En el Libro de Mormón, tres de los discípulos nefitas escogidos por Cristo.
El Señor les concedió la misma bendición que había otorgado a Juan el Amado, o sea, que permanecieran sobre la tierra para llevar almas a Cristo hasta la segunda venida del Salvador. Fueron trasladados de manera que no sintieran dolor ni murieran (3 Ne. 28).