Capítulo 14
Jehová no responderá a los que adoran dioses falsos y hacen iniquidad — Ezequiel predica el arrepentimiento — El pueblo no se salvaría aunque lo ministraran Noé, Daniel y Job.
1 Y vinieron a mí algunos de los ancianos de Israel y se sentaron delante de mí.
2 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:
3 Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón y han establecido el tropiezo de su iniquidad delante de su rostro. ¿Acaso he de ser yo en modo alguno consultado por ellos?
4 Háblales, por tanto, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Cualquier hombre de la casa de Israel que haya puesto sus ídolos en su corazón, y que haya establecido el tropiezo de su iniquidad delante de su rostro y que venga al profeta, yo, Jehová, responderé al que venga conforme a la multitud de sus ídolos,
5 para sujetar a la casa de Israel en su propio corazón, ya que se han apartado de mí todos ellos por sus ídolos.
6 Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: Arrepentíos, y volveos de vuestros ídolos y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones.
7 Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se haya apartado de andar en pos de mí, y que haya puesto sus ídolos en su corazón, y que haya establecido delante de su rostro el tropiezo de su iniquidad y que venga al profeta para preguntarle por mí, yo, Jehová, le responderé por mí mismo.
8 Y pondré mi rostro contra aquel hombre, y lo pondré como señal y como refrán, y yo lo talaré de en medio de mi pueblo; y sabréis que yo soy Jehová.
9 Y cuando el profeta sea engañado y hable palabra, yo, Jehová, engañé al tal profeta; y extenderé mi mano contra él y lo destruiré de en medio de mi pueblo Israel.
10 Y llevarán ambos su castigo; como el castigo del que pregunta, así será el castigo del profeta,
11 para que la casa de Israel no se desvíe más de en pos de mí, ni se contamine más con todas sus transgresiones, y sea mi pueblo, y yo sea su Dios, dice Jehová el Señor.
12 Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:
13 Hijo de hombre, si una tierra peca contra mí rebelándose pérfidamente, yo extenderé mi mano contra ella, y le quebrantaré el sustento de pan, y enviaré sobre ella hambre y talaré de ella a hombres y bestias;
14 y aunque estuvieran en medio de ella estos tres varones: Noé, Daniel y Job, ellos, por su rectitud, solo librarían sus propias vidas, dice Jehová el Señor.
15 Y si hago pasar bestias feroces por la tierra, y la dejan asolada de modo que nadie pase por allí a causa de las fieras,
16 aunque estos tres varones estuvieran en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, que ni a sus hijos ni a sus hijas librarían; solo ellos serían librados, y la tierra quedaría desolada.
17 O si yo traigo espada sobre la tierra y digo: Espada, pasa por la tierra; y hago talar de ella a hombres y bestias,
18 aunque estos tres varones estuvieran en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, que no librarían a sus hijos ni a sus hijas; solo ellos serían librados.
19 O si envío pestilencia sobre esa tierra y derramo mi ira sobre ella con sangre, para talar de ella a hombres y bestias,
20 aunque estuvieran en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice Jehová el Señor, que no librarían a hijo ni a hija; ellos, por su justicia, solo librarían su propia vida.
21 Por lo cual, así ha dicho Jehová el Señor: ¡Cuánto más cuando yo envíe mis cuatro terribles juicios contra Jerusalén: espada, y hambre, y bestias feroces y pestilencia, para talar de ella a hombres y bestias!
22 Sin embargo, he aquí, quedará en ella un remanente, hijos e hijas que serán llevados fuera; he aquí que ellos vendrán a vosotros, y veréis su camino y sus hechos, y seréis consolados del mal que hice venir sobre Jerusalén, de todas las cosas que traje sobre ella.
23 Y ellos os consolarán cuando veáis su camino y sus hechos, y comprenderéis que no es sin causa todo lo que habré hecho en ella, dice Jehová el Señor.