El Santo Evangelio
según
San Juan
Capítulo 1
Cristo es el Verbo de Dios — Él creó todas las cosas y fue hecho carne — Juan bautiza a Jesús y testifica que Jesús es el Cordero de Dios — Juan, Andrés, Simón, Felipe y Natanael creen en Cristo y lo siguen.
1 En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.
2 Este estaba en el principio con Dios.
3 Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho.
4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
5 Y la luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron.
6 Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
7 Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por medio de él.
8 No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz.
9 Aquel era la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de él; pero el mundo no le conoció.
11 A los suyos vino, y los suyos no le recibieron.
12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de llegar a ser hijos de Dios;
13 que no nacieron de sangre, ni de voluntad de carne ni de voluntad de varón, sino de Dios.
14 Y el Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
15 Juan dio testimonio de él y clamó, diciendo: Este es aquel de quien yo decía: El que viene después de mí es antes de mí, porque era primero que yo.
16 Porque de su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia.
17 Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
19 Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: Tú, ¿quién eres?
20 Y confesó y no negó, sino que confesó: Yo no soy el Cristo.
21 Y le preguntaron: ¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No lo soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.
22 Entonces le dijeron: ¿Pues quién eres?, para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.
24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.
25 Entonces le preguntaron y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías ni el profeta?
26 Y Juan les respondió, diciendo: Yo bautizo con agua, mas en medio de vosotros hay uno a quien vosotros no conocéis.
27 Este es el que ha de venir después de mí, el que es antes de mí, de quien yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia.
28 Estas cosas acontecieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
29 Al día siguiente vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: ¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!
30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón que es antes de mí, porque era primero que yo.
31 Y yo no le conocía, pero para que fuese manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando en agua.
32 Y Juan dio testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y que reposó sobre él.
33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar en agua me dijo: Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y que reposa sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo.
34 Y yo le he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios.
35 Al siguiente día otra vez estaba Juan, y con él dos de sus discípulos.
36 Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: ¡He aquí el Cordero de Dios!
37 Y los dos discípulos le oyeron hablar y siguieron a Jesús.
38 Y volviéndose Jesús y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que interpretado quiere decir Maestro), ¿dónde moras?
39 Les dijo: Venid y ved. Entonces fueron y vieron dónde moraba, y se quedaron con él aquel día, porque era como la hora décima.
40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y que habían seguido a Jesús.
41 Aquel halló primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que interpretado es, el Cristo).
42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir piedra).
43 Al día siguiente, quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe y le dijo: Sígueme.
44 Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro.
45 Felipe halló a Natanael y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribieron Moisés, en la ley, y también los profetas: a Jesús hijo de José, de Nazaret.
46 Y le dijo Natanael: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve.
47 Jesús vio a Natanael que se le acercaba y dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño.
48 Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.
49 Respondió Natanael y le dijo: ¡Rabí, tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel!
50 Respondió Jesús y le dijo: ¿Crees porque te dije que te vi debajo de la higuera? Cosas mayores que estas verás.
51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios que ascienden y descienden sobre el Hijo del Hombre.