La persona que se deja influir por las pasiones, los deseos, apetitos y sentidos de la carne en lugar de escuchar la inspiración del Santo Espíritu. Ese tipo de persona comprende lo físico, pero no puede percibir lo espiritual. Todo ser humano es carnal, o sea, mortal, debido a la Caída de Adán y Eva, y debe volver a nacer por medio de la expiación de Jesucristo para dejar de ser un hombre natural.