de ayer fue un gran día en mi vida”, les dijo. “Cada día es un gran día en mi vida, y espero que cada día sea un gran día en la de cada uno de ustedes. Espero que se puedan preparar para salir por la mañana, dar un apretón de manos a su compañero y decir: ‘Hermano (hermana), la vida es buena; salgamos y tengamos un buen día’. Y cuando regresen por la noche, espero que se puedan decir el uno al otro: ‘Ha sido un buen día; la pasamos bien y hemos ayudado a alguien en el transcurso… Les daremos seguimiento y rogamos y esperamos que se unan a la Iglesia’. Cada día debe ser un buen día en el campo misional”5.
Ese consejo era representativo de la manera en que el presidente Hinckley afrontaba la vida. El presidente Russell M. Nelson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, compartió la siguiente observación en cuanto al presidente Hinckley y su esposa, Marjorie: “No pierden el tiempo pensando en el pasado ni inquietándose por el futuro. Ellos perseveran a pesar de las adversidades”6. El élder Jeffrey R. Holland, también del Cuórum de los Doce, comentó: “‘Todo saldrá bien’ quizás sea la frase más repetida a la familia, amigos y compañeros del presidente Hinckley. ‘Sigan esforzándose’, les dice. ‘Sean creyentes y y felices y no se desanimen. Todo saldrá bien’”7.
Enseñanzas de Gordon B. Hinckley
1
Aun cuando muchas personas sean negativas y pesimistas, podemos cultivar un espíritu de felicidad y optimismo.
Hay una terrible enfermedad de pesimismo en la tierra que es casi endémica. Constantemente se nos alimenta una dieta regular y amarga de difamación, de crítica, de maledicencia de uno en contra del otro…
Vengo… con la súplica de que dejemos de buscar las tormentas y que disfrutemos más plenamente de la luz del sol. Sugiero que realcemos lo positivo; pido que nos esforcemos más por encontrar lo bueno, que hagamos callar nuestras voces de insulto y de sarcasmo, que elogiemos con mayor generosidad la virtud y el esmero.
No pido que se acalle toda crítica. La corrección conlleva crecimiento; el arrepentimiento conlleva fortaleza. Sabio es el hombre y sabia la mujer que, tras haber cometido errores que los demás le han señalado, cambia su curso. No estoy sugiriendo que nuestra conversación sea pura miel; el expresarse de manera inteligente y a la vez sincera es una habilidad que debemos procurar y cultivar. Lo que sugiero y pido es que nos mantengamos al margen de la negatividad que es tan común en nuestra sociedad y que busquemos lo notablemente bueno de la tierra y la época en la que vivimos, que hablemos de las virtudes mutuas más que de las faltas, que el optimismo reemplace el pesimismo. Permitamos que la fe reemplace nuestros temores8.
Tenemos todos los motivos para ser optimistas en el mundo. Cierto es que nos rodea la tragedia y que hay problemas por doquier, pero… no se puede edificar algo con pesimismo ni con cinismo. Se ven las cosas con optimismo, se trabaja con fe, y las cosas suceden9.
No se desesperen, no se den por vencidos. Busquen la luz del sol entre las nubes; las oportunidades de salir adelante les saldrán al paso tarde o temprano. No permitan que los vaticinadores de la fatalidad pongan en peligro sus posibilidades10.
Cultiven una actitud de felicidad y un espíritu de optimismo. Anden con fe, regocijándose en las bellezas de la naturaleza, en la bondad de aquellos a quienes aman, en el testimonio que llevan en el corazón concerniente a las cosas divinas11.
El plan del Señor es un plan de felicidad. La vida será más llevadera, las preocupaciones disminuirán y las confrontaciones serán menos difíciles si cultivamos un espíritu de felicidad12.
2
En vez de centrarnos en nuestros problemas, podemos permitir que nos guíe y bendiga un espíritu de acción de gracias.
¡Cuán magníficamente bendecidos somos! ¡Cuán agradecidos deberíamos estar!… Cultiven un espíritu de acción de gracias por las bendiciones de la vida y por los maravillosos dones y privilegios que cada uno de nosotros gozamos. El Señor ha dicho que los mansos recibirán la tierra como heredad (véase Mateo 5:5). No puedo evitar concluir que la mansedumbre implica un espíritu de gratitud en lugar de aires de suficiencia; reconocer un gran poder superior a uno mismo; reconocer que Dios existe y aceptar Sus mandamientos. Ese es el comienzo de la sabiduría. Anden con gratitud ante Él que es el dador de la vida y de toda buena dádiva13.
Nunca en la historia del mundo ha habido una época más grandiosa para vivir en la tierra que esta. Cuán agradecidos deberíamos sentirnos todos por estar vivos en esta época maravillosa con todas las magníficas bendiciones que tenemos14.
Cuando pienso en las maravillas que han tenido lugar en el transcurso de mi vida —más que durante el resto de la historia de la humanidad en conjunto— me invade un sentimiento de reverencia y de gratitud. Pienso en el automóvil y el avión, las computadoras, el fax, el correo electrónico e internet. Es todo tan milagroso y maravilloso. Pienso en los pasos agigantados que se han dado en la Medicina y la salud pública…Y con todo ello ha tenido lugar la restauración del evangelio puro de Jesucristo. Ustedes y yo somos parte del milagro y la maravilla de esta gran causa y reino que se está extendiendo por la tierra bendiciendo la vida de las personas dondequiera que llega. Cuán profundamente agradecido me siento15.
Vivimos en la plenitud de los tiempos. Marquen esa frase; marquen la palabra plenitud. Denota todo lo bueno que se ha reunido [del] pasado y restaurado a la tierra en esta última dispensación.
Mi corazón… rebosa de acción de gracias al Dios Todopoderoso. Mediante el don de Su Hijo, quien es el Dios de este mundo, hemos sido tan magníficamente bendecidos. Se me llena el corazón con la letra de nuestro himno: “Bendiciones, cuenta y verás cuántas bendiciones de Jesús tendrás” (Himnos, nro. 157)16.
Con gratitud en el corazón, no nos centremos en los pocos problemas que tenemos, sino contemos las bendiciones que tenemos y con gran espíritu de gratitud, motivados por una gran fe, sigamos adelante para edificar el Reino de Dios en la tierra17.
Permitan que un espíritu de agradecimiento guíe y bendiga sus días y sus noches. Llévenlo a la práctica; descubrirán que cosecharán maravillosos resultados18.
3
El evangelio de Jesucristo nos da motivo para alegrarnos.
El Señor dijo: “Por consiguiente, eleva tu corazón y regocíjate, y adhiérete a los convenios que has hecho” (D. y C. 25:13). Creo que nos está diciendo a cada uno de nosotros que seamos felices. El Evangelio es algo que nos da gozo; nos brinda una razón para alegrarnos19.
Nunca olviden quiénes son… Son, ciertamente, [hijos] de Dios… Él es su Padre Eterno y los ama… Él desea que Sus hijos e hijas sean felices. El pecado, la transgresión y la desobediencia nunca fueron felicidad. El sendero a la felicidad se encuentra en el plan de nuestro Padre Celestial y en la obediencia a los mandamientos de Su Amado Hijo, el Señor Jesucristo20.
Fuera cual fuere su forma de conducirse en el pasado… los exhorto a ajustar su vida a las enseñanzas del Evangelio, a considerar esta Iglesia con amor, respeto y aprecio, como el fundamento de su fe, a vivir como un ejemplo de lo que el evangelio de Jesucristo hará para brindar la felicidad a una persona21.
El arrepentimiento es uno de los primeros principios del Evangelio, y el perdón es una marca de la divinidad. Hay esperanza para ustedes. Tienen toda la vida por delante y, aunque en el pasado la hayan manchado con el pecado, puede estar llena de felicidad en el futuro. Esta obra consiste en salvar y ayudar a las personas con sus problemas. Ese es el propósito del Evangelio22.
Conozco a tantas personas que constantemente se quejan de las cargas de sus responsabilidades. Por supuesto que las presiones son grandes; hay mucho, demasiado, qué hacer. Además de todas esas presiones también hay cargas financieras, y con todo eso tendemos a quejarnos, con frecuencia en casa y a menudo en público. Cambien de forma de pensar. El Evangelio es buenas nuevas. Existe el hombre para que tenga gozo (véase 2 Nefi 2:25). ¡Sean felices! Permitan que la felicidad brille en su rostro y hable por medio de su testimonio. Pueden llegar a tener problemas y en ocasiones, hasta puede haber tragedias, pero a través de todo eso brilla la súplica del Señor:
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
“Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.
“Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” (Mateo 11:28–30).
Me gustan estas palabras de Jenkins Lloyd Jones que recorté de una columna del periódico Deseret News hace varios años, las cuales ahora se las comparto… Él dijo:
“Cualquiera que crea que la dicha absoluta es normal va a perder muchísimo tiempo gritando por aquí y por allá que le han robado.
“En golf, no todas las pelotas caen en el hoyo. Muchas de las carnes son difíciles de masticar. La mayoría de los niños crecen para ser personas comunes y corrientes. Muchos de los matrimonios felices requieren de un elevado índice de tolerancia mutua. A menudo, la mayoría de los trabajos son más aburridos que otros…
“La vida es como viajar en un tren antiguo: hay retrasos, desvíos, humo, polvo, ceniza y sacudidas; todo ello interrumpido de vez en cuando por hermosos paisajes y emocionantes aceleradas.
“La clave está en darle las gracias al Señor por permitirnos dar el paseo” (Deseret News, 12 de junio de 1973).
Repito, mis hermanos y hermanas, que la clave está en darle las gracias al Señor por dejarnos dar el paseo; y en verdad, ¿no es un maravilloso paseo? ¡Disfrútenlo! ¡Rían y canten al respecto! Recuerden las palabras del autor de Proverbios:
“El corazón alegre hace bien como una buena medicina, pero el espíritu triste seca los huesos” (Proverbios 17:22)23.
Dejen que en su vida se manifieste un tono alegre. Permitan que haya diversión y felicidad, sentido del humor, la capacidad de reírse de vez en cuando de las cosas que son graciosas24.
En todo el vivir, diviértanse y rían. La vida es para disfrutarla y no tan solo para tolerarla25.
4
El Evangelio es un mensaje de triunfo que se debe aceptar con entusiasmo, afecto y optimismo.
Me encuentro hoy aquí como un optimista en lo que concierne a la obra del Señor. No puedo creer que Dios haya establecido Su obra en la tierra para que fracase. No puedo creer que se esté debilitando; sé que se está fortaleciendo… Tengo una fe sencilla y solemne de que el bien triunfará y de que la verdad prevalecerá26.
Siempre me ha intrigado la historia de Caleb y Josué y de los otros espías de Israel. Moisés dirigió a los hijos de Israel por el desierto; en el segundo año de su peregrinaje, escogió a un representante de cada una de las doce tribus para que reconocieran la tierra de Canaán y trajeran un informe en cuanto a sus recursos y su gente. Caleb representaba a la tribu de Judá, y Josué a la de Efraín. Los doce se internaron en la tierra de Canaán y encontraron que era fértil. Regresaron al cabo de cuarenta días y trajeron consigo algunas de “las primeras uvas” como prueba del carácter fructífero de la tierra (Números 13:20).
Se presentaron ante Moisés y Aarón, y ante toda la congregación de los hijos de Israel y, refiriéndose a la tierra de Canaán, dijeron: “Ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella” (versículo 27).
Pero diez de los espías fueron víctimas de sus propias dudas y temores, y presentaron un informe negativo en cuanto a la cantidad y la estatura de los cananeos. Concluyeron que [el pueblo cananeo] era “más fuerte que nosotros” (versículo 31) y consideraron que ellos eran como langostas a comparación de los gigantes que habían visto en la tierra. Fueron víctimas de sus propios temores.
Entonces Josué y Caleb se pusieron de pie frente al pueblo y dijeron: “La tierra por donde pasamos para reconocerla es tierra en gran manera buena.
“Si Jehová se agrada de nosotros, él nos llevará a esa tierra y nos la entregará; es una tierra que fluye leche y miel.
“Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra, porque son como pan para nosotros; su amparo se ha apartado de ellos y con nosotros está Jehová. No los temáis” (14:7–9).
Sin embargo, el pueblo se inclinó más a creer a los diez que dudaban que a Caleb y a Josué.
Fue entonces que el Señor declaró que los hijos de Israel debían andar errantes por el desierto durante cuarenta años, hasta que pereciera la generación de los que habían andado con dudas y temor. Las Escrituras nos dicen que “aquellos hombres que habían hablado mal de la tierra… murieron de una plaga delante de Jehová.
“Pero Josué… y Caleb… quedaron con vida de entre aquellos hombres que habían ido a reconocer la tierra” (versículos 37–38). Fueron ellos los únicos de ese grupo que sobrevivieron después de las cuatro décadas de peregrinación y que tuvieron el privilegio de entrar en la tierra prometida, la tierra de la que habían presentado un informe positivo.
Vemos a nuestro derredor a algunos que son indiferentes en cuanto al futuro de esta obra, que son apáticos, que hablan de limitaciones, que expresan temores, que se dedican a buscar y a escribir sobre lo que consideran debilidades que en realidad son de poca importancia. Dudando del pasado, carecen de visión en cuanto al futuro.
Bien se dijo en tiempos antiguos: “Sin profecía el pueblo se desenfrena” [visión, según el pasaje en inglés], (Proverbios 29:18). No hay lugar en esta obra para aquellos que solo piensan con pesimismo y desesperanza. El Evangelio es buenas nuevas. Es un mensaje de triunfo y su causa debe aceptarse con entusiasmo.
El Señor nunca dijo que no tendríamos problemas. Nuestro pueblo ha padecido aflicciones de toda índole a manos de quienes se han opuesto a esta obra; pero aun en sus pesares ha manifestado su fe. Esta obra ha progresado constantemente, y desde sus comienzos nunca ha retrocedido…
Esta es la obra del Todopoderoso. Si hemos de lograr algún progreso individual, todo depende de nosotros mismos. Pero la Iglesia nunca dejará de progresar…
Cuando el Señor se llevó a Su lado a Moisés, le dijo entonces a Josué: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas” (Josué 1:9). Esta es Su obra; nunca lo olvidemos. Aceptémosla con entusiasmo y amor27.
5
Con el conocimiento de que todos somos hijos de Dios, podemos ser un poco más resueltos, superarnos un poco más y ser un poco mejores.
Existe en el mundo actual la lamentable tendencia de parte de las personas a humillar a los demás. ¿Se han dado cuenta de que no se requiere mucha inteligencia para hacer comentarios que hieran a los demás? Traten de hacer lo opuesto a eso. Traten de hacer comentarios positivos…
También existe en nuestra sociedad la lamentable tendencia a subestimarnos. Es posible que veamos a las personas que nos rodean como seguras de sí mismas, pero la verdad es que la mayoría de nosotros tenemos algunos sentimientos de inferioridad. Lo principal es no hablar con nosotros mismos al respecto… Lo que importa es sacar el mejor provecho de todo lo que tenemos.
No pierdan el tiempo sintiendo lástima por ustedes mismos, y no se menosprecien. Nunca olviden que son hijos de Dios y que tienen derecho a una herencia divina. En su interior llevan una partícula de la naturaleza misma de Dios28.
Cantamos “Soy un hijo de Dios” (Himnos, nro. 196). No se trata de algo imaginario, de fantasía poética; es la verdad viviente. Dentro de nuestro interior llevamos una partícula de divinidad que necesita ser cultivada, que precisa brotar a la superficie, que requiere ser expresada. Ustedes, padres y madres, enseñen a sus hijos que ellos son, de manera muy literal, hijos e hijas de Dios. No existe mayor verdad en todo el mundo que esa: pensar que en nuestro interior llevamos una partícula de divinidad29.
Crean en ustedes mismos y en la capacidad que tienen de hacer cosas grandes y buenas. Crean que no hay montaña lo suficientemente alta que no la puedan escalar; crean que no hay tormenta tan grande que no le puedan hacer frente… Son hijos de Dios y tienen una capacidad infinita30.
Sean un poco más resueltos, supérense un poco más, sean un poco mejores. Hagan un esfuerzo extra; serán más felices, conocerán una satisfacción nueva, tendrán una nueva alegría en su corazón31.
Naturalmente, habrá problemas a lo largo del camino; habrá dificultades que superar, pero no durarán para siempre. [Dios] no [los] abandonará…
Vean lo positivo. Sepan que Él [los] protege, que Él escucha sus oraciones y las contestará, que Él [los] ama y que les manifestará ese amor32.
Hay tanto de lo grato, de lo decoroso y de lo bello sobre lo cual podemos edificar. Somos partícipes del evangelio de Jesucristo. ¡El Evangelio significa “buenas nuevas”! ¡El mensaje del Señor es de esperanza y salvación! ¡La voz del Señor es de buenas nuevas! ¡La obra del Señor es una obra de éxito glorioso!
En un momento sombrío y angustioso, el Señor dijo a los que amaba: “No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo” (Juan 14:27).
Esas grandes palabras de seguridad y confianza son un faro de luz para cada uno de nosotros. Realmente podemos tener confianza en Él, puesto que Él y Sus promesas no dejarán de ser jamás33.
Sugerencias para el estudio y la enseñanza
Preguntas
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Piense en el consejo del presidente Hinckley de “[esforzarnos] más por encontrar lo bueno” y de “[cultivar] una actitud de felicidad y un espíritu de optimismo” (sección 1). ¿Por qué necesitamos ese consejo en la actualidad? ¿De qué manera podemos cultivar una actitud de felicidad?
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El presidente Hinckley dijo que obtendríamos “maravillosos resultados” si permitimos “que nos guíe y bendiga un espíritu de acción de gracias” (sección 2). ¿Por qué piensa que se obtienen esos “maravillosos resultados”? ¿En qué forma es usted bendecido cuando tiene un espíritu de acción de gracias?
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¿Qué piensa en cuanto a la analogía de que la vida “es como viajar en un tren antiguo”? (Véase la sección 3). ¿De qué manera las “buenas nuevas” del Evangelio influyen en la forma en que usted afronta esa jornada?
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¿De qué manera cree que la historia de Caleb y de Josué se aplica a nuestra vida? (Véase la sección 4). ¿Qué ejemplos ha visto de personas que aceptan el Evangelio con entusiasmo? Si observamos que nos sentimos desanimados, ¿en qué forma podemos recuperar el optimismo? ¿Qué experiencias han aumentado su optimismo en cuanto a la obra del Señor?
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¿Por qué le parece que existe la tendencia de subestimar a los demás y de subestimarnos a nosotros mismos? ¿Cómo podemos vencer esa tendencia? ¿Qué podemos hacer como personas y como familias para ayudar a los demás a “ser un poco más resueltos” y a “[superarse] un poco más”? (Véase la sección 5).
Pasajes de las Escrituras relacionados con el tema
Juan 16:33; Filipenses 4:13; Mosíah 2:41; Alma 34:38; Éter 12:4; D. y C. 19:38–39; 128:19–23.
Ayuda para el estudio
“Cuando actúe de acuerdo con lo que haya aprendido, recibirá una comprensión más profunda y perdurable (véase Juan 7:17)” (Predicad Mi Evangelio, 2004, pág. 19). Considere preguntarse a usted mismo lo que puede hacer para poner en práctica las enseñanzas del Evangelio en casa, en el trabajo y en sus responsabilidades eclesiásticas.