“Lección 11 — Material de preparación para la clase: La elección del compañero eterno”, La familia eterna: Material para el maestro, 2022
“Lección 11 — Material de preparación para la clase”, La familia eterna: Material para el maestro
Lección 11 — Material de preparación para la clase
La elección del compañero eterno
El élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, aconsejó: “Por favor, estén ‘anhelosamente consagrados’ [Doctrina y Convenios 58:27] a actividades espirituales y sociales que vayan de acuerdo con la meta de casarse en el templo” (“Elijan sabiamente”, Liahona, noviembre de 2014, pág. 47). Al estudiar el material de esta lección, considera cómo la fe en el Señor puede ayudarte a buscar, elegir y amar a tu compañero(a) eterno(a).
Nota: Salir en citas significa cosas diferentes en diferentes culturas. Para los propósitos de esta lección, salir en citas se refiere a pasar tiempo con alguien del sexo opuesto, mientras se siguen las normas del Evangelio y con la intención de desarrollar una relación que con el tiempo podría conducir al matrimonio.
Sección 1
¿Cómo puede el ejercer fe en el Señor ayudarme a desarrollar una relación que podría conducir al matrimonio?
El salir en citas puede ser maravilloso y desafiante. Nos da la oportunidad de conocer a otras personas, tener nuevas experiencias y aprender lecciones importantes sobre nosotros mismos y nuestras relaciones. Dada la importancia del matrimonio, no debería sorprendernos que podamos experimentar oposición mientras salimos con personas del sexo opuesto y nos preparamos para el matrimonio. ¿Has experimentado tú, o alguien que conozcas, alguna de las siguientes cosas que pueden retrasar o detener el progreso hacia el matrimonio eterno?
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Miedo al rechazo
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Ansiedad en entornos sociales
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Falta de oportunidades o posibilidades
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Agotamiento emocional debido a relaciones fallidas
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Incertidumbre económica
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Estar demasiado centrados en la educación o la carrera
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Miedo al compromiso
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Pérdida de confianza en el matrimonio
Mientras prestaba servicio en la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, la presidenta Julie B. Beck observó que muchos jóvenes dan “cada vez menos importancia a formar una familia eterna. Muchos no contemplan la formación de una familia como una obra de fe” (“Enseñar la doctrina de la familia”, Liahona, marzo de 2011, pág. 14; cursiva agregada).
El Señor se interesa mucho en las experiencias que tienes al buscar y elegir el compañero eterno. Él te ayudará a medida que ejerzas fe en Él. El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, hizo hincapié en cómo nuestra fe en el Salvador puede influir en el noviazgo y el matrimonio:
Crean que su fe afecta su romance en todo, porque así es. Separar el noviazgo del discipulado es riesgoso […]. Jesucristo, la Luz del mundo, es la única lámpara por medio de la cual podrás ver con éxito el camino del amor y la felicidad (“How Do I Love Thee?”, New Era, octubre de 2003, pág. 8)
El ejercer la fe en Jesucristo implica actuar con rectitud. Tal como el Señor enseñó a un grupo de los primeros Santos de los Últimos Días que querían saber Su voluntad para con ellos, Él espera que usemos nuestro albedrío para actuar con fe.
El presidente Dieter F. Uchtdorf, en aquel entonces de la Primera Presidencia, habló sobre cómo podemos avanzar con fe y paciencia:
¿Y qué sucede con aquellos que abandonan la esperanza de encontrar a un compañero eterno? Primero, no se den por vencidos. Vayan a actividades, conozcan a personas y hagan su parte. Sé que salir con personas del sexo opuesto puede ser difícil. El rechazo es una de las cosas más dolorosas que podemos pasar […].
… busquen formas sencillas de estar juntos […]. La meta es llegar a conocer a una persona particular y aprender a desarrollar una relación significativa con el sexo opuesto (“El reflejo en el agua” [charla fogonera del Sistema Educativo de la Iglesia para jóvenes adultos, 1 de noviembre de 2009], broadcasts.ChurchofJesusChrist.org).
[L]as promesas de Dios no siempre se cumplen con la velocidad o de la forma que nos gustaría, sino en el momento y a la manera de Él […]. [Pero] las promesas del Señor, si bien no siempre son rápidas, siempre son seguras (“Continuemos con paciencia”, Liahona, mayo de 2010, pág. 58).
Mientras prestaba servicio como miembro de la Presidencia de los Setenta, el élder Marlin K. Jensen enseñó sobre una parte importante de la relación que los hombres y las mujeres deben desarrollar al salir en citas:
La amistad […] es una parte vital y maravillosa del cortejo y del matrimonio. La relación entre un hombre y una mujer que comienza con la amistad, que después madura y se convierte en romance y que culmina con el matrimonio, usualmente se convertirá en una amistad eterna (“La amistad: Un principio del Evangelio”, Liahona, julio de 1999, pág. 75).
Sección 2
¿Qué cualidades debo procurar hallar en la otra persona y cuáles debo desarrollar yo en preparación para el matrimonio?
¿Alguna vez has hecho una lista de las cualidades que esperas de un cónyuge? Durante las citas, es importante que el hombre y la mujer dediquen el tiempo suficiente juntos para conocer las cualidades, la personalidad y los valores del otro. El élder Robert D. Hales, del Cuórum de los Doce Apóstoles, aconsejó:
Mientras sean novios, traten de saber todo lo que puedan el uno del otro y, cuando sea posible, de conocer a sus respectivas familias. ¿Tienen metas compatibles? ¿Piensan y sienten lo mismo sobre los mandamientos, el Salvador, el sacerdocio, el templo, la crianza de los hijos, los llamamientos de la Iglesia y el servicio a los demás? ¿Se han observado mutuamente en situaciones de tensión, al reaccionar frente al éxito o al fracaso, al resistir el enojo y al enfrentar contratiempos? La persona con quien estás saliendo, ¿menoscaba a los demás o los edifica? Su actitud, lenguaje y conducta, ¿es algo con lo que querrían convivir a diario? (“Cómo enfrentar los desafíos del mundo actual”, Liahona, noviembre de 2015, págs. 45–46).
Incluso más importantes que las cualidades que esperas de tu cónyuge son las cualidades que estás desarrollando en ti mismo. En cuanto a eso, el élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, aconsejó:
Algunos jóvenes parecen tener una lista puntual de las características que quieren en un compañero y evalúan su potencial: “¿Tienes todas las cosas que exijo?”. Si esperan tener un compañero eterno que tenga ciertas cualidades espirituales, deben esforzarse por desarrollar esas cualidades espirituales en ustedes mismos; entonces, alguien que tenga esas cualidades se sentirá atraído hacia ustedes (en “Understanding Heavenly Father’s Plan”, ChurchofJesusChrist.org; véase también Doctrina y Convenios 88:40).
Mientras prestaba servicio en la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, la hermana Carole M. Stephens enseñó de manera similar:
Estudien la vida del Salvador y traten de ser más como Él. Si pueden desarrollar esos atributos cristianos en su vida y procuran ser más como el Salvador, entonces estarán mejor preparados para ser cónyuges (Cara a Cara con el élder Holland, la hermana Stephens y el élder Hallstrom [transmisión mundial para jóvenes adultos solteros, 8 de marzo de 2016], facetoface.ChurchofJesusChrist.org).
Si bien es importante que cultivemos cualidades semejantes a las de Cristo y las busquemos en el futuro cónyuge, debemos tener cuidado de no desarrollar expectativas poco realistas de nosotros mismos y de los demás. Tal como el élder Hales enseñó: “[N]adie se casa con la perfección, nos casamos con el potencial” (“Cómo enfrentar los desafíos del mundo actual”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 46).
Sección 3
¿Cómo puedo decidir con quién casarme?
Elegir con quién casarse debe ser una decisión cuidadosa e inspirada. El presidente Thomas S. Monson compartió un consejo que vio enmarcado en la casa de sus tíos: “Escoge a quien amar; ama a quien escojas” (“El poder del sacerdocio”, Liahona, mayo de 2011, pág. 68).
Quizás sea útil reconocer que no estamos buscando un amor predestinado único. El presidente Spencer W. Kimball enseñó: “La idea de las ‘almas gemelas’ es ficción y una ilusión” (véase “Unidad en el matrimonio”, Liahona, octubre de 2002, pág. 38). El élder Hales explicó que cuando tomamos decisiones importantes en la vida, incluso sobre el matrimonio, “… el Padre Celestial espera que usemos nuestro albedrío, que estudiemos la situación en la mente de acuerdo con los principios del Evangelio y que le presentemos una decisión a través de la oración” (“El Espíritu Santo”, Liahona, mayo de 2016, pág. 105).
El Señor desea que las personas inviertan sus mejores esfuerzos y su facultad de pensar al decidir con quién casarse y que busquen la confirmación de la revelación sobre la decisión. Esos y otros principios sobre recibir revelación se le enseñaron a Oliver Cowdery al principio de la Restauración.