Capítulo 18
Israel es como el barro del alfarero en las manos de Jehová — Si las naciones se arrepienten, Jehová retendrá los males decretados en contra de ellas — El pueblo de Judá será esparcido.
1 La palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:
2 Levántate y desciende a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras.
3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él hacía un trabajo sobre la rueda.
4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en manos del alfarero; y volvió e hizo de ella otra vasija, según le pareció mejor al alfarero hacerla.
5 Entonces vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:
6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel?, dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.
7 En un instante hablaré contra una nación y contra un reino, para arrancar, y derribar y destruir.
8 Pero si esa nación contra la que he hablado se vuelve de su maldad, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles.
9 Y en un instante hablaré de la nación y del reino, para edificar y para plantar;
10 pero si hace lo malo delante de mis ojos, no escuchando mi voz, me arrepentiré del bien que había determinado hacerle.
11 Ahora, pues, habla a todo hombre de Judá y a los moradores de Jerusalén, diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo dispongo mal contra vosotros y tramo contra vosotros designios; vuélvase ahora cada uno de su mal camino, y mejorad vuestros caminos y vuestras obras.
12 Y dijeron: Es en vano, porque en pos de nuestros propios planes iremos, y hará cada uno conforme a la imaginación de su malvado corazón.
13 Por tanto, así ha dicho Jehová: Preguntad ahora entre las naciones quién ha oído cosa semejante. Algo muy horrible ha hecho la virgen de Israel.
14 ¿Faltará la nieve de los peñascos del Líbano? ¿Se agotarán las aguas frías que corren de lejanas tierras?
15 Porque los de mi pueblo me han olvidado, quemando incienso a lo que es vanidad; esto les ha hecho tropezar en sus caminos, en las sendas antiguas, para caminar por sendas, por camino no bien preparado,
16 convirtiendo su tierra en desolación y en objeto de burla perpetua. Todo aquel que pase por ella se maravillará y meneará la cabeza.
17 Como viento del este los esparciré delante del enemigo; les mostraré la espalda y no el rostro, en el día de su calamidad.
18 Y dijeron: Venid y tramemos un plan contra Jeremías, porque la ley no le faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio ni la palabra al profeta. Venid e hirámoslo con la lengua, y no hagamos caso a ninguna de sus palabras.
19 ¡Oh Jehová, atiéndeme!, y oye la voz de los que contienden conmigo.
20 ¿Se da mal por bien? Pues han cavado un hoyo para mi alma. Acuérdate de que me puse delante de ti para hablar bien en favor de ellos, para apartar de ellos tu ira.
21 Por tanto, entrega sus hijos al hambre, y entrégalos al poder de la espada; y queden sus esposas privadas de hijos y viudas; y sus maridos sean puestos a muerte, y sus jóvenes heridos a filo de espada en la guerra.
22 Óigase el clamor de sus casas cuando de repente traigas tropas sobre ellos, porque han cavado un hoyo para prenderme, y para mis pies han escondido trampas.
23 Pero tú, oh Jehová, conoces todo su consejo contra mí para darme muerte; no perdones su iniquidad ni borres su pecado de delante de tu rostro; sean derribados delante de ti; haz así con ellos en el tiempo de tu furor.