La madre de Ethan murió apenas trece días antes de que él cumpliera doce años.
“Mi amigo Joseph vino a mi fiesta de cumpleaños”, dijo Ethan. “Me dio un regalo, me abrazó y me susurró al oído: ‘Siento lo de tu mamá’. Eso significó mucho para mí; me demostró que era amado y que las personas se preocupaban por mí”.
¿Qué otra cosa lo ayudó? Ethan dijo que servir a los demás fue otra fuente de consuelo.
“Aunque yo estaba triste, otras personas también estaban teniendo problemas”, comentó Ethan. “Los ayudé y eso me hizo sentir mejor”.
Ethan no estaba feliz todo el tiempo, y también es importante comprender eso: que sufrir una pérdida es sano y normal.
“Hubo momentos por la noche en los que lloré”, cuenta. “En esos momentos, me sentí reconfortado cuando acudí al Señor y oré para volver a ser feliz. Recuerdo que pensé que sabía que volvería a ver a mi mamá”.
“Todavía estoy triste porque mi mamá no está aquí”, dijo Ethan. “Pero su fallecimiento no se ha sentido tan definitivo porque sé que podemos resucitar y tener familias eternas. Ese conocimiento realmente me ayuda”.
Puedes leer más acerca de la historia de Ethan aquí, en la revista Para la Fortaleza de la Juventud de agosto de 2023.