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¿Por qué debo tratar mi cuerpo como un templo?


¿Por qué debo tratar mi cuerpo como un templo?

Nuestros cuerpos fueron creados a imagen de Dios. Son un regalo del Padre Celestial que nos permite experimentar la mortalidad y seguir siendo más como Él. Ese conocimiento influye en la forma en que tratamos nuestro cuerpo y cómo nos sentimos acerca de nuestro Padre Celestial y de nosotros mismos. Cuando tratamos nuestros cuerpos como templos de Dios, obtenemos bendiciones físicas, emocionales y espirituales.

Prepararse espiritualmente

¿Qué bendiciones ha recibido al haber tratado su cuerpo como un templo de Dios? ¿Cómo ha crecido su comprensión de la santidad de su cuerpo al pasar por las experiencias de la vida y observar la vida de los demás?

¿Qué desafíos afrontan los jóvenes a medida que se esfuerzan por tratar su cuerpo como un don sagrado de Dios? ¿Cómo se relaciona la manera en que tratan su cuerpo con el poder del sacerdocio?

Estudie con espíritu de oración los siguientes recursos y pasajes de las Escrituras. ¿Qué le inspira el Espíritu a compartir con los jóvenes?

Génesis 39:1–21; Daniel 1:3–21 (José y Daniel mostraron respeto por sus cuerpos)

1 Corintios 6:19–20; D. y C. 93:33–35 (Somos el templo de Dios)

D. y C. 88:15–16 (El espíritu y el cuerpo son el alma del hombre)

D. y C. 130:22; Moisés 6:9 (Fuimos creados a imagen de Dios)

Gordon B. Hinckley, “Y se multiplicará la paz de tus hijos”, Liahona, enero de 2001, págs. 61–68.

Videos: “El Mustang mormón”, “La castidad: ¿Cuáles son los límites?”

Enseñar a la manera del Salvador

El Salvador amaba a los que enseñaba. Él sabía quiénes eran y lo que podían llegar a ser. Encontró maneras únicas de que progresaran, formas que tuvieran significado para ellos. Cuando tropezaban, Él no los abandonaba sino que seguía amándolos y ministrándolos. ¿Qué puede hacer usted a fin de amar y servir a los jóvenes como lo hace el Salvador?

Permita que los jóvenes dirijan

Un miembro de la presidencia del cuórum (o un ayudante del obispo en el cuórum de presbíteros) dirige la reunión. Él dirige a los demás jóvenes para que deliberen en consejo en cuanto a los asuntos del cuórum, les enseña sus deberes del sacerdocio (usando las Escrituras y el librito Mi Deber a Dios), los alienta a compartir las experiencias que hayan tenido al cumplir con su deber a Dios e invita al asesor o a otro miembro del cuórum a enseñar una lección del Evangelio. Puede prepararse llenando una Agenda de la reunión del cuórum durante una reunión de presidencia.

Comience la experiencia de aprendizaje

Elija alguna de las ideas siguientes, o utilice las suyas, para repasar la doctrina de la lección de la semana anterior y presentar la de esta semana:

  • Recuérdeles a los jóvenes lo que se estudió en la lección de la semana pasada. ¿Tienen preguntas o definiciones acerca de lo que se analizó?

  • Muestre una lámina de un templo e invite a los jóvenes a escribir las palabras que les vengan a la mente al pensar en el templo. ¿Qué es lo contrario a esas palabras? Pida a los jóvenes que compartan lo que se les ha pedido hacer para tratar sus cuerpos físicos como templos de Dios.

Aprender juntos

Cada una de las actividades siguientes ayudará a los miembros del cuórum a comprender que sus cuerpos son sagrados. Siga la inspiración del Espíritu y seleccione una o más que resulten adecuadas para su cuórum:

  • Asigne a cada joven uno de los pasajes de las Escrituras de esta reseña. Invítelos a estudiar los pasajes y a resumir en una oración lo que aprendieron acerca de por qué nuestros cuerpos son sagrados. Pídales que hablen de lo que pueden hacer a fin de mantener limpios su cuerpo y su mente.

  • Invite a cada joven a que lea una sección de uno de los discursos que se sugieren en esta reseña. Luego, concédales unos minutos para que preparen una lección breve sobre la santidad del cuerpo. Aliéntelos a que utilicen una cita del discurso, hablen de las experiencias personales y expresen el testimonio que tengan.

  • Lean como cuórum 1 Corintios 6:19–20 y D. y C. 93:33–35. Pida a los jóvenes que hagan una lista de las maneras en que nuestros cuerpos son como un templo de Dios. Invítelos a analizar algunos de los desafíos que enfrentan para mantener sus cuerpos como un templo. ¿Qué pueden hacer para superar esos desafíos?

  • Divida el cuórum en grupos de dos. Asigne a uno de los jóvenes de cada grupo que lea Génesis 39:1–21 y al otro Daniel 1:3–21 (en el Libro de obras de arte del Evangelio, 11 y 23 se encuentran las ayudas visuales para los relatos). Pídales que busquen cómo José y Daniel mostraron respeto por sus cuerpos y luego que compartan unos con otros lo que hayan encontrado. ¿Cómo pueden seguir los ejemplos de José y Daniel?

  • Invite a los jóvenes a que vean el índice de temas del folleto Para la Fortaleza de la Juventud y determinen qué norma tiene que ver con el mantener limpios la mente y el cuerpo. Divida el cuórum en grupos y pídales que repasen esas secciones y busquen las respuestas a la pregunta: “¿Por qué debo tratar mi cuerpo como un templo?”. Invítelos a compartir lo que pueden hacer para vivir esas normas.

  • Muestre uno de los videos que se sugieren en esta reseña de aprendizaje. Invite a los jóvenes a determinar y analizar las analogías que se presentan en el video para explicar la importancia de mantener nuestro cuerpo limpio. ¿Qué pueden hacer para alentarse unos a otros a vivir las normas que se enseñan en el video?

  • Pida a los jóvenes que se basen en la sección “El modo de vestir y la apariencia” del folleto Para la Fortaleza de la Juventud para contestar preguntas como: “¿Cuáles son las normas del Señor respecto a la modestia?”, “¿Por qué es importante seguir esas normas?” y “¿De qué manera mostramos respeto por la santidad del cuerpo mediante la modestia?”.

Pida a los jóvenes que compartan lo que hayan aprendido. ¿Comprenden mejor el carácter sagrado de su cuerpo? ¿Qué sentimientos o impresiones tienen? ¿Desean hacer otras preguntas? ¿Resultaría útil dedicarle más tiempo a esta doctrina?

Sugerencia para la enseñanza

“Evite intentar enseñarles todo lo que podría decirse en cuanto a un tema determinado. Sus alumnos probablemente ya entiendan algo sobre este tema. Su lección debe suplementar, aclarar y confirmar lo que ya saben” (La enseñanza: El llamamiento más importante, 2000, pág. 112).

Invítelos a actuar

El joven que dirige concluye la reunión. Él podría:

  • Compartir su testimonio acerca de las bendiciones que se reciben al tratar nuestro cuerpo con respeto.

  • Planificar trabajar juntos con los miembros del quórum para completar la sección “La salud física” en Mi Deber a Dios (páginas 31–34).

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