Esta palabra tiene dos sentidos en las Escrituras: (1) Son las bendiciones que se reciben como consecuencia infalible de los pensamientos y de los hechos rectos, y el castigo que también se recibe como consecuencia invariable de los pecados de los que no se hayan arrepentido. La justicia es una ley eterna que requiere un castigo cada vez que se quebrante una ley de Dios (Alma 42:13–24). Si no se arrepiente, el pecador tiene que pagar las exigencias de la justicia (Mos. 2:38–39; DyC 19:17). Si se arrepiente, el Salvador paga las exigencias de la justicia por medio de Su expiación, invocando la misericordia (Alma 34:16). (2) Es, además, la dignidad, integridad y santidad de una persona.
En el sentido de bendiciones o de castigos, consecuencias invariables de nuestros pensamientos y hechos