¿Por qué debo tratar mi cuerpo como un templo?
Nuestro cuerpo fue creado a imagen de Dios. Es un regalo del Padre Celestial que nos permite experimentar la mortalidad y seguir pareciéndonos cada vez más a Él. Ese conocimiento influye en la forma en que tratamos nuestro cuerpo y cómo nos sentimos acerca de nuestro Padre Celestial y de nosotros mismos. Cuando tratamos nuestro cuerpo como un templo de Dios, obtenemos bendiciones físicas, emocionales y espirituales.
Prepararse espiritualmente
Estudie con espíritu de oración los siguientes recursos y pasajes de las Escrituras. ¿Qué le inspira el Espíritu a compartir con las jóvenes?
Génesis 39:1–21; Daniel 1:3–21 (José y Daniel mostraron respeto por su cuerpo)
1 Corintios 6:19–20; D. y C. 93:33–35 (Somos el templo de Dios)
D. y C. 88:15–16 (El espíritu y el cuerpo son el alma del hombre)
D. y C. 130:22; Moisés 6:9 (Fuimos creados a imagen de Dios)
Gordon B. Hinckley, “Y se multiplicará la paz de tus hijos”, Liahona, enero de 2001, págs. 61–68.
Susan W. Tanner, “La santidad del cuerpo”, Liahona, noviembre de 2005, págs. 13–15.
“Virtud”, Progreso Personal, 2009, págs. 69–72.
Videos: “La castidad: ¿Cuáles son los límites?”, “195 vestidos”
Compartir experiencias
Al comienzo de cada clase, invite a las jóvenes a compartir, enseñar y testificar acerca de las experiencias que hayan tenido al poner en práctica lo que aprendieron en la lección de la semana anterior. Esto alentará la conversión personal y ayudará a las jóvenes a darse cuenta de la importancia que tiene el Evangelio en la vida cotidiana.
Presentar la doctrina
Elija alguna de las ideas siguientes, o utilice las suyas, para presentar la lección de esta semana:
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Muestre el video “195 vestidos” y pida a las jóvenes que busquen las bendiciones que se reciben al vestir modestamente. ¿Qué le dirían a alguien que les preguntara por qué es tan importante la modestia?
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Muestre la lámina de un templo y pregunte a las jóvenes por qué el templo es tan hermoso y de qué modo es nuestro cuerpo como los templos de Dios. Invítelas a buscar respuestas a la pregunta “¿Por qué debo tratar mi cuerpo como un templo?” a lo largo de la lección.
Aprender juntas
Cada una de las actividades siguientes permitirá a las jóvenes comprender que su cuerpo es sagrado. Siguiendo la inspiración del Espíritu, seleccione una o más actividades adecuadas para su clase:
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Asigne a cada joven uno de los pasajes de las Escrituras de esta reseña. Invítelas a estudiar el pasaje y a resumir en una frase lo que aprendan acerca de por qué nuestro cuerpo es sagrado. Pídales que piensen en cómo Satanás intenta engañarlas en cuanto a estas verdades. ¿Qué pueden hacer para apoyarse mutuamente al tratar de mantener su cuerpo sagrado?
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Como clase, lean, vean o escuchen uno de los discursos que se sugieren en esta reseña. Pida a las jóvenes que piensen en alguien que saben que podría beneficiarse de estos mensajes sobre la santidad del cuerpo (recuérdeles que no deben hablar acerca de las personas de la clase). ¿Qué partes del discurso podrían ser más útiles para esa persona? Invítelas a planificar maneras de compartir este mensaje con la persona en la que pensaron. Aliéntelas a utilizar una cita del discurso y sus propias experiencias personales y testimonios.
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Lean como clase 1 Corintios 6:19–20 y Doctrina y Convenios 93:33–35. Divida a las jóvenes en grupos y pida a cada grupo que haga una lista de las maneras en que nuestro cuerpo es como un templo de Dios. Haga una lista con todas las sugerencias e invite a la clase a analizar algunos de los desafíos que afrontan las jóvenes para mantener su cuerpo como un templo. ¿Qué pueden hacer para superar esos desafíos?
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Divida a las jovencitas en equipos de dos. Asigne a una persona de cada equipo que lea Génesis 39:1–21, y a la otra Daniel 1:3–21 (puede encontrar ilustraciones de estos relatos en el Libro de obras de arte del Evangelio, ilustraciones 11 y 23). Pídales que busquen la manera en que José y Daniel mostraron respeto por su cuerpo y luego que compartan unas con otras lo que hayan encontrado. ¿Cómo pueden seguir los ejemplos de José y Daniel?
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Invite a las jóvenes a consultar el índice de temas de Para la Fortaleza de la Juventud y a determinar qué norma se relaciona con mantener la mente y el cuerpo limpios. Divida a las jóvenes en grupos y pídales que repasen esas secciones y busquen las respuestas a la pregunta “¿Por qué es sagrado mi cuerpo?”. Invítelas a compartir lo que pueden hacer para vivir esas normas.
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Escriba las siguientes preguntas en la pizarra e invite a cada joven a escoger una que le gustaría responder: ¿Cuáles con las normas del Señor con respecto a la modestia? ¿Por qué es importante para mí seguir estas normas? ¿Cómo influye la modestia en nuestra actitud hacia la ley de castidad? Pida a las jóvenes que utilicen la sección “El modo de vestir y la apariencia” de Para la Fortaleza de la Juventud para encontrar respuestas a las preguntas que eligieron e invítelas a compartir lo que encuentren.
Pida a las jóvenes que compartan lo que aprendieron hoy. ¿Comprenden el carácter sagrado de su cuerpo? ¿Qué sentimientos o impresiones tienen? ¿Desean hacer otras preguntas? ¿Resultaría útil dedicarle más tiempo a esta doctrina?
Vivir lo que se aprende
Invite a las jóvenes a que piensen en la forma en que pondrán en práctica lo que han aprendido hoy. Por ejemplo, podrían:
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Comprometerse a hacer cambios en la manera de tratar su cuerpo según lo que aprendieron hoy.
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Completar la experiencia 1 o 2 del valor Virtud del Progreso Personal.