Epístola Universal de
San Judas Apóstol
Capítulo 1
Luchad por la fe — Hubo ángeles que no guardaron su primer estado — Miguel discutió con el diablo, disputándole el cuerpo de Moisés — Enoc profetizó acerca de la Segunda Venida — En los últimos días habrá burladores.
1 Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios el Padre, y guardados para Jesucristo:
2 Misericordia, y paz y amor os sean multiplicados.
3 Amados, por el gran deseo que tenía de escribiros de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros para exhortaros a que luchéis enérgicamente por la fe que se ha dado a los santos.
4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido designados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en disolución la gracia de nuestro Dios y niegan a Dios, el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.
5 Quiero, pues, recordaros, ya que alguna vez habéis sabido esto, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creían.
6 Y a los ángeles que no guardaron su estado original, sino que dejaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, hasta el juicio del gran día;
7 así también Sodoma y Gomorra, y las ciudades circunvecinas, las cuales de la misma manera que aquellos, habiendo fornicado y seguido vicios contra la naturaleza, fueron puestas como ejemplo al sufrir el juicio del fuego eterno.
8 De la misma manera también estos soñadores mancillan su carne, y menosprecian la autoridad, y vituperan las potestades superiores.
9 Pero cuando el arcángel Miguel argumentaba con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.
10 Pero estos maldicen las cosas que no conocen; y en las cosas que por naturaleza conocen, como animales irracionales, se corrompen.
11 ¡Ay de ellos!, porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la rebelión de Coré.
12 Estos son manchas en vuestros convites fraternales cuando festejan juntamente con vosotros, apacentándose a sí mismos sin temor alguno; nubes sin agua, las cuales son llevadas de acá para allá por los vientos; árboles marchitos como en otoño, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;
13 fieras ondas del mar, que espuman sus mismas vergüenzas; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.
14 De estos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, el Señor viene con sus muchos millares de santos,
15 para hacer juicio contra todos, y para reprender a todos los impíos de entre ellos tocante a todas sus obras de impiedad que han hecho impíamente, y tocante a todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.
16 Estos son murmuradores, quejumbrosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla con arrogancia, adulando a las personas para sacar provecho.
17 Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo,
18 los que os decían: En los postreros tiempos habrá burladores que andarán según sus malvados deseos.
19 Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu.
20 Pero vosotros, oh amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo,
21 conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, para vida eterna.
22 Y tened compasión de los que dudan.
23 Pero haced salvos a otros por temor, arrebatándolos del fuego; aborreciendo aun la ropa que se ha contaminado por su carne.
24 A aquel, pues, que es poderoso para guardaros sin caída y presentaros irreprensibles delante de su gloria con gran alegría,
25 al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sean la gloria y la majestad, el dominio y la potestad, ahora y por todos los siglos. Amén.