El estar separado de Dios y de Su influencia; morir en cuanto a las cosas que pertenecen a la rectitud. Lucifer y una tercera parte de las huestes del cielo padecieron la muerte espiritual cuando fueron echados del cielo (DyC 29:36–37).
La Caída de Adán introdujo la muerte espiritual en el mundo (Moisés 6:48). Los seres mortales de pensamientos, palabras y obras inicuos están muertos espiritualmente aunque sigan con vida sobre la tierra (1 Tim. 5:6). Por medio de la expiación de Jesucristo y de la obediencia a los principios y ordenanzas del Evangelio, el hombre llega a quedar limpio del pecado y a vencer la muerte espiritual.
La muerte espiritual también existirá como posibilidad después de la muerte del cuerpo físico. Todos seremos juzgados: tanto los seres resucitados como el diablo y sus ángeles. Los que se hayan rebelado conscientemente contra la luz y la verdad del Evangelio padecerán la muerte espiritual. A esta muerte a menudo se le llama la segunda muerte (Alma 12:16; Hel. 14:16–19; DyC 76:36–38).