Capítulo 13
Jeroboam es herido y luego es sanado por un profeta de Judá — El profeta entrega su mensaje; un profeta de Bet-el lo desvía del camino y aquel es muerto por un león por su desobediencia — Jeroboam continúa la adoración falsa en Israel.
1 Y he aquí que mientras Jeroboam quemaba incienso junto al altar, vino de Judá a Bet-el un hombre de Dios enviado por la palabra de Jehová.
2 Él clamó contra el altar por palabra de Jehová y dijo: Altar, altar, así ha dicho Jehová: He aquí que a la casa de David le nacerá un hijo, llamado Josías, el que sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres.
3 Y aquel mismo día dio una señal, diciendo: Esta es la señal de que Jehová ha hablado: He aquí que el altar se quebrará, y la ceniza que está sobre él se esparcirá.
4 Y aconteció que cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del hombre de Dios, que había clamado contra el altar de Bet-el, extendió su mano desde el altar y dijo: ¡Prendedle! Pero la mano que había extendido contra él se le secó, y no la pudo contraer.
5 Y el altar se quebró, y se esparció la ceniza del altar, conforme a la señal que el hombre de Dios había dado por palabra de Jehová.
6 Entonces respondió el rey y dijo al hombre de Dios: Te pido que ruegues a Jehová tu Dios y que ores por mí, para que mi mano me sea restaurada. Y el hombre de Dios oró a Jehová, y la mano del rey se le restauró y quedó como antes.
7 Y el rey dijo al hombre de Dios: Ven conmigo a casa y comerás, y yo te daré un presente.
8 Pero el hombre de Dios dijo al rey: Aunque me dieses la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar,
9 porque así me ha mandado por palabra de Jehová, diciendo: No comas pan, ni bebas agua, ni vuelvas por el camino por el que llegaste.
10 Se fue, pues, por otro camino, y no volvió por el camino por donde había ido a Bet-el.
11 Moraba entonces en Bet-el un viejo profeta, al cual vino su hijo, y le contó todo lo que el hombre de Dios había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que había hablado al rey.
12 Y su padre les dijo: ¿Por qué camino se fue? Y sus hijos le mostraron el camino por donde había regresado el hombre de Dios que había venido de Judá.
13 Y él dijo a sus hijos: Ensilladme el asno. Y ellos le ensillaron el asno y él lo montó.
14 Y fue tras el hombre de Dios, y le halló sentado debajo de una encina y le dijo: ¿Eres tú el hombre de Dios que vino de Judá? Y él respondió: Yo soy.
15 Le dijo entonces: Ven conmigo a casa y come pan.
16 Y él respondió: No podré volver contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar,
17 porque por palabra de Dios me ha sido dicho: No comas pan ni bebas agua allí, ni vuelvas por el camino por el que llegaste.
18 Y el otro le dijo: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Hazle volver contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua. Pero le mintió.
19 Entonces volvió con él, y comió pan en su casa y bebió agua.
20 Y aconteció que, cuando estaban ellos sentados a la mesa, vino la palabra de Jehová al profeta que le había hecho volver,
21 y clamó al hombre de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dice Jehová: Por cuanto has sido rebelde a las palabras de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios te había mandado,
22 sino que volviste, y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres.
23 Y sucedió que después que hubo comido pan y bebido, el profeta que le había hecho volver le ensilló el asno;
24 y cuando se fue, un león lo encontró en el camino y lo mató; y su cuerpo quedó tirado en el camino, y el asno estaba junto a él, y el león también estaba junto al cuerpo.
25 Y he aquí, unos hombres que pasaban y vieron el cuerpo que estaba tirado en el camino y al león que estaba junto al cuerpo, fueron y lo contaron en la ciudad donde el viejo profeta habitaba.
26 Y cuando el profeta que le había hecho volver del camino lo oyó, dijo: Es el hombre de Dios que fue rebelde a las palabras de Jehová; por tanto, Jehová le ha entregado al león, que le ha despedazado y matado conforme a la palabra de Jehová que él le dijo.
27 Y habló a sus hijos, y les dijo: Ensilladme un asno. Y ellos se lo ensillaron.
28 Y él fue y halló el cuerpo tendido en el camino, y el asno y el león que estaban junto al cuerpo; el león no había comido el cuerpo, ni despedazado al asno.
29 Y el profeta tomó el cuerpo del hombre de Dios y lo puso sobre el asno, y se lo llevó. Y el viejo profeta fue a la ciudad, para hacerle duelo y enterrarle.
30 Y puso el cuerpo en su propio sepulcro; y le hicieron duelo, diciendo: ¡Ay, hermano mío!
31 Y sucedió que después que le hubieron enterrado, habló a sus hijos, diciendo: Cuando yo muera, enterradme en el sepulcro en que está sepultado el hombre de Dios; poned mis huesos junto a los suyos.
32 Porque sin duda acontecerá lo que él dijo a voces por palabra de Jehová contra el altar que está en Bet-el, y contra todas las casas de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria.
33 Después de esto, no se apartó Jeroboam de su mal camino, sino que volvió a hacer sacerdotes para los lugares altos de entre todo el pueblo, y al que lo deseaba le consagraba para que fuese sacerdote de los lugares altos.
34 Y esto fue causa de pecado para la casa de Jeroboam, por lo cual fue talada y raída de sobre la faz de la tierra.