Don del Espíritu Santo
Todo miembro de la Iglesia, bautizado y digno, tiene el derecho de tener consigo la influencia constante del Espíritu Santo. Después de bautizarse una persona en la verdadera Iglesia de Jesucristo, recibe el don del Espíritu Santo mediante la imposición de manos de otra persona que tenga la debida autoridad (Hech. 8:12–25; Moro. 2; DyC 39:23). A menudo se menciona este don como el bautismo de fuego (Mateo 3:11; DyC 19:31).